miércoles, 31 de octubre de 2018

Parolin & Don Carlo

 Pietro Parolin en Esencia de Cabra

 Vernon Dobtcheff
 Don Carlo en Perfume de mujer

Las cosas de Doña Calvo

El toro de San Lucas y el águila de San Juan en la Mezquita
Antipática simbología para doña Carmen Calvo


Francisco Javier Gómez Izquierdo

         Rafael “el Seco”, uno de Cabra que no es payo ni gitano, tiene en mucha consideración a doña Carmen Calvo porque hace unos años le pidió para un bocadillo y su paisana le dijo a un acompañante que le soltara cinco euros. “Doña Calvo es la mujén mas poderosa de España, ¿“sabusté”? y tié personal alrededor  que obedece sus órdenes”.
       
¡Cuánta razón lleva “el Seco”! Doña Calvo -le digo así, porque así le dicen los paisanos que conozco- es la  “mujén” más poderosa de España, ¡ozú!, y es ahora en tiempo de “Tosantos” y difuntos cuando  los españoles empiezan a darse cuenta. Los cordobeses ya estaban un tanto escandalizados por sus manías y el poco reparo en el gasto de éstas desde que siendo consejera de la Junta de Andalucía en los años de viva la Pepa ordenó habilitar a su gusto con la empresa constructora correspondiente una especie de palacete frente al Ayuntamiento porque no le gustaba despachar sus asuntos de Cultura en los cuartos de la Biblioteca. Su sitio estaba en San Telmo, Sevilla, pero a ella le gusta mucho Córdoba. Córdoba y sobre todo la Mezquita de la que ha hecho cuestión de honor y hasta que no juegue un parchís frente al toro de San Lucas parece que no va a parar.
    
Tampoco se sabe  con qué dineros Doña Calvo fundó una Comisión de expertos  para apartar a la Iglesia Católica de la Mezquita y devolvérsela, dice con mucho sentimiento cada vez que habla del tema ante un micrófono..., “a las cordobesas y cordobeses.”
 
Los cordobeses entramos gratis a la Mezquita cuando nos apetece y así queremos seguir, pero Doña Calvo, que fue responsable última de la Alhambra -entradas, obras y demás asuntos que andan por los juzgados- lo que de verdad quiere es cobrar la entrada que cobran los curas... y a los cordobeses, como en la Alhambra a los granadinos, también. Esto no lo va a entender el cordobita, celoso de sus cosas, pero Doña Calvo, que nunca habla de precios o rebajas, está convencida de que sus razones están muy por encima de las creencias humanas... y divinas. ¿Pues no ha ido al Vaticano a cantarle las cuarenta al Papa para que le firme lo de Franco?
      
Lo de Franco es un “fregao” como el de la Mezquita.  Una insólita urgencia de esta mujer obsesionada con escarmentar a los curas sin encomendarse a Dios ni al diablo. El Papa no recibió a la Vicepresidenta de España y el Cardenal que tuvo a bien verse con ella o no se expresó con claridad o Doña Calvo no lo entendió. Para mi, que sólo habló ella  y que cuando le pidió la firma para desenterrar a Franco el cardenal le salió con parábolas que a Doña Calvo le parecieron síes. El problema de Franco y esta resurrección patrocinada por nuestra ministra laica con un coste a las arcas del Estado que como tiene costumbre no explicará, va a ser un entretenimiento que nadie sabe cómo acabará. Lo que es seguro es que mal y caro, pero como el dinero público no es de nadie... a Doña Calvo, plin. ¿Pero no iba a arreglar lo de Cataluña? ¿A qué espera?

Casemiros



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Hughes lleva razón: estamos rodeados de un absurdo.

Como Casemiros.

Casemiro se siente uno al leer las melonadas políticas de Valls, que dice que el populismo es ir a buscar al enemigo. Hombre, Valls, buscar al enemigo es… ¡la política! Pero la distinción entre “la política” y “lo político” requiere de una fineza sólo al alcance de un genio del pensamiento, y Valls, que tiene a Azaña por “factor de unidad y convivencia”, carece de pensamiento para distinguir entre Boulanger, Poujade y todos esos “retrasados” que a dos manzanas de “chez” Valls ha estudiado Chantal Delsol. De ahí el estrambote de Valls (que es el de todo el “mainstream” periodístico que padecemos):
El nacionalismo lleva al fascismo.
El pueblo más nacionalista de la Tierra es Inglaterra, y allí no ha habido un dictador desde Cromwell, cuando quedó claro que los principios de la Nación estaban por encima de las facultades del Parlamento.
El segundo pueblo más nacionalista de la Tierra son los Estados Unidos, cuyo nacionalismo, que es patriotismo (su presidencialismo crea la nación y el patriotismo) es inventó de un inglés, Tom Paine, con un panfleto, y allí todavía no han conocido un dictador. Al contrario, son ellos los que, de cuando en vez, han de cruzar el charco para limpiar de fascistas la Europa de Valls. A Madison, Hamilton y Morris los llamaban “los jóvenes nacionalistas”, pero nadie, salvo Valls y estos politólogos del pan “pringao” que nos tienen hechos unos Casemiros, diría que iban… ¡para fascistas! A Hamilton, si acaso, lo acusaron privadamente de querer coronarse rey, pero eso sólo fue una maldad de Jefferson, un chinche de la demagogia.
¿Por qué el hecho de que May o Trump sean nacionalistas debe preocuparnos bastante menos que el hecho de que lo fueran MerkelTorra Pla… o Valls? La respuesta es simple, y se halla en la filosofía política, incluso en la de esos libros que en París amontona Valls como aceite el burro de Iriarte. A buscarla, urracas.

Miércoles, 31 de Octubre

Valle de Esteban

Tengo un guante de mercurio y otro de seda.

martes, 30 de octubre de 2018

Comte

Comte

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El amor por principio, el orden por base, el progreso por fin.

Brasil lleva en su bandera a Augusto Comte, inaugurador de la espiritualidad liberal decimonónica, y eso es como si España llevara en la suya al cura Jesús Aguirre, apóstol setentero del progreso fino. Lo que pasa es que, con el triunfo electoral de Bolsonaro, los muyaidines mediáticos, para quienes todo lo que no es socialdemocracia es fascismo, confunden a Augusto Comte, inventor de la tríada progresista (teología, metafísica y positivismo) para Brasil, con Antonio Conte, reinventor de la tríada defensiva de los tres centrales para el Real Madrid.
Carlos Rangel recuerda muy a propósito el “chiste cruel” según el cual Brasil había sido toda la vida el país del futuro, y seguiría siéndolo por los siglos de los siglos, que a esto se reducen, después de todo, las leyes del progreso comtianas.
Brasil, una sola nación gigantesca, no es la América Española (fragmentada en diecinueve pedazos). Y rechaza categóricamente su inclusión en el “Tercer Mundo”. En los 60 puso en marcha el “modelo bresilero”: orden militar y retórica progresista. Ningún ganso graznó en el corral capitolino (“nuestra prensa y nuestra crítica de las ideologías”, en definición del filósofo Sloterdijk) la cuarta parte de insultos que en las últimas semanas se han despachado contra Bolsonaro.

¿No habría que alertar alguna que otra vez contra los alertadores?

