La mujer, al salir de la juventud, pasa de la contemplación desinteresada de las cosas concretas a las generalizaciones, de la pasividad del instinto a la actividad intelectual que todo lo ata y desata.
Al principio es sólo ideal espectadora de la vida, en tanto que nosotros, al contrario, comenzamos por ser teorizantes impenitentes y dados a todo género de abstracciones, y con los años asistimos a la bancarrota de nuestras ideologías.
Así, pues, en ellas es más espontáneo el desenvolvimiento de las facultades intelectuales, más natural y libre la historia del espíritu. Tienen sobre nosotros la superioridad de quien alcanza sus conquistas por modo más lento y suave.
En los hogares firmemente edificados se descubre en la esposa mayor comprensión para todo que en el marido, más hondo sentido de los ritmos misteriosos de la vida. Él es a su lado un instrumento de allegarse medios para subsistir, un ser con funciones bien definidas; y tiene nada más la importancia transitoria del macho en ciertas especies zoológicas de que nos hablan los naturalistas.
DE FUSILAMIENTOS / JULIO TORRI