Ignacio Ruiz Quintano
Abc
España es como un bote lleno de agujeritos en el que unos cuantos meten la pajita para sorber, dándose la circunstancia de que siempre son los mismos.
La imagen salió de don Santiago Bernabéu, que mataba los ratos libres que le dejaban las cuentas del Real Madrid en su libreta de hule jugando a la politología literaria, como los columnistas.
–Chupan y chupan y no se cansan de chupar. A lo sumo, para disimular, lo que hacen es darle una vueltecita al bote y cambiar el agujero, pero nada más –explicaba a Martín Semprún (“La Causa”) Bernabéu, para quien las dos Españas machadianas resultaban, sobre falsas, cursis.
Sus dos Españas eran: “Una, la de los que tienen lo justito para vivir y j… lo mínimo porque no les quedan ganas para nada, pues están siempre sin un duro, tiesos como algarrobos retorcidos; y la otra, la de los que están montados y j… a todo dios, menos donde tienen que meterla, y viven de lo que trabajan los demás, llevándoselo muerto”.
Estas pepitas politológicas dan para entender el griterío del Consenso contra Vox y la jarana del puterío juntero en Andalucía, ese Decamerón de “los montados” en el Don Angelo (¡Fiesole!) con el dinero de los “algarrobos retorcidos”.
¿Cuál es la revolución de Vox? ¿Reclama, al fin, para los españoles las tres condiciones democráticas requeridas: representativa de la sociedad, electiva del gobierno y divisoria del poder? No. Y, sin embargo, tiene a los del Consenso labiando como la niña del exorcista. ¿Por qué? Por necesidades de la impostura consensual. Abascal, aspirante a cuota en el Estado de Partidos (que sustituye la representación por la integración de las masas en el Estado), viene de la mano de Ortega Lara, y eso siempre restará votos a Casado, que va de la mano de Maroto, cuyo discurso de Gettysburg cabe en medio tuit:
–El país vasco tuvo una falta de libertad que ya hemos superado. ¡Pelillos a la mar!
Casado es del Consenso, y Abascal, en cambio, abriría otro agujero en el bote, un colador.