José Ramón Márquez
Me cuenta la aficionada C. que los de una asociación llamada El Refugio presentaron en la Asamblea de Madrid, este tiempo atrás, una proposición o escrito para promover la abolición de las corridas de toros en Madrid y provincia, que clama al cielo la de corridas que se dan aquí sin que nadie haga nada.
Uno, que de protección de los animales no tiene mucha idea, aparte de la protección que altruistamente brinda cada día a unos cuantos de los de dos patas, recurre al viejo Google para ver qué es eso de El Refugio. Por lo que pone, creo que son algo así como lo que antes era la Sociedad Protectora de Animales, que cuando nacía una camada de perros chuchos callejeros los llevábamos allí para que los sacrificasen; eso, cuando había perros por las calles y no estos perritos señoritos de ahora, que el otro día vi en la calle uno con botitas y todo. La diferencia de estos con aquellos de la Protectora es que estos, al parecer, nada más que sacrifican animales cuando aparecen las consabidas ‘razones humanitarias’ (sic), que por lo visto valen lo mismo para un gato de angora que para un ciudadano del tercer mundo.
Y, como siempre, a nosotros qué más nos da lo que hagan esos benefactores de los perros o los gatos o los loritos o lo que tengan en el Refugio. Vamos, que nos da lo mismo si los crían como si los matan, pero que si a esos señores les da satisfacción cuidarles, pues a nadie le puede molestar que ellos le den esa alegría a su cuerpo, aunque digo yo que con cuatro millones de parados y con la banda que anda en tan malas condiciones por algunos barrios, igual era algo más humanitario preocuparse de los semejantes, pero ésa es otra historia.
Creo que iniciativas como ésta que comentamos sólo sirven, en realidad, para que se den publicidad gratis los que las promueven, si prosperan, que en este caso al parecer no prosperó la cosa por un defecto formal. De todos modos, y ya que les preocupan tanto los animales ¿por qué es que no se ocupan de los pobres toros abandonados? ¿Acaso no son también animales desvalidos? Si quieren, ahí tienen para ir empezando, la corrida que le trilearon a José Escolar en Zaragoza, la que se tuvo que comer con patatas por los líos de los despachos, seis toros abandonados a su suerte. Digo yo que esa corrida se la podían llevan al Refugio ése, y allí la protegerían, le echarían de comer habas y luego la sacarían a pasear por el campo junto a los perrillos y los gatos, unos ladrando, otros maullando, todos tan felices en el Shangri-La de los animalitos, como ejemplo vivo de tolerancia animal. Y luego, cuando refrescase, ¿habría alguien allí para ponerles unas botitas a las pezuñas de los Albaserrada, o para echarles una mantita por el lomo?