sábado, 13 de octubre de 2018

Sí (y no)



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Para obtener el sí comunista al Presupuesto socialista, los socialistas han tenido que aceptar el sí sexual del amor comunista. ¡Amor y dinero! ¡Como en las peores pesadillas de la moral burguesa!
    
Bajo Stalin, según nos cuenta Dombrovski en “La facultad de las cosas inútiles”, la violencia doméstica tenía motivación ideológica: el esposo mataba a la esposa sólo porque ésta, buena soviética, había desenmascarado al farsante burgués que se escondía en el esposo. Bajo Pablemos, en cambio, el amor busca la perfección que, según el poeta Al-Sari Al-Siqti, glosado por Ullán, sólo llega cuando el amante le dice al amado “¡Oh yo!”.
    
Uno se imagina antes a Pablemos diciendo a su amante “¡Oh yo!” que azotándolo hasta sangrar, como era su fantasía con Mariló Montero. El liderazgo de Pablemos se basa en decir a todos “¡Oh yo!”. Sin látigo: lo bloquea el miedo que tiene a que le quiten el látigo y le repasen el lomo a él. Por eso hace tan buena pareja con Sánchez. Pablemos dice: “¡Oh yo!” Sánchez oye “yo” y cree que es “él”. Y ya está contento. De ahí que estos dos tiranillos de la trona acostumbren verse después de almorzar, pues el almuerzo, decía Pemán, produce benevolencia, y el ministro del almuerzo es la mitad del ministro de desayuno.

    –Lo que queda de un alto cargo público a las tres de la tarde es como un gran deseo de complacer y decir que sí a todo para poder irse a descabezar siquiera una horita de siesta.
    
En el caso del presidente que nadie ha votado, un “voletío” en el Falcon, que no sé por qué no le dejan un libro de instrucciones a mano para que lo plagie y marche solo a hacer el Saint-Exupéry en el Sahara.
   
 En fin, que el amor conyugal pasa a ser amor de Estado. Sólo hay que invertir los géneros en la fórmula de “Don Angelo”. Ella (que ahora es él): “¿Hacemos una fiesta?” Él (que ahora es ella): “Hoy no nos vamos a animar” (negativa); ó “¿Cuánto?” (afirmativa), pregunta retórica teniendo en cuenta que la tarjeta es black, con la garantía del Estado.