El jinete pálido
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Lo de Hércules es una broma, al lado de lo que tiene Trump encima. Aquél debía limpiar los establos de Augías en un día, pero éste (es su impagable mérito) debe torcerle el pescuezo en un debate al “establishment”, que en América es el Partido Demócrata, con su KGB de reporteros (“Times” y “Post”) empotrados en cada bragueta que pasa. De la de Trump, que era un particular, extrajeron un video de groserías proferidas hace once años en la intimidad.
Ese Partido parece el brazo político de una oligarquía financiera (los famosos multimillonarios que lo amamantan) que se mueve en la socialdemocracia (progresismo de palabra y reaccionarismo de obra, de aquí su hipocresía desatada) como pez en el agua, y explica la escandalosa candidatura clintoniana, tan celebrada por los enemigos de América.
En la socialdemocracia, como en los antiguos colegios de monjas, se castiga más la grosería (Trump) que la crueldad (Bill Clinton), y Robert de Niro (¡París, París!), obligado a echar una mano a los Kirchner de Arkansas, se puso el batín y la neurona de Jake LaMotta, y se fue a la TV a “pegarle un puñetazo” a Trump por el método Stanislavski.
Miedo da, porque, no siendo uno Aznar, que en su intimidad no ha hecho otra cosa que hablar “catalán”, o Leopoldo Calvo-Sotelo, que sólo durmió una noche fuera de casa (la del 23-F), ¿quién puede presumir de una intimidad limpia de pecados?
Visto lo de la KGB americana con Trump, habrá que andar por casa como los Bienvenida, cuyo padre, el Papa Negro, los obligaba a “ser toreros” (¡el señorío!) incluso en la intimidad del baño, de modo que podían posar en el inodoro con la misma prestancia que Clint Eastwood cabalga en “El jinete pálido”, y esto se lo oí yo contar a Ángel Luis con la elegante Conchita Cintrón delante.
Como remate a tanta intimidad, la media verónica en un tuit de Kathy Shelton:
–I don’t care if Trump said gross things. I care that Hillary Clinton lied, terrorized, & mocked me, defending my rapist.