Es la pregunta del filósofo a estos locos de “l’alarme pour l’alarme” que hacen de la decadencia de la alarma una forma autorreferencial “casi hasta la lujuria”.
¿De qué le sirven a la opinión pública estos gansos que graznan un aria demencial cuando es imposible ver a un solo moro en toda la costa? ¿O quieren decir que son los gansos que alertan de los moros los que deciden qué es un moro?
Volvemos a Rangel, que trae irresistiblemente a la memoria la confesión cínica de Stalin según la cual era “objetivamente revolucionario” en 1924 el monarca absoluto de Afganistán.

Martes, 30 de Octubre

Valle de Esteban

Sobre el viento
amarillo,
se abren las campanadas

lunes, 29 de octubre de 2018

La mala decisión de Lopetegui

"Donde se esté bien, mucho rato"
Logroñés 93/94: De pie: Nelson Gutiérrez, Lopetegui, Martín, Moreno, Cleber y Poyatos
 Agachados: Iturrino, Abadía, García Pitarch, Dulce y Linde


Francisco Javier Gómez Izquierdo

        Este fin de semana ha tocado guardia en la mina y no ha habido tiempo para poner en marcha el ordenador y escribir las impresiones que uno acostumbra de los rivales del Córdoba y como quiera que el partido contra el Spórting es ya prehistoria -se jugó el viernes- y no pasó nada -acabó 0-0-, a pesar de Cámara, uno de los mejores centrocampistas de Segunda, me voy a atrever a dar mi parecer sobre la agonía de Julen Lopetegui en el Real Madrid.

       Admitamos, por evidente, que entrenar al en teoría mejor equipo del mundo fuera el sueño de Lopetegui y que tuviese el firme propósito de alcanzarlo en el momento que se viera más capaz de su carrera. Admitamos que él mismo se considerara ya ¿? uno de los entrenadores “top” como se dice ahora y admitamos que se sintiera casi campeón del mundo al frente de la selección española -era una de las favoritas- y que su prestigio y “autoritas” iban a prevalecer por encima del sindicalista-presidente Rubiales cuando don Florentino le propuso dirigir el Real Madrid. Admitido queda.
     Ahora admítase el reproche que le hicimos en su día porque uno, antiguo que es, cree que los compromisos importantes están para cumplirlos y si no es así, el que falta a su palabra por primera vez se convierte en un tipo, o tipa, perdón por olvidar a veces lo que se tiene hoy por correcto, del que no se puede uno fiar.  Estoy convencido de que Lopetegui entró con mal pie en el Madrid no por superstición sino por no estar suficientemente preparado. Tendría que haber analizado las últimas temporadas de Zidane, el entrenador más amado por la Fortuna (el mismo Lopetegui no era precisamente un malquerido si tenemos en cuenta sus rentas y sus aportaciones a la historia del fútbol), y comprender lo imposible que le iba a resultar hacerse entender por una plantilla “acomodada”, como dice el periodismo capitalino, que impone criterios propios en dietas (al loro con Conte, mucho menos científico y bastante más arisco que Benítez), entrenamientos y concentraciones. Uno de los retos más difíciles para el entrenador del Madrid o Barça y para el que hay que tener mucha fortaleza mental es el periodismo y sus críticas. Sobre todo con sus críticos estrella. Pocos hay que lo resuelvan bien y demasiados los que pierden los papeles en las ruedas de prensa, pero lo que desdice y empequeñece mucho al titular del banquillo es perder también la sensatez con la táctica y colocación de los jugadores en las grandes ocasiones. Analistas hay que se han atrevido a decir que algún futbolista va por libre en el campo y hace lo que le da la gana; otros que Julen no se hace respetar y un servidor que se atreve a opinar como están opinando hoy todos los aficionados de España y el mundo entero, cree que Lopetegui -el entrenador y el hombre- está bloqueado mental y anímicamente. El miércoles puse en Salmonetes... que la banda derecha era una insólita invitación para que el contrario haga todo el mal que quiera. Yo no sabría proponer, por falta de conocimiento, la mejor solución para portillo tan desbaratado, pero Lopetegui, el responsable, tampoco. Escandalosa la exhibición de Jordi Alba e inexplicable la ausencia de Odriozola, bien sea sólo o en compañía de otros, pues no en vano es lateral que él mismo llevó a la Selección. No creo necesario ahondar en la forma de Kroos, Modric y sobre todo Sergio Ramos y Varane así como en factores negativos varios para constatar una imagen de equipo adocenado, adjetivo que imagino obsoleto, que no me extraña encorajine a sus aficionados dolidos por ver a los suyos por debajo del Getafe o el Valladolid. Mal los jugadores y muy mal Lopetegui por precipitarse a emprender tareas para las que estaba incapacitado. No era cuestión de entrenamiento. Era mas gestión de egos que otra cosa como le enseñara David Vidal en Logroño, su mejor época, cuando le corrigió su procedencia con aquel decir que tanto daño le hizo en el Canal Más: “No, Julen, no. Usted no viene del Real Madrid. Usted viene del Castilla y aquí le vamos a hacer importante”.

      Mi equipo, el Córdoba, ha descendido peldaños hasta llegar al último en la clasificación de 2ª... pero ante el Spórting volvimos a tener buenas sensaciones y los cordobesistas somos optimistas porque empatar en El Molinón, con lo que es El Molinón, podría ser hasta aceptable para el Real Madrid de Lopetegui. Allí, un gol de Zamora valió una Liga.... y a Juanito una llorera en Pucela.

Un viaje a lo más oscuro de los 90

Señoritas Lopetegui, Julia Fons y Pozuelo

Hughes
Abc

El partido dejó una intensa sensación de déjà vu. Una pancarta gritaba al mundo que España es una «dictadura» como aquel «Catalonia is not Spain» de los Pujol; Suárez disfrutaba de la impunidad de Stoichkov, pero con más mérito porque ahora hay VAR, y al final se lanzaban «manitas» al aire. Vidal, ayatolá del antimadridismo internacional, salía a estoquear. La realización combinaba con genialidad publicitaria a Messi con niños angelicales, japoneses con la sonrisa de Luis Suárez, peñistas del Kurdistán y hermosos planos de una Barcelona de Woody Allen. Allí solo faltaba Bruins Slot. ¿Cómo alguien en este planeta puede ser del Madrid? Ramos regresaba al vestuario como Don Quijote y Lucas aportaba el realismo hambriento de Sancho. Eran los años 90. Lo más oscuro y olvidable de los 90 madridistas.

Para llegar a ese viaje en el tiempo no ha tenido que equivocarse sólo Lopetegui, aunque ayer fue el día en que hasta el más remiso al despido tuvo que claudicar. Lopetegui ha sido la confusión psicodélica de Vanderlei Luxemburgo, el carisma de López Caro, la autoridad de Juande Ramos y la alegría de vivir de Pellegrini, agitado y servido todo con las zapatillas de Luis Enrique.

