TODOS SOMOS LLAMAZARES
El FBI le ha tomado el pelo a Llamazares (no tendrían a mano la peluca de Carrillo) para hacer unas risas y Madrid se lo toma a la afición para hacer un flamenquito. Hablamos de Resurrección y Beneficencia. La primera ha quedado como piñata de la oportunidad del pobre -el año pasado Talavante, y éste, Luque-, y la segunda, como flamenquito para el petardeo de las cotorruelas de la capital. Yo estaba con Márquez cuando el padre de Luque le pagó un cortado en Pozuelo (parece una jota navarra: "Pagué un cortado en Pozuelo" por "Compré una mula en Tafalla", etcétera), así que no diré nada de Resurrección. Beneficencia es otra cosa, con Morante y Cayetano. ¿Cayetano? ¿El del desplante al toro echado -echado como una mula vieja- de Arévalo? ¡Ufff! De los bichejos que en esa tarde salgan por el toril venteño ya nos hacemos cargo. En fin, que el flamenquito de Beneficencia está bien pensado: Morante pone la barbilla, Cayetano pone la patilla, Curro Vázquez pone la gorra y Choperita pasa el cepillo. Y las batas de cola -por culpa de los peperos, Madrid empieza a ser una plaza de bata de cola-, hala, a pegar aletazos con la cadera, que las manos las tendrán rotas de palmear. La gracia es que, entre Morante y Cayetano, quieren colar a Luque, que será el espada de la terna elegido para destinar sus honorarios a la caridad.
Ignacio Ruiz Quintano