Abc
La mayor conquista cultural de Europa en el siglo último fue la cheká, que es todo lo que queda del XX en el XXI.
–Amigo Félix, / cuando llegues al cielo, / hazme sólo un favor… –cantaban Enrique y Ana a la memoria del burgalés Félix Rodríguez de la Fuente.
Pero el Félix que ha perdurado (en la política, en la cultura, en la universidad) es el polaco Edmúndovich Dzerzhinski, creador y primer presidente de la cheká, sin cuya hegemonía cultural hoy no se entendería en España nada, ni siquiera que el delegado nacional de educación física y deportes, Cardenal Carro (un Juan Gich para ricos) y el ministro de educación, cultura y variedades, Méndez de Vigo (un Donald Trump para pobres) riñan a los españoles que silban (“¡el silbo es la prolongación viva y palpitante de la ilusión adolescente!”) al defensa central del Combinado Autonómico Gerard Piqué.
Un magno escritor… leonés… ha llegado a la conclusión de que esos españoles silban porque “creen que sus ideas han de ser compartidas por todos los demás, que es lo característico del fascismo”, y aquí tenemos ya la palabra mágica.
Sin fascismo, desde luego, no vamos a ninguna parte.
Los chekistas encajaron la "propaganda antisoviética" al artículo 58, párrafo 10. ¡Un artículo universal!
–Queda bien con todo –dice un personaje de Yuri Dombrovski–. Uno ha hablado media hora con alguien, éste da el chivatazo, añade una palabra, quita otra, eso es todo. Envían el “cuervo” y te arrestan. ¿Mantener la boca cerrada? Acabarás por soltar algo. Un día leerás un libro, te preguntará un amigo y dirás que no está mal. O irás al cine, te preguntará otro amigo y dirás que la película era aburrida. ¡Estás perdido! Por una parte, habrás elogiado a una literatura enemiga; por otra, habrás calumniado el arte soviético del Partido. No es más que el comienzo.
Denunciaban maridos, mujeres, amantes, vecinos, padres, hijos; denunciaba quien esperaba a obtener una vivienda, un joven, una mujer bella; denunciaban los esquizofrénicos porque creían que lo que pensaban era verdad; a veces la gente incluso se denunciaba a sí misma, asustada de sus propios e inopinados pensamientos nocturnos. A veces…
En el fútbol, al parecer, por la parte de León y de Asturias, todavía quedan aficionados que ignoran “la inmensa fuerza liberadora del desprecio” y que silban si ven vestido de español a un activista del separatismo catalán, lo cual constituye fascismo del peor, y el gobierno se ve obligado a aplicarles el artículo universal, ese artículo 58 (párrafo 10) que combate a la propaganda… pro-española.
El Combinado Autonómico de Del Bosque representa el consenso del artículo 58. Un chiringuito español que no puede llamarse español y se llama “la Roja” (una solución del Sabio de Hortaleza) para quitar de malos ratos a los Piqué de “Guanyarem” (Guardiolas, Xavis, Capdevilas, Sergis…) que gustan de estar al plato y a las tajadas. “La Roja” necesitaba de “Guanyarem” para ganar y “Guanyarem” necesitaba de “la Roja” para cobrar.
El único personaje decente en este mundillo ha sido José Ignacio Fernández, Nacho, defensa del Compostela de Caneda, que, “por ideas”, dijo “non me interesa xogar con Espanha”, aquella España de Clemente. Pero Nacho, ay, era gallego y los del 58 lo madrugaron.
LOUIS CK, GERRARD Y MARI TRINI
Benítez, el paleto que cada día se parece más (físicamente) a Louis CK, está haciendo un equipazo con las “hors-d’oeuvre” de Ancelotti, el verdadero comilón, que vino de chef y resulta que por su cuenta sólo sabía hacer “spaguetti”. Benítez ha puesto un portero competitivo en la portería y mucho trabajo táctico en el centro del campo, que es de lo que sabe, como lo reconoce en su biografía Steven Gerrard, ahora jugador de Los Angeles Galaxy, con una metáfora inquietante (“Benítez fue el mejor táctico con el que trabajé, pero éramos como el fuego y el hielo”) que en España sólo se atrevió a desgranar Mari Trini: “Cuando la lluvia cae/ se funde el hielo / y cuando me acaricias, / se queda el fuego…
Benítez, el paleto que cada día se parece más (físicamente) a Louis CK, está haciendo un equipazo con las “hors-d’oeuvre” de Ancelotti, el verdadero comilón, que vino de chef y resulta que por su cuenta sólo sabía hacer “spaguetti”. Benítez ha puesto un portero competitivo en la portería y mucho trabajo táctico en el centro del campo, que es de lo que sabe, como lo reconoce en su biografía Steven Gerrard, ahora jugador de Los Angeles Galaxy, con una metáfora inquietante (“Benítez fue el mejor táctico con el que trabajé, pero éramos como el fuego y el hielo”) que en España sólo se atrevió a desgranar Mari Trini: “Cuando la lluvia cae/ se funde el hielo / y cuando me acaricias, / se queda el fuego…