La pelota y la grandeza las tuvo el Barça, el Madrid temblaba como un cervatillo «emo» asustado por la presión y mandaba balones largos a la velocidad no precisamente jamaicana de Benzema. Era otro «balones altos a Eloy». Con todo, bastó un cambio de sistema (el 5-3-2 sobre el que Del Bosque reanimó al club ya hace siglos) para que, con 2-1, la pelota y los primeros indicios de miedo en el Barcelona, llegara el inconcreto asedio. Una sensación conocida, una fabricación de impotencia. Isco y Benzema rondando el peligro hacen lo que pueden, pero no son delanteros sino personas haciendo de delanteros. Están siempre a punto, pero no llegan, como López Vázquez en sus asedios a la sueca.

El Madrid es «La Matanza de Texas» en su área, Mario Casas (incomprensible) en el mediocampo y Benny Hill con su musiquita interminable en el área rival. Marcelo tiene que sacar la pelota y meter los goles.

El Madrid moderno ha construido el club sobre las estrellas. Ha inventado una forma de jugar (o de no-jugar) y una especie de esoterismo de remontadas y chiripas magníficas, pero sin Cristiano y Zidane el Madrid queda como un edificio sin los luminosos. Broadway sin neones. La Gran Vía sin «El Rey León». Quedó Lopetegui al cargo de una superproducción sin la estrella y se le fue poniendo cara de encargado de cementerio. El Madrid había sido estos años como un espectáculo de escapismo. Se ponía una camisa de fuerza. Se metía en una caja cerrada. Lanzaba la llave y la caja al mar y al final, por mayo y al borde de la asfixia, acababa saliendo como una stripper experta en fitness de una tarta, y todo porque estaba David Copperfield.

Ahora se intenta el truco y no sale nadie, solo se oye el glugluglú de Bale. Ahora a la azafata se le pasa el serrucho y se la parte realmente por la mitad (por el centro del campo), siendo la azafata un poco Lucas Vázquez, el único recurso final del entrenador. Si lo único que se puede es sacar a Lucas es que algo anda muy mal.

¿Por qué se fue Zidane? Zidane fue como el cura de «El Exorcista»: vio lo que había allí dentro y se tiró por la ventana. Lopetegui se redujo al absurdo: justo antes del 1-0 hubo una jugada en la que Bale estaba pendiente de Alba por detrás de Modric. El mundo al revés. Otro momento definitivo fue sacar a Asensio justo después del 3-1.

El Barça no tuvo a Messi, pero puso seis centrocampistas. Y además de ser mejor equipo, como casi siempre, demostró que Suárez, su vice-estrella, tiene más gol que toda la delantera del Madrid.

Fue un gran fracaso de Bale. Después de años viéndole no es posible decir de qué juega o de qué prefiere jugar. Está incómodo en todos lados, como un forúnculo carísimo. A los que pidieron la renovación de Modric se les tendría que intervenir los párpados como en «La Naranja Mecánica» y condenar a un video interminable con sus transiciones defensivas y el «Lukita, Lukita» de fondo.

Lopetegui es historia que tú hiciste y tendrán que agradecer al Barça la contundencia para poder cortar por lo sano. El que venga al menos encontrará a Vinicius sin estrenar.

Las "filosas" de Lopetegui

Ramos & Lucas Vázquez 


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Desde Schuster no había ido el Madrid a Barcelona con tanta cara de lúser. “Es imposible ganar en Barcelona”, dijo Schuster antes de embarcar en el avión, y una persona que toma un avión sabiéndose perdido no es de fiar.

    Menos pichi que Schuster, Lopetegui no quiso decir en alto que a Barcelona viajaba de perdedor para no ponérselo fácil al jefe de personal del club, pero por él habló su padre, un levantador de piedras que ha puesto el dedo en la losa del Madrid:

    –A mi hijo le han robado cincuenta goles.
    
Robarle cincuenta goles a Lopetegui es como robarle el mes de abril a Sabina. Cincuenta goles que se llevó Cristiano, dejándonos en manos de los cabezazos de Ramos y de las calabazas (truco o trato) de su “caddy” Lucas Vázquez, por delante de Vinicius, al que llaman Maradona, en el escalafón militroncho (“bisas” y “bichos” o “conejos”) de un vestuario digno del lápiz de Ivà, con Ramos en el papel de sargento Arensivia, con ese video del entrenamiento que termina con el capitán corriendo a balonazos al benjamín de la plantilla porque le había tocado la nariz en un lance del juego.

    Por Ortega, que lo copió, sin decirlo, de Max Stirner, sabemos que uno es él y su circunstancia (“y si no la salvo a ella no me salvo yo”). Bueno, pues Ramos es él y su nariz: cuando llegó a Madrid traía la nariz de la política Begoña Lasagabaster, pero un día, como por arte de birlibirloque, apareció con la nariz de la actriz Amparo Larrañaga, que es la nariz que Reguilón tocó de refilón, y Ramos, que venía de una semana en que le habían toreado, y mucho, Kane con Inglaterra y Morales con el Levante, le pegó el arreón al canterano.
    
Raúl, tótem de los piperos, “calentó” el partido con una foto suya abrazado a Puyol, y Lopetegui, que a “buen rollito” no se va a dejar ganar por Raúl, dejó en la grada a Vinicius, al que el club había conseguido limpiar de tarjetas. Sacar a Vinicius del Clásico fue la manera que encontró Lopetegui de compensar deportivamente la baje de Messi.
    
La banda de Lopetegui salió al campo a salvar a Lopetegui, que no aspiraba a otra cosa que a no ser despedido en el descanso, y desplegó tres centrales. Mourinho plantó cara a la Juventus en Manchester con diez tarugos, y al final del partido reconoció la superioridad del equipo de Allegri, que parte, no de Dybala y Cristiano, sino de sus dos centrales, Bonucci y Chiellini, quienes, según el entrenador portugués, “podrían dar clases en Harvard de cómo jugar de central”.
    
El Barça jugaba sin Messi, pero parecía Brasil del 70, y los tres centrales de Lopetegui, que ahora mismo no podrían dar clases ni en la Complutense, naufragaron: Ramos se ve de Koeman trazando diagonales a Stoichkov, que unas veces es Lucas y otras veces es Vázquez. Varane hizo un penalti de VAR a Suárez. Y Nacho fue a buscar una tarjeta amarilla con el deseo de que Lopetegui lo sustituyera por Lucas Vázquez para no tener que bailar con el “bad boy” de Luis Enrique, el tal Jordi Alba.
    
En el descanso Valdano pidió al Madrid jugadas “filosas” (¡la valdanosofía del Madrid!), y Lopetegui sacó… a Lucas Vázquez, que se estrenó con “una de las jugadas más filosas del partido” (?), el gol de derechas (otro) de Marcelo, que por un momento dio a Lopetegui la esperanza de remontar y que lo .dejaran tomar el avión. Pudo ocurrir. Y si hubiera ocurrido, ¿qué? Corrochano escribió famosamente la tarde de la muerte de Gallito: “¿Qué es torear? Yo creí que lo sabía Joselito, pero un toro lo mató en Talavera”. Pues eso.
    
Lopetegui dejó a Vinicius en la grada, pero Valverde dejó a Dembelé en el banquillo. ¿Es más filoso Valverde que Lopetegui?

