Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Ayer vi a la castañera en una esquina del Bernabéu.
Va uno al Bernabéu a mercar una camiseta de Lucas Vázquez, el Colibrí de Curtis, y al salir, en lo que esperas un taxi (que están todos atrapados en el garlito municipal de Carmena, la Varvara Petrovna de “Los demonios” madrileños), te llevas un cucurucho de castañas asadas.
También el gobierno que no ha votado nadie tiene castañera: se llama Tezanos, lo llaman Tenazas y es el Caballero de la Tenaza, que al irse a acostar, antes de dormir, se llega, nos dice Quevedo, al talegón vacío que tiene colgado a la cabecera de su cama por calavera de los perdidos, con rótulo que dice: “Tú, que me mira a mí / tan triste, mortal y feo, / mira, talegón, por ti, / que como te ves me vi, / y veráste cual me veo”.
Tenazas es sociólogo de la Complutense y dice “yo soy un científico” como Jacinto Grau decía “yo soy un genio”. Y además de un científico (el otro sería Echenique), un político. ¡El político y el científico! De hecho, en el periódico global posa de Max Weber. Y su ciencia le ha dado para ser toda la vida la castañera de Guerra hasta que Sánchez lo colocó de castañera del gobierno que nadie ha votado. ¿Por qué? Porque, como buen Caballereo de la Tenaza, Tenazas ha dado con el secreto para ahorrarse las elecciones: el CIS, que, por cuatro duros (comparado con unas elecciones), expresa adecuadamente la voluntad general de la nación.
La voluntad general de Rousseau era infalible, pero la de Tenazas también. Y si no, tampoco pasa nada. La voluntad general (soporte doctrinal de toda dictadura) se entiende como querida por todos, y si alguien no la quiere será culpable de no obedecerla.
¿Quién interpreta la voluntad general en España, si no se vota? La castañera de Sánchez, Tenazas, en el periódico gubernamental, hijillo intelectual del prestigioso “New York Times” que ahora hace dos años hizo su inmortal anunciación: “Our presidential forecast, updated. Chance of winning: Hillary, 93%. Trump, 7%”.
Abc
Ayer vi a la castañera en una esquina del Bernabéu.
Va uno al Bernabéu a mercar una camiseta de Lucas Vázquez, el Colibrí de Curtis, y al salir, en lo que esperas un taxi (que están todos atrapados en el garlito municipal de Carmena, la Varvara Petrovna de “Los demonios” madrileños), te llevas un cucurucho de castañas asadas.
También el gobierno que no ha votado nadie tiene castañera: se llama Tezanos, lo llaman Tenazas y es el Caballero de la Tenaza, que al irse a acostar, antes de dormir, se llega, nos dice Quevedo, al talegón vacío que tiene colgado a la cabecera de su cama por calavera de los perdidos, con rótulo que dice: “Tú, que me mira a mí / tan triste, mortal y feo, / mira, talegón, por ti, / que como te ves me vi, / y veráste cual me veo”.
Tenazas es sociólogo de la Complutense y dice “yo soy un científico” como Jacinto Grau decía “yo soy un genio”. Y además de un científico (el otro sería Echenique), un político. ¡El político y el científico! De hecho, en el periódico global posa de Max Weber. Y su ciencia le ha dado para ser toda la vida la castañera de Guerra hasta que Sánchez lo colocó de castañera del gobierno que nadie ha votado. ¿Por qué? Porque, como buen Caballereo de la Tenaza, Tenazas ha dado con el secreto para ahorrarse las elecciones: el CIS, que, por cuatro duros (comparado con unas elecciones), expresa adecuadamente la voluntad general de la nación.
La voluntad general de Rousseau era infalible, pero la de Tenazas también. Y si no, tampoco pasa nada. La voluntad general (soporte doctrinal de toda dictadura) se entiende como querida por todos, y si alguien no la quiere será culpable de no obedecerla.
¿Quién interpreta la voluntad general en España, si no se vota? La castañera de Sánchez, Tenazas, en el periódico gubernamental, hijillo intelectual del prestigioso “New York Times” que ahora hace dos años hizo su inmortal anunciación: “Our presidential forecast, updated. Chance of winning: Hillary, 93%. Trump, 7%”.