miércoles, 31 de octubre de 2018

Las cosas de Doña Calvo

El toro de San Lucas y el águila de San Juan en la Mezquita
Antipática simbología para doña Carmen Calvo


Francisco Javier Gómez Izquierdo

         Rafael “el Seco”, uno de Cabra que no es payo ni gitano, tiene en mucha consideración a doña Carmen Calvo porque hace unos años le pidió para un bocadillo y su paisana le dijo a un acompañante que le soltara cinco euros. “Doña Calvo es la mujén mas poderosa de España, ¿“sabusté”? y tié personal alrededor  que obedece sus órdenes”.
       
¡Cuánta razón lleva “el Seco”! Doña Calvo -le digo así, porque así le dicen los paisanos que conozco- es la  “mujén” más poderosa de España, ¡ozú!, y es ahora en tiempo de “Tosantos” y difuntos cuando  los españoles empiezan a darse cuenta. Los cordobeses ya estaban un tanto escandalizados por sus manías y el poco reparo en el gasto de éstas desde que siendo consejera de la Junta de Andalucía en los años de viva la Pepa ordenó habilitar a su gusto con la empresa constructora correspondiente una especie de palacete frente al Ayuntamiento porque no le gustaba despachar sus asuntos de Cultura en los cuartos de la Biblioteca. Su sitio estaba en San Telmo, Sevilla, pero a ella le gusta mucho Córdoba. Córdoba y sobre todo la Mezquita de la que ha hecho cuestión de honor y hasta que no juegue un parchís frente al toro de San Lucas parece que no va a parar.
    
Tampoco se sabe  con qué dineros Doña Calvo fundó una Comisión de expertos  para apartar a la Iglesia Católica de la Mezquita y devolvérsela, dice con mucho sentimiento cada vez que habla del tema ante un micrófono..., “a las cordobesas y cordobeses.”
 
Los cordobeses entramos gratis a la Mezquita cuando nos apetece y así queremos seguir, pero Doña Calvo, que fue responsable última de la Alhambra -entradas, obras y demás asuntos que andan por los juzgados- lo que de verdad quiere es cobrar la entrada que cobran los curas... y a los cordobeses, como en la Alhambra a los granadinos, también. Esto no lo va a entender el cordobita, celoso de sus cosas, pero Doña Calvo, que nunca habla de precios o rebajas, está convencida de que sus razones están muy por encima de las creencias humanas... y divinas. ¿Pues no ha ido al Vaticano a cantarle las cuarenta al Papa para que le firme lo de Franco?
      
Lo de Franco es un “fregao” como el de la Mezquita.  Una insólita urgencia de esta mujer obsesionada con escarmentar a los curas sin encomendarse a Dios ni al diablo. El Papa no recibió a la Vicepresidenta de España y el Cardenal que tuvo a bien verse con ella o no se expresó con claridad o Doña Calvo no lo entendió. Para mi, que sólo habló ella  y que cuando le pidió la firma para desenterrar a Franco el cardenal le salió con parábolas que a Doña Calvo le parecieron síes. El problema de Franco y esta resurrección patrocinada por nuestra ministra laica con un coste a las arcas del Estado que como tiene costumbre no explicará, va a ser un entretenimiento que nadie sabe cómo acabará. Lo que es seguro es que mal y caro, pero como el dinero público no es de nadie... a Doña Calvo, plin. ¿Pero no iba a arreglar lo de Cataluña? ¿A qué espera?