Pepe Cerdá
Ya estoy en la Galeria. Mi galerista parece contento con los cuadros. Ahora los estä colgando. Estoy escribiendo con un teclado de ordenador suizo que no me deja poner los acentos, pido disculpas. Los cuadros aquí son muy distintos. Puedo ver la Gasolinera de Villamayor, el depósito de agua de Bugnales ( no hay egne en el teclado), los monegros incendiados, representados al óleo en los cuadros. A través de los enormes ventanales de la galería veo una fuente artesonada y policromada como si de un enorme reloj de cuco se tratase. Es la fuente de la calle Spalenvorstad, al lado de la Spalentor, una antigua puerta de la Basilea mediaval. Le agradezco al escritor catalan Josep Pla el haberme ensegnado a pintar. Es él el que me mostró que no se puede ser otra cosa que un ser paisajístico y local. Que de lo único que tenemos cierta competencia es sobre nuestro entorno más cercano. Por esto sólo la inocente mirada de un paleto puede ahondar en la sustancia de las cosas. El depósito de agua de Bugnales, el pueblo donde nací y despues pasaba todos los veranos, lo ví construir y hasta que se termino se iba a buscar el agua a la fuente a varios kilómetros con un carro de mano. Los recipientes para el agua eran cántaros que se tapaban con un pagno para que se conservase fresca. Cántaros idénticos a los utilizados hace milenios. El enhiesto depósito de hormigón significaba la llegada del agua corriente. Por eso lo he pintado. Por eso está hoy en Basilea. Por eso lo va a ver la flor y nata del arte mundial que se da cita esta semana para acudir a la feria de arte más importante del mundo: Artbasel. Lo he pintado porque lo he sentido, porque lo he visto y porque soy competente para hacerlo. Salud.
Ya estoy en la Galeria. Mi galerista parece contento con los cuadros. Ahora los estä colgando. Estoy escribiendo con un teclado de ordenador suizo que no me deja poner los acentos, pido disculpas. Los cuadros aquí son muy distintos. Puedo ver la Gasolinera de Villamayor, el depósito de agua de Bugnales ( no hay egne en el teclado), los monegros incendiados, representados al óleo en los cuadros. A través de los enormes ventanales de la galería veo una fuente artesonada y policromada como si de un enorme reloj de cuco se tratase. Es la fuente de la calle Spalenvorstad, al lado de la Spalentor, una antigua puerta de la Basilea mediaval. Le agradezco al escritor catalan Josep Pla el haberme ensegnado a pintar. Es él el que me mostró que no se puede ser otra cosa que un ser paisajístico y local. Que de lo único que tenemos cierta competencia es sobre nuestro entorno más cercano. Por esto sólo la inocente mirada de un paleto puede ahondar en la sustancia de las cosas. El depósito de agua de Bugnales, el pueblo donde nací y despues pasaba todos los veranos, lo ví construir y hasta que se termino se iba a buscar el agua a la fuente a varios kilómetros con un carro de mano. Los recipientes para el agua eran cántaros que se tapaban con un pagno para que se conservase fresca. Cántaros idénticos a los utilizados hace milenios. El enhiesto depósito de hormigón significaba la llegada del agua corriente. Por eso lo he pintado. Por eso está hoy en Basilea. Por eso lo va a ver la flor y nata del arte mundial que se da cita esta semana para acudir a la feria de arte más importante del mundo: Artbasel. Lo he pintado porque lo he sentido, porque lo he visto y porque soy competente para hacerlo. Salud.