jueves, 11 de octubre de 2018

El prestigiador

César Augusto


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Perico Sánchez no va al Senado a defender su tesis doctoral por prestigio.

–Quiero prestigiar el Senado.
Prestigiador, en buen español, quiere decir que causa prestigio, o sea, engaño, ilusión o apariencia para embaucar a la gente, con lo cual “prestigiador” se nos queda en “persona que con habilidad y artificios engaña a la gente”, y así estará la cosa hasta que el cambio llegue a la Academia con Cebrián, el fray Gerundio de Arias, que quiere ser director para imponer una “prosa de Estado” y que todos escribamos “clítorix” con equis de México y “prestigio” con pe de Perico (Sánchez).

Después de prestigiar el Don Angelo con las “black” de la Junta Andaluza, el socialismo carpetovetónico quiere prestigiar el Senado con la tesis de Sánchez.
De lo de las “black” no sé yo qué diría don Ángel, el fundador, un señor de Bilbao, especie de Cocteau con caniche desmayado y elegante traje negro, nacido por y para la Ópera.
Y con las tesis de Sánchez nos pasa lo mismo que a Carmen de Burgos, Colombine, le pasó con el pobre Jacinto Grau:
Yo le cogí unos plagios y él me amenazó con los tribunales… porque hacía daño a su prestigio. ¡Ah, su prestigio! ¡Qué risa!
Y recitaba (lo hacía ante el peruano Alberto Guillén) el estribillo de las gentes del teatro: “¿Grau? ¿Grau? ¡Teatro cerrau! ¡Teatro cerrau!”

Yo de Sánchez, exigiría a mis flabelíferos de prensa, radio y TV, pitas, pitas, pitas, que rescataran de la “Res gestae Divi Augusti” la famosa sesión del Senado de enero del 27 (a. C.) en que César Augusto, mi ilustre predecesor en la Historia, finge devolver “el Estado al Senado y al pueblo”:

Si bien ya en aquellos tiempos los superaba a todos en prestigio e influencia (auctoritas), después no poseí más poder institucional (potestas) del que tuvieron mis colegas en cualquier cargo del Estado.
Que esto, queridos tertulianos (¡aquel “¿mestás oyendo, inútil?” de Paquita la del Barrio!), es poner “negro sobre blanco” el prestigio del amo.