    En lo peor del naufragio, Lopetegui tiró de Mariano, y, cresta por cresta, la réplica de Valverde fue tirar de Arturo Vidal, con lo cual el Clásico se puso para las teles como un homenaje a Mad Max, mientras Florentino Pérez improvisaba en el palco del Campo Nuevo un acceso de fastidio como los que Napoleón acostumbraba a representar en los palcos de la ópera alemana mientras cavilaba cómo combinar tres Cuerpos de Ejército en Fráncfort con dos Cuerpos de Ejército en Colonia.
    
El fracaso de Lopetegui como jefe de personal sólo sería comparable con el de Cristo, según la lógica literaria de Yuri Dombrovski: “Miren ustedes qué pandilla reunió: Pedro renegó de él, Tomás dudó y Judas lo traicionó. Tres de doce: el 25 por 100 de producto defectuoso.” Y como madridistas hoy no tenemos otro consuelo.


Roures

DICHO Y HECHO DE CARDENAL

    Decíamos ayer (unos cuatro años): “Miguel Cardenal es un señor culé que ocupa el cargo más goloso de la política española: la Delegación Nacional de Deportes, que Franco entregó al directivo culé Juan Gich Bech de Careda, y Rajoy, a este Montalbán del “Més que un club”, que ha usado papel y tinta del contribuyente para, en una prosa garantizada por el Estado, identificar los rondos de Xavi con España y yo somos así, señora”. Dicho y hecho. Aquel Cardenal del Deporte pasa hoy a ocupar despacho en Mediapro, el chiringuito de Roures, un basilisco de la lucha de clases procedente del trotskismo, cuyo fundador, León Trotski, llegó a tener ficha policial en España con el epígrafe “Ladrón de caballos”.

Lunes, 29 de Octubre

Valle de Esteban

Con todo el yeso
de los malos campos

domingo, 28 de octubre de 2018

"Dice el señorito que vuelva usted mañana"



CONVERSACIÓN CON JOSÉ ORTEGA Y GASSET


Por Alberto Guillén

Eran las cuatro de la tarde. Sin embargo...

-Dice el señorito que vuelva usted mañana, que está en la cama -me dijo la criada.

Yo agaché la cabeza como ante una sentencia inapelable. Al día siguiente, volví decidido a conocer al "joven maestro de la Nueva España". Así le llaman sus amigos. Mientras el ascensor me elevaba a un tercer piso, yo miraba alegremente las puntas de mis zapatos, que han hollado tantas ilustres alfombras. Luego pasé al saloncillo. Gasset se hace esperar como conviene a un joven profesor de tantos prestigios y de tanto talento. Un reloj canta cercenando el tiempo con su péndulo. Un Beethoven de yeso arruga el entrecejo imperioso y arquea los labios sobre un piano cerrado que está elegantemente en una esquina. El despacho del señor Ortega y Gasset está bastante limpio y tiene la sobria elegancia que conviene a un filósofo "muy siglo XX" y que quisiera ser muy dandy. ¡Emoción! ¡Se oyen pasos! Aparece Gasset.

-Tanto honor, etcétera.

Gasset se sienta con aplomo y me mira a la cara con los labios cerrados y los ojos sin pestañear. Gasset es feo, muy feo, de cara chata, calvo, de bigotillo mongol, pero de una frente grávida de cosas muy sólidas y muy nutritivas. Es un Pensador, con mayúscula. Acaso el único que tiene España, además de Unamuno y de... Está, pues, en el derecho de mirarme con los labios fruncidos y los ojos fijos, sin decir nada. Yo me quito los quevedos, me los vuelvo a poner: Gasset continúa sin hablar. Más bien ha puesto el puño en el brazo del sillón, como los majos suelen colocar la mano en las caderas. La postura del señor Gasset es muy gallarda y muy tranquila. Es una repetición de Azorín. Tiene la cara chata y repelente, pero tiene también una seriedad académica que le sienta muy bien y a mí me da un poco de pena. Habla con mesura, como conviene a un filósofo joven, y no deja de contarme que padece surmenage.

-Estoy muy mal -dice-. Estoy casi neurasténico. Tuve que irme al campo a descansar. Ahora mismo descanso.

-Es natural -le digo yo-, ¡con tanto trabajo!

-Sí, demasiada labor. Tuve que ir a la Argentina. Escribir en aquel clima enervante. Dar conferencias. Escribir libros. Luego, de vuelta, dar mis clases. ¡Yo soy catedrático de la Real Universidad de Madrid, como usted sabrá!

Todo eso lo dice Gasset con gravedad, tranquilamente, con esa ponderación que nada turba. Se hace un silencio. Yo lo aprovecho para regalarle uno de mis libros, que él recibe sin agradecer y sin leer siquiera el título. ¡Es natural! ¡Venirle con versos a un señor tan grave y tan solemne! Me apesadumbro de mi candor y más aún de mi fogosa admiración: "A la cumbre del pensamiento español", reza la dedicatoria. Es verdad: Ortega y Gasset es una cumbre a la que yo nunca he ascendido. Toda subida es fatigosa y, ¡ay!, mis riñones son muy débiles.

Gasset se ha educado en Alemania. Allí ha aprendido esas cosas sutiles y abstractas, ese don de filosofar, de encasillar, de escabullirse, de "especular". Allí también ha aprendido esa gravedad y esa ponderación tan admirables. ¡Si parece una marmota! Alemana es también su seriedad pensativa y su tranquila postura de filósofo. "El asno quiere hacer creer que piensa, pero todos le ven las orejas", dice Nietzsche. Gasset es catedrático de filosofía. Enseña a comprender esas cosas tan difíciles para los estómagos ligeros, y enseña también la calva prematura y elocuente a los alumnos. Eso basta.

El reloj sigue cantando con su tic tac monótono. Yo juego con las cintas de mis lentes sin decir nada. Gasset viste correctamente. No tiene rodilleras en el pantalón, ni los bolsillos abultados. Le quedan pocos pelos en la cabeza, pero aún espera hacer muchos libros. Trabaja muy poco, porque aún siente los efectos del surmenage.

-¿Qué le parece la Universidad de Madrid? -me pregunta.

-Muy pintoresca -le contesto. Yo no he visto en ninguna parte que haya necesidad de letreros que esperan de la cultura de los alumnos "no escupir en el suelo, no escribir en las paredes..."

Beethoven ha desarrugado el entrecejo. Entra por la ventana un rayo de sol muy rubio y ya primaveral. Creo que no hay más que decir. El señor Gasset ahorra las palabras por temor al surmenage.

-Bueno, señor Gasset. Adiós.

-¡Adiós! Cómo, ¿no tiene usted miedo al clima de Madrid, que se ha venido sin abrigo?

-No, señor Gasset. Y dígame, ¿concluirá usted alguna vez las Meditaciones del Quijote?

-Hombre, si la neurastenia me deja, creo que escribiré la continuación alguna vez.

Ésta es toda una promesa. ¡Si el surmenage no se empeña, el señor Gasset continuará siendo una cumbre!... Pero una cumbre a la que yo nunca he de subir.

(Del libro La linterna de Diógenes, 2001, de Ave del Paraíso Ediciones)

Zurbarán y Cristino de Vera en Celanova


José Rivela Rivela

   España. Celanova. Año 2016. El chico solo pinta monigotes. Los demás maestros le dicen que no los haga, pues no sirve para nada. Eso es inútil, repiten en coro. A mí me llama la atención, pues él no hace caso y sigue a lo suyo con determinación. En mis clases yo lo dejo hacer. Un día me preguntó: Rivela, ¿qué hay más allá? Y esa pregunta me llevó hacia el pasado.

