Siendo ella muy niña, una noche llegaron los milicianos a su casa de la Cuesta de San Vicente y se llevaron a su padre. Jamás le volvió a ver. Jamás usó esa penosa circunstancia ni para obtener ventajas personales de ningún tipo ni como excusa para albergar odio en su corazón generoso, que esta mañana se detuvo.
Séate la tierra leve.
De J. R. M.
Séate la tierra leve.
De J. R. M.