Hughes
Abc
Antes de empezar, debería aclarar una cosa. No suelo meterme en asuntos personales, pero creo que es obligatorio que me haga justicia a mí mismo antes de seguir.
No recibo nada del Madrid, nada de las asociaciones o peñas madridistas, ni voy a tertulias. Me reí del mourinhismo cuando se convirtió en una especie de falangismo literario gilipollesco, critiqué la campaña de fichajes del Madrid que dejaba al equipo sin centro del campo, y critiqué a Ancelotti. Es más, siendo partidario de Mourinho escribí en ABC que no merecía la final de la Champions.
A mí el Madrid no me ha dado más que la clave de wifi para entrar a internet y las buenas tardes el de seguridad.
Tampoco considero razonable ir de hincha o de romántico lloroso del fútbol a mis años, cuando el otro día comprobé que me salía una cana de un orificio nasal. ¡Una cana nasal!
Pero claro, me pongo a leer lo de hoy con el Madrid y creo que se ha llegado al absurdo opinativo más absoluto:
1) ¿Qué es eso del jugador-mercancía? ¿He de llorar por De Gea? ¿Indulto la empanadilla que tengo en mi mesa en muestra de solidaridad con Keylor Navas? Los futbolistas se prestan al coqueteo. Firman poderes de representación y normalmente sus ingresos o cotización se eleva con estas promiscuidades. Si no lloro con los mineros de Ken Loach (me he hecho durísimo), cómo voy a sentirlo por los futbolistas. Cuando sale el coqueteo brindan, y cuando no ponen cara de Kunta-Kintes. “Hay un ser humano detrás”, decía alguien ayer. ¡Eso está por ver! Criticar a Ramos por haber jugado con el Manchester, por ejemplo, es una cosa absurda, ridícula. El mercado de futbolistas ha sido siempre así (además tiene gracia que se diga cuando me tiré mis años mozos -qué nostalgia, qué guapo era yo entonces- viendo portadas en las que media Inglaterra iba a fichar a Míchel Salgado, porque Il Due esto e Il Due lo otro. ¡Estaba jugando vilmente con ellos!
2) “Los medios como víctimas”. No, los medios como culpables de sus propias decisiones. Los medios no han sido víctimas en lo de De Gea. Le dan a sus fuentes un peso y deciden. Lo del lunes fue un problema para casi todos los medios, pero la culpa no es más que suya (nuestra, si se me permite incluirme). Era fácil: dar la noticia cuando la LFP sacara la lista de jugadores fichados. Pero se quiere dar la primicia, “adelantarse a los hechos”, esa fórmula horrible, y en esa prisa se asume un riesgo. No es muy maduro señalarse como víctima luego. El que ha sido víctima de su política ha sido el Madrid, que activó las rotativas y ahora recibe la resaca.
3) ¿Qué se critica realmente? Al final de todo, después de analizado todo, lo que se critica es un no fichaje. Algo que en sí mismo tampoco es para tanto. A veces salen y otras no. Es cierto que fue un chasco, que el cruce de comunicados es, como poco, torpe, pero tanto comentario indignado por… ¿no fichar a alguien? ¿Por no ultimar un cambio de jugadores? Las razones para criticar la gestión actual del Madrid no son pocas, pero hablar de bochorno, estupor, ridículo, tratarlo en páginas editoriales, decir que se ha dañado la marca Real Madrid, la imagen del club… esto es exageradísimo.
4) “Esto al Madrid no le pasaba”. Esto lo llevo escuchando yo desde los años ochenta. “Al Madrid estas cosas no le pasaban”. Y probablemente algo tiene de cierto. A partir de cierta edad, el madridismo vive de la nostalgia del señorío de Bernabéu, pero, una pregunta: ¿cómo se fichó a Di Stéfano? ¡Si eso fue el fichaje más raro del siglo! ¡Un fichaje salomónico! A Florentino le gusta mucho el “deadline” (yo creo que hay algo de periodista latente en esa pasión), mandar el fax como se cierra la crónica con el pitido arbitral, y no pasará a la historia por lo del lunes (digamos que es lo contrario de esa noche final de negociaciones por Ronaldo Nazario), pero no es precisamente el asunto que deba abrir su gestión a la crítica. “El Madrid de antes, bla, bla, bla” es un tópico tan gastado como el de que se muere el teatro o la novela. Por esa regla de tres, el Barça debería salir a los campos con un nicab para taparse por el fichaje de Neymar.