   España. Año 1947. Me veo en el aula de una ciudad. Un crucifijo en la pared. Un maestro con unos estudiantes y un chico que pinta monigotes. Los demás maestros lo desaniman y en coro le dicen: no hagas eso, pues no sirve para nada. Pero el chico no hace caso y sigue a lo suyo, con decisión. Pero hay un maestro que lo anima: veo que te gusta mucho, pues sigue pintando monigotes, le dice. Poco a poco ese maestro comienza a llevarle dibujos de Ribera, Zurbarán, El Greco, Velázquez... çEl estudiante recrea esos dibujos y cada día va mejorando. “Pasan tardes pardas y frías de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales”. Así pasan varios años.

   El maestro le dice que ya le enseñó todo lo que sabía. Si quieres seguir mejorando tus monigotes tienes que seguir aprendiendo con alguien que sepa más que yo. Tengo un amigo que es pintor, tiene un taller en Madrid y es capaz de vivir de su oficio. El oficio de la pintura, como todos, es un camino que nunca termina...Quiero saber lo que hay más allá, dice el estudiante. El padre del chico que hace monigotes es un viajante que no tiene suficientes recursos para seguir costeándole los estudios. El maestro le consigue una beca para que pueda vivir en una humilde pensión de Madrid.

   España. Madrid. Comienzos de los años 1950. Lo acompaña y le presenta al pintor. Éste le dice que le va a poner tres ejercicios y si consigue superarlos le asegura que se convertirá en pintor. Le pregunta: ¿Cuántos pintores te gustan? Le nombra varios. Le dice que se vaya y que no vuelva hasta que se haya decidido por uno. El estudiante coge todos los días una silla, un poco de comida,  y se pasa todo el día contemplando los pintores del Museo del Prado. Así pasan dos años. Un día vuelve a ver al pintor. ¿Por cuál te decidiste? Por Zurbarán, le responde. Decidirse a tiempo es lo más importante, le dice el maestro. Ahora tienes que mirar todos los cuadros de Zurbarán y decidirte por uno. Cuando lo consigas vuelves. Así pasa otro año y medio. Cuando vuelve el pintor se queda asombrado. Son muy pocos los que llegan hasta aquí, dice. Ahora sólo te queda el último. Tienes que investigar en qué lugar tenía el taller Zurbarán, cuándo hizo ese cuadro, cuántas personas trabajaban con él, cuánto tardaron en hacerlo, cómo hacían el lienzo, las pinturas...Tienes que situarte mentalmente en ese lugar y ser capaz de visualizar, oler, tocar, oír, saborear..., todo el proceso de construcción de la pintura, como si vivieras con ellos. Cuando lo consigas vuelves. En un año y medio lo consiguió. Cuando volvió ya pudo entrar al taller, y allí siguió el camino del aprendizaje durante varios años más.

   Ese aprendiz se llama Cristino de Vera y hoy sigue trabajando en ese oficio que nunca se acaba. Ya forma parte de la historia de la pintura española. El que le enseñó el oficio fue otro grande: Daniel Vázquez Díaz. También quiero rendirle un homenaje a su maestro (Mariano de Cossío) que desde el principio animó a Cristino de Vera. Sin ese hombre posiblemente no hubiera sucedido nada de lo que pasó después. Parte de su formación también estuvo ligada al escultor Alfonso Reyes. Lo que acabo de contar me lo dijo Cristino de Vera. Lo llamé por teléfono en 1999 para hablar con él y me dijo: “Conozco a las personas por la voz, ¿sabe usted?, venga a visitarme cuando quiera”. Fui a verlo y me regaló un dibujo: “Cristo y taza”. En 1996 se expuso en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia y hoy se puede contemplar en el hermoso monasterio de San Salvador de Celanova. “Y el ser es silencio / Ser, silencio / como el mar en calma / como la línea del horizonte”, me dijo Cristino al despedirnos.

   España. Celanova. Año 2018. El chico que actualmente dibuja monigotes en el instituto Celso Emilio Ferreiro de Celanova se decidió por Velázquez. Ahora está con el segundo ejercicio y está entrando en el oficio que nunca se acaba... Como casi todos. Me dijo: Rivela, quiero saber lo que hay más allá. La tradición española, ¡sin traición!... Ser, silencio...


José Rivela Rivela es profesor del IES Celso Emilio Ferreiro en Celanova

Domingo, 28 de Octubre

Valle de Esteban

Batalla de abejas lívidas

El ciego Bartimeo

DOMINGO, 28 DE OCTUBRE

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.» Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.» Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo:

-¿Qué quieres que haga por ti?

El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo:

-Anda, tu fe te ha curado.

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Marcos 10, 46-52

sábado, 27 de octubre de 2018

La castañera

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Ayer vi a la castañera en una esquina del Bernabéu.

Va uno al Bernabéu a mercar una camiseta de Lucas Vázquez, el Colibrí de Curtis, y al salir, en lo que esperas un taxi (que están todos atrapados en el garlito municipal de Carmena, la Varvara Petrovna de “Los demonios” madrileños), te llevas un cucurucho de castañas asadas.

También el gobierno que no ha votado nadie tiene castañera: se llama Tezanos, lo llaman Tenazas y es el Caballero de la Tenaza, que al irse a acostar, antes de dormir, se llega, nos dice Quevedo, al talegón vacío que tiene colgado a la cabecera de su cama por calavera de los perdidos, con rótulo que dice: “Tú, que me mira a mí / tan triste, mortal y feo, / mira, talegón, por ti, / que como te ves me vi, / y veráste cual me veo”.

Tenazas es sociólogo de la Complutense y dice “yo soy un científico” como Jacinto Grau decía “yo soy un genio”. Y además de un científico (el otro sería Echenique), un político. ¡El político y el científico! De hecho, en el periódico global posa de Max Weber. Y su ciencia le ha dado para ser toda la vida la castañera de Guerra hasta que Sánchez lo colocó de castañera del gobierno que nadie ha votado. ¿Por qué? Porque, como buen Caballereo de la Tenaza, Tenazas ha dado con el secreto para ahorrarse las elecciones: el CIS, que, por cuatro duros (comparado con unas elecciones), expresa adecuadamente la voluntad general de la nación.

La voluntad general de Rousseau era infalible, pero la de Tenazas también. Y si no, tampoco pasa nada. La voluntad general (soporte doctrinal de toda dictadura) se entiende como querida por todos, y si alguien no la quiere será culpable de no obedecerla.

¿Quién interpreta la voluntad general en España, si no se vota? La castañera de Sánchez, Tenazas, en el periódico gubernamental, hijillo intelectual del prestigioso “New York Times” que ahora hace dos años hizo su inmortal anunciación: “Our presidential forecast, updated. Chance of winning: Hillary, 93%. Trump, 7%”.

