sábado, 19 de septiembre de 2015

Constantinopla



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Renacimiento pone en la calle “Constantinopla”, con todas las “crónicas turcas” (más el regalo de su viaje al Perú) de Julio Camba.

Cuando yo estaba en Madrid, creía que todos los turcos salían de la Guindalera y de los Cuatro Caminos para vender pieles en la Puerta del Sol.

Muchos madrileños participaban de la misma creencia, y para ellos, dice, Turquía es una invención industrial destinada a acreditar sus pieles, “así como Tarrasa es una realidad de la misma índole, destinada a desacreditar los paños”.

Camba viaja (“viajar es el más triste de todos los placeres”) a Constantinopla con Sarah Bernhardt en el “Senegal”, país, ay, donde piensa exiliarse Luis Llach si a “Madrit” le sale mal el pasteleo independentista con el Pueblo Elegido.

La misión de Camba era contar a sus lectores la “europeización” (por la “europeización” de España casi llegan a las manos Ortega y Unamuno) de Turquía, pero…
–…Europa no tiene fuerza ninguna de europeización. No tiene ningún ideal expansivo con el que pueda influir al mundo. El único poder idealista con que hubiera podido Europa penetrar al mundo era el anarquismo, y el anarquismo ha fracasado.
El lector de “Constantinopla” hallará más luz (¡y más actualidad!) sobre Españas, Cataluñas, Transiciones y Constituciones en estas crónicas de Camba que en todo el periodismo contemporáneo, pues Camba tiene lo que nadie encontrará ya en ningún rincón de Europa, que es el sentimiento y la clarividencia (¡el conocimiento!) de la libertad política, sin majaderías ni cursiladas.

No pretendo conmover a nadie. La misión de conmover es misión de misioneros. Al periodista le basta con informar. Y yo haré mi comentario de la actualidad con el pretexto de influirla, pero me daré por satisfecho si consigo amenizarla.
Hoy, la visión española de la política es estrictamente futbolera, y uno todavía no sabe de profesor o periodista que, puesto en el aprieto, acierte a dibujar la democracia representativa.