5) Con las críticas se ha aprovechado además para volver a un clásico: la demonización del fichaje florentinista. La galaxia otra vez. “Despiadado, de tiburón, sin importarle la opinión del club rival”… Esto es absurdo. Todos los clubes del mundo fichan, el Madrid pagó precios estupendos y las partes ejercieron sus derechos con libertad. Es más, el Madrid ha sido un club al que han vetado como posible comprador por ser quien es. Yo pensaba que esto ya estaba superado. Me recuerda cuando decían que las giras del Madrid por Asia eran imperialistas, grandilocuentes y no sé cuántas cosas más. Meses tardó el Atleti en hacer lo mismo y ahora van todos.
6) El otro día, navegando, leí algo de L’Equipe; decía que el Madrid había perdido la clase. Se supone que por las lágrimas de Casillas, lo de De Gea, o (resulta increíble) lo de Guti. Esto es absolutamente disparatado. Hay que repetirlo: Di Stefano se fue dolido del Madrid. Ya sabemos cuál es la manera de resultar “caballeroso”: el contrato vitalicio (que Calderón llevó a cotas de virtuosismo). Con esos contratos de mil años a tropecientos kilos el Madrid quedaba señor señor, “porque eres un símbolo, y bla, bla, bla, y el Madrid, señor en sus formas, hidalgo de corto, no puede dejar que…”. En fin, la retórica conocida.
7) También me ha divertido leer, como juicio definitivo, como sentencia final, que las redes sociales se han “mofado”. Pero hombre, ¡si se mofan de todo! La función de las redes sociales es ligar (o soñar con ello, al menos), hacerse el sensible con muertes, operaciones, refugiados, cánceres varios; indignarse y mofarse. No hay más. “Se han mofado del Madrid”. Hombre, ¿y cuándo no? Esto es la dictadura del meme, que ya es esgrimido como argumento de valor y juicio. ¡El colmo! ¡La memepollez!
8) Se está exagerando estas últimas horas. Un poco por inercia, otro poco por haber entrado al trapo y sentirse manipulado, otro poquito por las ganas, muy legítimas, que se le tienen a Pérez, pero no creo que el Madrid haya dañado taaanto su imagen por no hacer un fichaje. Porque el fichaje, los fichajes, si no se han hecho es porque la voluntad de hacerlos no era definitiva. Es más, lo que menos me gusta de todo el enredo es que el Madrid saliera con su comunicado. Debería haber mantenido el silencio. Ese silencio estoico y madridista puro, ese martirio comunicacional que ya es otra forma de madridismo.
9) La gestión de la portería del Madrid es un desastre y un culebrón y lo viene siendo desde hace años. Navas no es Neuer, por muy majo que sea. Este asunto es el quid de la cosa.
10) Cuando lo de De Gea estaba pasando yo me acordaba de un clásico del fútbol veraniego: los flecos. ¡Qué desacato de todos a los flecos! Porque no fuimos respetuosos, los mismos clubes no lo fueron, con esa cláusula de prudencia, de respeto por el burocratismo de un fichaje que es el fleco. Se daban por hecho los flecos, pero la realidad era que no. ¿No hubo nadie que preguntara: y los flecos? Era un fichaje sin flecos, en realidad. Estaba hecho. ¿Estaba inventando Florentino el fichaje inminente, sin demora de negociaciones y minucias contractuales?
Los que se están riendo de lo lindo ahora son ellos, a los que imagino como una caricatura, como un dibujo animado.
No se quería contar con ellos y al final han impuesto la eterna realidad, imbatible, del tópico futbolero: el fichaje tiene flecos.
Florentino estaba inventando el fichaje express, sin negociación, con acuerdos limpios, rápidos entre partes.
Nadie dijo “faltan los flecos”, pero esos flecos son lo que le cuelga al fichaje, las partes humanas, los rencores, asperezas, los milloncejos finales, las comisioncillas de las comisioncillas, la palabra bonita, el no te olvidaré, qué sé yo. Los flecos son el rastro de manufactura del fichaje, lo manual, la rúbrica, ¡el cordón umbilical y su nudo!
Y flecos no hubo… ¿pero podía haberlos con un señor como Van Gaal?