Sábado, 27 de Octubre


Los muertos llevan alas de musgo

viernes, 26 de octubre de 2018

Cuzco

Louis de Funes


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Cuzco no es únicamente el ombligo inca en el que los Ábalos (¡qué voces, las suyas, en el Senado!) aterrizan como los Pizarro, en familia. También es un perro pequeño, el perro cuzco. Yo conocí uno, de nombre “Fosco”, mentiroso como él sólo. Viendo, por ejemplo, que al “hacer de cuerpo” en la alfombra del salón le caían collejas de sanción, resolvió robar los truños que un gato compañero suyo de pupilaje depositaba en un cajón de arena que había en la terraza y trasladarlos a la alfombra del salón, a fin de que el félido compartiera con él la mano del amo.
El recuerdo de “Fosco” me lo ha traído el video de las “fragonetas” de Macron, estadista cuzco, trasladando de extranjis inmigrantes subsaharianos (supongo que se dice así) de la muy serenísima república francesa a la no menos serenísima villa de Irún, que es una manera de cruzar la muga tan discreta como la ideada por otro estadista cuzco, Pujol, cuando abastecía a los mendigos de billetes de avión sin vuelta.
La hipocresía, lo dice incluso Bloom, es la maldición, en la actualidad, de las universidades y de los medios de comunicación, con lo cual Orban es un fascista, y Macron, un liberal (ya avisa Scruton, ahora en Madrid, de que el liberalismo es “un estado mental inusual”) multiculturalista. Cuzco, pero multiculturalista, que se sube a un palé y repite, sin pestañear, eso de que cada cultura es un bien en sí mismo, mientras las “fragonetas” de su ministro Castaner cruzan el Bidasoa (“Queremos reforzar la presencia del Estado en este paso”) cargadas de inmigrantes perplejos, aprovechando que, en este lado de la frontera, al cuidado de la muga tenemos de teniente coronel Kilgore al ministro Marlaska, absorto en sus justiperitaciones del medallero policial, que quien lo vea no sabrá si al frente de ese ministerio está un juez o un chatarrero.
Como buen estadista cuzco, Macron se ve Napoleón, pero con esas “fragonetas” es Louis de Funes contando el chiste del borracho en una puerta giratoria.

Viernes, 26 de Octubre


Que los bueyes hablen con las grandes hojas

jueves, 25 de octubre de 2018

Tercera jornada de Champions

 Parchís artesanal anterior a 1997,
 año que el Dortmund ganó la Chmapions

Riedle
Dos goles a la Juventus en la final del 97

Francisco Javier Gómez Izquierdo

        ¿Qué nos deja la tercera jornada de Champions? A uno, que todo lo ve con ojos de aficionado y no desde la altura de miras del periodismo especializado o el excluyente conocimiento de los profesionales del “furbo”, le parece que esta temporada los de siempre van a padecer más que de costumbre.
       
Los de siempre son cuatro como en un parchís; el Bayern, la Juventus y los dos nuestros a los que habría que sumar, en teoría y conforme a plantilla, el PSG, Liverpool, los manchesteres y quizás el Dortmund más nuestro Atleti. A  mi parecer, ninguno de los cuatro transmite solvencia. Ni siquiera el Barça, al que le van a sobrar la mitad de los partidos para clasificarse para octavos, pero mientras a Messi y sus amigos se les supone victorias más juego por encima del notable, en el Borussia de Dortmund, la exquisita novedad este año, basta el venenoso guirigay como de avispas asesinas picoteando al descuido y no las zarandajas de posesión, buen trato al balón y la habitual corrección balompédica hispana, para amenazar la palestra de los elegidos.
      
Me gustó el Borussia, y más allá de sus elementos intimidatorios -el Iduna Park y ese color de variedad himenóptera venida de la China- el entrenador Lucien Favre cuenta con futbolistas jóvenes y hambrientos de gloria como el castillista Aschraf; Guerreiro, otro lateral rápido y joven o el sorprendente Jadon Sancho, al que con sólo 18 años lo hemos visto mucho. Al parecer es escudero generoso de Paquito Alcácer, un delantero centro al que no se le detectan excesivas habilidades pero con el que los entrenadores pragmáticos no tienen dudas. Juega porque mete goles. Ayer, ante el Atleti, ni siquiera fue necesario.
     
La tercera jornada nos deja la feliz amenaza del Borussia, el firme caminar de Barça y Juventus, la rehabilitación de un Bayern que daba sensación de enfermizo, las preocupantes dificultades de City y United y sobre todo el emocionante grupo C, donde el PSG, con todo el glamour que se quiera por vivir en París, no sabe ponerse el frac que se estila en las grandes ocasiones. De medio cuerpo hacia arriba le sienta mejor que aceptable, podría pasar por elegante, pero ¡ay! de cintura para abajo el pantalón queda por encima de los tobillos y no parece comprender que ni zapatillas ni zapatos de lunares son apropiados para presentarse en sociedad. El Liverpool ya es más de fiar y el Nápoles se le ha subido a las barbas. Para mí, que si se hubiera tenido paciencia con Matuidi y Émery otro gallo cantaría, pero ya saben, soy un simple aficionado.
      
Queda el Madrid. Supongo que su actual estado -físico, táctico y sobre todo anímico-, será pasajero pero ante el Viktoria Pilsen al Bernabéu se le bajó la moral a los túneles del metro, donde parece anidar la del entrenador Lopetegui. ¡Con lo tranquilo que vivía este hombre de seleccionador y el espléndido futuro que le esperaba en la FEF! ¡Qué manera de complicarse la vida! A la hora de buscar responsabilidades, que no culpas, por ser estas cosas de cristianos, además de los aires solventes de casi todos los defensas, la dejadez y abulia de los medios y el poco acierto de los delanteros, ante el Viktoria el señor Lopetegui erró gravemente en su planteamiento. El desaguisado en el lateral derecho fue tan evidente que hasta los espectadores prebenjamines detectaron que allí se precisaba un remedio. El míster no corrigió la posición de Lucas Vázquez, no defendió el único portillo que le hizo el rival -mejor él mismo- y semejante desvarío estuvo a punto de ser su sepultura. Insisto en que lo normal es que la gripe sea pasajera, pero me consta que su cotización en las casa de apuestas ha bajado varios tantos por ciento. De todos modos, lo habitual todos estos años de Copas de Europa blancas.

Reformas



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Tres “padres” de la Constitución, Llorca, Roca y Herrero, han hablado de reformarla en una asociación de jueces.

Reformar no es enmendar, privilegio de la Constitución americana: la enmienda actualiza o completa, en virtud de su fuerza constituyente original; la reforma elimina y cambia.
Llorca desea que haya una reforma “porque la sociedad española quiere esa reforma”, y él sabrá con qué sociedad española se codea. Roca, más cuco, pide otros cuarenta años, y dice que el “deseo de reforma” oculta un “deseo de revolución”. Y, emboscado, Herrero, que ya hizo una Constitución para Guinea, dice que “nada es absolutamente rígido ni absolutamente flexible”, es decir, que no dice nada.
España –aclara Llorca, para que nadie lo señale por revolucionario– está en momentos de crisis política, social e institucional e incluso que hay en marcha una operación de “jaque al Rey”.
O sea, que estamos en Weimar, de donde habríamos mimetizado la secuencia crisis económica igual a crisis de Estado más el Rocambole del artículo 155 (48, en lo de Weimar), y en la grande polvareda se nos cuela por el antidemocrático sistema proporcional don Beltrane (los totalitarios de Hitler en Weimar, los de Pablemos en España).
La “mayoría negativa” apañada por los nazis bloqueó el Parlamento, y los partidos tuvieron tres salidas: reformar la Constitución (la fragmentación lo hacía imposible), sabotear la Constitución (querencia de Hindemburg) y rebelarse contra la Constitución (deseo de nazis y comunistas). 

