EL GASPAR DE RODIN
Cuando ya no lo esperaba, Gaspar Llamazares ha gozado de los quince minutos de gloria que Andy Warhol vaticinó a todos los mortales, y se lo debe a Obama, que le ha tomado el pelo para poder jugar a Ben Laden en la oficina del FBI. Llamazares bien podría exigir una idemnización, pero Llamazares es un Manolo del Bombo de Obama, y en su biografía no cabe otra incoherencia. Doctorado en La Habana -o sea, un doctor Mateo, pero sin miedo a la sangre-, Llamazares ha corrido el riesgo de ser deportado a Guantánamo, el único rincón de Cuba donde todavía se sirven tres comidas al día. Se confirma que Zapatero aprovechará el Desayuno de Oración en Washington para dar gracias al Señor por que la deportación no se haya producido. No queremos ni pensar cómo estarían hoy de pancarteros las calles de Madrid en defensa del pobre Llamazares, si en la Casa Blanca estuviera Bush, y en La Moncloa, Aznar.
Ignacio Ruiz Quintano