CON LOS ZAPATOS EN LA VENTANA
Ya sabemos que los reyes son los padres, pero hoy es el día de poner los zapatos en la ventana. Mas la ventana ha de ser como ese escaparate de la sevillana calle Cuna, donde un muñeco pastorea seis perrillos seis que la magia de la noche convierte para nuestra imaginación en la corrida que Canorea había comprado para El Emo de Galapagar y que en esta noche se la llevan con viento fresco de La Maestranza a La Malagueta, mientras don Salvador Boix acaricia nuestras orejas con su dulce caramillo.
-¿Sabe usted lo único que el público francés respeta? -le dijo Cocteau a Ruano-. Al que toca la flauta, por ejemplo, porque él no sabe tocar la flauta.
Ignacio Ruiz Quintano