Nuestra diferencia con Weimar es que allí debatían Hermann Heller y Carl Schmitt (“Mi ensayo “’Legalidad y Legitimidad’ fue un desesperado intento para salvar el sistema presidencial”), y aquí tenemos politólogos de Todo a Cien, más un grupo de aficionados a las teorías psicológicas de la política que asperjan citas de Pinker en las solapas de Pablo Casado.
La aritmética ajustada fue una bendición para el Führer, que tuvo el pretexto para gobernar por decreto. Como Sánchez.

Jueves, 25 de Octubre


...¡ay balido sin lanas!...

miércoles, 24 de octubre de 2018

Infancia

Asilo de la Paloma


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Mientras Pedro Sánchez se retrata entregando su sangre por España, el verdadero chulo (en el sentido zarzuelero del término) del gobierno que nadie ha votado recorre los castros de las tribus separatistas del Norte para asegurar “la mayoría” sin la cual, de dar crédito a su portavoz, la ministra Tonetti (seguramente impresionada por el video de los fajos de billetes que cuesta un pollo en Venezuela), “sesenta mil niños españoles no habrían comido en los últimos cuatro meses”.
El método de transfusión de sangre de un fallecido es una impresionante conquista de la medicina soviética –arranca un informe de la era estaliniana.
Se aplicó por primera vez en el Instituto Sklifosovski en 1932, y en 1937 se permitió el uso de esta técnica en toda la Urss. Pablemos no es un científico como Echenique, pero es un voraz como El Campesino, y además de una escolta de presidente, ya ha conseguido sangre del presidente, quien, desde un punto de vista comunista, no deja de ser otro “muerto” (político), y la prueba es que para hacer su donación no ha tenido que esperar un mes desde su última salida de Europa.
Con sesenta mil niños muertos de hambre, Sánchez podía montarle una caravana a Trump que dejaría en nada a la de Soros, pero ha sucumbido a la ternura de la infancia necesitada, resumida en aquel lema que en Madrid presidía el Asilo de la Paloma:

Dios premia a los niños que protegen a los pajarillos.
En aquel asilo que en la guerra los correligionarios de Sánchez transformarían en un fortín, los niños se lavaban los jueves, aprendían Mecanografía, Taquigrafía y Francés de lunes a viernes y comían todos los días sopas de ajo para desayunar, cocido con tocino para almorzar y judías con chorizo para cenar. Comían alegremente. Pero comían lejos de sus seres queridos.
Qué material, los niños de Sánchez, para el columnismo proustiano del Régimen, falto de un poco de acción dramática al pie de cada página, que éste, hay que j…, fue el reproche de Ortega a Proust.

Miércoles, 24 de Octubre

Valle de Esteban

Este pichón del Turia que te mando

martes, 23 de octubre de 2018

Los “boquis” en danza

El nuevo Secretario General de II PP


Francisco Javier Gómez Izquierdo

       Me empuja el fiel amigo a que haga saber a quien leyere que “los boquis” andan revolucionados a costa del baranda que el nuevo Gobierno ha puesto a gestionar sus asuntos. Los “boquis” ya no son “boquis”, sino funcionarios de prisiones, y los “cacos”, que ya no son “cacos” sino internos, les dicen “Don” a secas porque la farlopa y las “rulas” les impide razonar con claridad y distinguir los Josés de los Jesuses. Sólo los que sobrevivieron a la heroína -muy pocos- ponen nombre al “jefe de módulo” del día: Don Esteban, Don Rafael, Don Miguel... Para ser precisos, los que sobrevivieron a la heroína y los presos y penados por las nuevas categorías delincuenciales. Ya conocen ustedes el refinado pedigrí de muchos de ellos.
      
El caso es que mañana, día 24, el viernes 26 durante el Consejo de Ministros, el 6, 8, 13, 15 de noviembre... y mientras el cerrilismo gubernamental siga faltando a la palabra dada, los funcionarios de todas las cárceles van a recordar a su Ministro Grande Marlaska y a su Secretario General Ángel Luis Ortiz que la discreción y confidencialidad que se exige al colectivo no lleva aparejada una multiplicación de tareas sin derecho a queja, el aparcamiento en el rincón de los trastos del ministerio ni padecer monumentales desprecios de dos señores que consta que han sido jueces.
     
Porque quiero y respeto al amigo, le he vuelto a recordar lo que a mí me parecen sus cuitas, que serían menos si alguien, por supuesto con talento y sobre todo con mesura y conocimiento, las aireara por las teles y las radios, porque a mí me parece que ni siquiera su Ministro y su Secretario General saben del extraordinario aumento de orates de nacimiento y a los que las pastillas les han quemado sesos y neuronas -“loquitos”, les dicen ellos-, que cometen delitos muy graves y que es a ellos, a los funcionarios de prisiones, a quien corresponde vigilar que se tomen el tratamiento y detectar el mínimo asomo de un brote -psicótico o esquizofrénico- que puede ser, de nuevo, asesino. ¡Ay del funcionario que llega tarde a separar a un “loquito” de otro! ¿Y si un interno se ahorca a las cuatro de la mañana porque le ha dejado la mujer? Un inspector llegará a descartar la femenil responsabilidad e intentará adjudicársela al imprudente sujeto que cabeceó durante la guardia. El preso suicida es un quebradero -¡no está pagado!, dicen los que se lo encuentran en el recuento, y me acuerdo de un tal Manolo de Priego- del que no se sale en dos o tres años hasta que la Inspección cierra el expediente.
     
Los funcionarios de prisiones en los 80  estaban encuadrados en el Ministerio de Justicia y allí se les tenía como una estirpe de mártires a los que se pagaba un poco más por tener que tratar con etarras, el sida de los yonquis, los motines de los FIES, etc. A un lumbreras se le ocurrió trasladarlos a Interior con las Fuerzas de Seguridad, siendo el arma del  funcionario un bolígrafo en un patio con 150 internos como poco, a los que controla desde un temple y una profesionalidad pagada como si fuera el bedel del cuartel de la Policía Municipal de la ciudad en que vive. 
      
En la negociación de este punto, el del sueldo a percibir, andaban mis amigos con Ángel Yuste, el eterno responsable de prisiones con PP y PSOE, excepto el período de doña Gallizo, una excéntrica salvedad de la que no se puede hacer comentarios de acuerdo con la corrección política. Comparados los sueldos de Interior con los de la Generalidad de Cataluña, a todos los españoles les pareció justo un desagravio y el Gobierno se dispuso “a desfacer el injusto”, pero “héte aquí” que de los “boquis”, aparcados como digo en el cuarto de los trastos, no se “fizo asunto”, cosa que al gremio incomodó como podemos imaginar.

