miércoles, 3 de febrero de 2010

LA ROSA DEL AZAFRÁN



F. J. Gómez Izquierdo

A la entrada de los Montes de Toledo según, se viene desde Ciudad Real, nos encontramos con Piedrabuena, pueblo muy aficionado a los toros y donde tengo muy buenos amigos. Me suelo juntar con ellos en el Restaurante, Bar y Hotel Cuatro Caminos, "paraero", mentidero y templo de lo que acontece en las plazas de toros y en el Vicente Calderón.

Emilio, un Séneca que fuma Celtas y bebe tinto, habla más de toros que de toreros, y cada año va cuatro o cinco veces a Las Ventas a reñir a los del 7, hilando entendidas filosofías que mi ignorancia taurina no comprende. Mi compadre Paco, más taurino que atlético, y que me dice que a Manzanares el joven le dan poca bola, encontró la figura que han intentado buscar los comentaristas del fútbol para definir a Guti.

Mi compadre Paco vive en Piedrabuena, pero nació en la Villa de don Fadrique, pueblo manchego donde al parecer encontró nueva novia don Felipe González Márquez y en el que se cultiva el azafrán. Las pesas que se ven en las fotografías son las utilizadas para pesar la costosa especie y mi compadre las heredó de sus bisabuelos. A Paco, un ecologista sin "márquetin", le gusta el fútbol y lleva diez años diciendo que Guti es uno de los mejores futbolistas de España.

-Tiene más clase que Zidane, pero es como la rosa del azafrán.

Cada flor del azafrán tiene tres hebritas y se necesitan 85.000 flores para hacer un kilo.
Así es Guti. Una tarde enseña toda la cosecha, pero se tira tres meses desesperando al madridismo y dando argumentos a los que le desprecian. Todos los que desde el domingo no encuentran adjetivos para repartir alabanzas, le pondrán a caldo cuando tuerza el gesto y se pelee con la galaxia. Guti es un artista, un exquisito, un fuera de serie, la zurda más elegante de España y pudiera ser que de Europa... pero en la cabeza de Guti parecen anidar esas bandadas de chorlitos que llaman mucho la atención pero que son incapaces de hacer nido consistente.

La rosa del azafrán se cosecha a finales de octubre ó principios de noviembre. Florece de madrugada y debe permanecer el menor tiempo posible en el tallo, pues se marchita y las hebras pierden color y aroma. Mi compadre Paco dice que a las diez de la mañana ya hay que dejar de recogerla, pues, a poco calor que haga, la flor ya no tiene lo que hay que tener.
Guti tiene todo lo que debe tener un futbolista, pero aún no ha habido entrenador que se lo sepa sacar de continuo. Quizá... Schuster...