jueves, 24 de septiembre de 2015

Saduceos



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Los saduceos eran una secta de judíos famosos por sus trampas a Jesús. Por ejemplo: si una mujer tiene siete esposos, en la resurrección, ¿quién será su marido? Y así.

¡La trampa saducea!

Viendo la boda de Maroto (de la boda de El Escorial a la boda de Maroto, se hacía de cruces Hughes), una opositora del Estado que trabaja de camarera en un catering de bodas me puso una trampa saducea:

En una boda gay, ¿a qué novio se sirve primero?
Es la clase de trampa que los comunicadores ponen a Rajoy: “Si Cataluña se separa de España, ¿los catalanes serán españoles?”

Nadie en la “República de trabajadores” (aquella majadería constitucional del socialista Araquistáin) preguntó a Azaña si eran españoles los rentistas y los parados.

Rajoy no es Cánovas (sólo otro epígono), famoso por su “son españoles los que no pueden ser otra cosa”. Y la verdad es que unos catalanes separados sólo serían lo que el propio Cánovas dijo, ceceando, de los franceses: “Unoz ezpañolez con dinero”.

Ahora que todos los liberales citan, sin saberlo, a un José Antonio que citaba a Ortega (“España es varia y es plural, pero sus pueblos varios, con sus lenguas, con sus usos, están unidos irrevocablemente en una unidad de destino en lo universal”, decía en el Cine Madrid en mayo del 35), hay que decir que fue Cánovas el primer animador de los nacionalismos (para chinchar a los “carlismos”), y tras de Cánovas, Primo, la República, Franco, Suárez, Gonzalón, Aznar, Zetapé… y Rajoy, víctima de los saduceos de salón.
En un siglo, sólo un socialista afeó desde el españolismo el entreguismo de Madrid: Prieto (abrazado por José Antonio).

Pues Leguina bien que defiende la Constitución.

Pero es la Constitución que ya prohibía el mandato imperativo cuando Leguina votó a la orden todo lo de Zapatero.
Menos psicología y más historia, pide Gustavo Bueno a los saduceos. ¿Cómo querer a España, si nada se sabe de ella? El españolejo conoce, si acaso, su barrio, y eso defiende.