UN PELOTÓN DE SOLDADOS
La noche en que tembló Haití compartía yo en Madrid una chuleta de Ávila con Manuel Martínez Cascante, que al día siguiente volaba a su puesto de corresponsal de Abc en México. Y hablamos mucho de Logroño, su pueblo, y de Haití, sin saber lo que estaba pasando. Ahora él está en Puerto Príncipe, y nos cuenta, aliviado, cómo un pelotón de marines ha hecho lo que dijo Spengler, salvar la civilización poniendo orden en el caos que nueve mil tiorros de la Onu al mando de Lula tenían montado allí, y así llevaban ocho días. Lula ha hecho el ridículo en Honduras con su amparo diplomático a ese Dr. Rosado de todo a cien que atiende por Zelaya, y ha hecho el ridículo en Haití con su inepcia para establecer la logística que precisa la ayuda humanitaria. Este Lula debe de ser de la escuela del general español Julio Rodríguez, ése que no sabe contestar si lo de Afganistán es una guerra. Pero la bula de Lula es su simpatía, que le ha valido incluso la organización de unos Juegos Olímpicos.
En el mundo del taurineo, el único que ha echado "la pata alante" por Haití ha sido Castella (o los Lozano, que oyen crecer la yerba), que en mayo matará en Francia seis toros a beneficio de los damnificados del terremoto. Gran sacrificio el del torero y gran sacrificio el de quienes vayan a verlo: ahí es nada, Castella pegándoles pedresinas a seis toros en fila india. Y luego, ¿a quién entregará la recaudaciuón, a Obama, que es el amo de los marines, o a Lula, que es el amo de los zánganos de la Onu?
Ignacio Ruiz Quintano