     Tras varias peripecias, el señor Ángel Luis Ortiz, Secretario General de II PP, reunió hace unos días y casi por sorpresa a los sindicatos de prisiones y les ofreció una subida de unos trescientos euros en tres años, siendo la del primer año de ciento y poco. Cuando a las pocas horas las distintas secciones empezaron a digerir la propuesta y a sacar pecho ante los afiliados, resultó que no. Que de lo dicho, nada. Que ese dinero está para otras cosas. Para la reproducción de la víbora de cuernitos, la enseñanza del español en el cuerno de África o la construcción de no sé cuántos pasadizos para que los linces no crucen la carretera en la sierra Madrona.

      “Es lo que hay”, dicen los sindicalistas que les dijeron.
       
A partir de mañana van a salir en la tele y les juro que tienen razón en lo que dicen. 

Fatuas

Andréi Vishinski

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Cuando los ayatolás comunistas dictan una fatua, el gobierno que sostienen obedece.
Un juez llamado Grande que es ministro de un gobierno que nadie ha votado anuncia, como un Vishinski comprado en los chinos, un “texto normativo” para retirar a un policía jubilado la medalla que le concediera el Pigmalión de la democracia a la española, Adolfo Suárez, el del aeropuerto, por la liberación de dos secuestrados (“aprehendidos”, en la nueva jerga académica). Dado que ningún pequeño juez, fiscal o leguleyo, ni siquiera después del escarmiento de la doctrina Parot, ha movido una ceja ante el anuncio ministerial que supone un redescubrimiento del franquismo (la ley Aranda, y tal y tal y tal), daremos por hecho que nos asomamos ya a la gran pesadilla del estalinismo treintañón del que nos da trágico testimonio Dombrovski en “La facultad de las cosas inútiles”.
El derecho (“¡que es el derecho, imbéciles!”) es la facultad de las cosas inútiles.
El camarada Vishinski llegó y lo puso todo en orden. No tengan miedo del derecho, dijo, nos llevaremos bien con él. Lo amputaremos sólo un poco. Y así lo hizo, con la satisfacción general. Mientras tanto, diez años atrás, en la década de 1920, los profesores lanzaban el eslogan “Abajo el derecho” desde sus cátedras universitarias. Así decían: ¡El derecho es una de las cadenas con las que la burguesía esclavizó al proletariado!
Una medida “ad hominem” contra “el policía franquista” (¡una dictadura sostenida por un solo policía!) abre la vía a una medida “ad hominem” contra Lopetegui, que no mete goles, o contra Bono, el del banderazo, porque no cae simpático.
Hasta donde uno alcanza con la razón, la ley ordinaria es la garantía del derecho de todos contra uno, pero la Constitución es la garantía del derecho de uno contra todos, y cuando esto no es así, no hay Constitución.

Quizás tengáis razón –dijo Saint-Just a sus propias víctimas–, pero cuando el ciego busca una aguja en un pajar, toma todo el montón de paja.

Martes, 23 de Octubre

Valle de Esteban

Los cristales esquivan la magia del reflejo

lunes, 22 de octubre de 2018

Equinoccio de Lopetegui

Klaus Kinski

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, llamó Sender a la nefasta expedición española al Amazonas.

    Sobre esa literatura de supermercado (muy superior, en cualquier caso, a la que hoy firma Paul Auster), el cinero alemán Werner Herzog montó en los 70 su “Aguirre, la cólera de Dios”, a la mayor gloria gestual de Klaus Kinski, una caricatura de Paco García Lozano, el feo de los Hermanos Calatrava, pero con una hija, Nastassia, que en los 80 nos tenía a todos en cola para convertirnos, a través de ella, en yernos de aquel egregio loco con síndrome de Tourette.
    
Tres lustros después, Saura reunió en España un capital de mil millones de pesetas del 88 (¡mil millones del 88!) para un “remake” que tituló “El Dorado”, con Omero Antonutti haciendo de Klaus Kinski, con lo cual la comedia no levanta vuelo ni cuando se ve en las empuñadoras de las espadas la leyenda “Recuerdo de Toledo”, que en ese cutrerío se fueron los mil millones de pesetas del 88. Bueno, en eso… y en los gastos de los extras, entre los que figuraba el fotógrafo Alberto García-Alix, que para viajar a Costa Rica, en cuyas selvas se localizaron los escenarios de rodaje, adquirió ropa militar en el Rastro madrileño, y al aterrizar en San José se hizo sospechoso, por el uniforme, de pertenecer a la “contra” nicaragüense: todos los trámites policiales hubo de pasarlos sin beber (en los 80 beber era muy importante), porque en la barra de la cantina atendía un negro imponente, y Alberto, que sólo bebía “Ron Negrita”, no sabía (no osaba) pedirlo.
    
La aventura equinoccial de Lope de Aguirre es hambre, sed y flechazos al azar.
    
El Madrid de Lopetegui (hambre de balón, sed de goles y flechazos de fantasmas) es el barco de Lope de Aguirre a la deriva por el Amazonas, con Mariano y Lucas Vázquez, el Colibrí de Curtis, como vanguardia marañona. Enfrente, el Levante de Morales.
    
Si en Sevilla, con el Combinado Autonómico de Luis Enrique, Harry Kane quitó a Ramos el cinturón con mañas de David Copperfield, en el Bernabéu, Morales, con el Levante de Paco López, le bajó los pantalones en una sacudida de calamar que hizo decir a Valdano que si Morales, que es de Getafe, no está con Luis Enrique es porque en el fútbol la estética es muy importante (¡recuerden a Isaac Cuenca!), pero que todas las demás condiciones las cumple Morales (¡Morales Nogales!) con creces.

    ¿Cómo puede ser que un tío de Getafe poco agraciado (si lo comparamos, por ejemplo, con Beckham) que se llama Morales tenga en jaque permanente en el Bernabéu a la defensa con el mejor portero del mundo (Lopetegui con sus dudas ha metido una serpiente en el jardín del pobre Courtois), del lateral derecho más prometedor del mundo, del mejor central del mundo, del mejor defensa (así, en general) del mundo y del mejor lateral izquierdo del mundo?
    
El mejor lateral izquierdo del mundo volvió al equipo más chevre que nunca: no vio a Morales en ningún momento, pero limitó los daños del Madrid en el Guinnes con un gol que deja los registros de la sequía de goles al alcance de cualquier cenizo. Se alejan, pues, la Liga y el récord de goles (la mayor parte ilegales, al ser producto del contrataque) de Mourinho, que ayer volvió a perder, y ante el Chelsea, en el último minuto. Ahora nos damos cuenta de que el desencuentro del Madrid y Mourinho consistió en que Mourinho es un perdedor de último minuto y el Madrid es un ganador de último minuto. Zidane supuso la exacerbación de ese último minuto, la flor del desierto, la baraka mora. Lopetegui es la negación de la mala suerte de Mourinho, pues llega al último minuto con todo perdido, y de la buena suerte de Zidane, pues, con él en el banquillo, y con la ley de Murphy por testigo, si algo malo puede pasar, pasará.
    
La única atenuante de Lopetegui es que la Mejor Liga del Mundo es la más agarrada en goles de los últimos doce años. En la Liga del sanchismo rampante, el Gol es fascista. Y Vinicius en la estantería, como un Oscar a la aventura equinoccial de Lopetegui. Los fans del doctor Esquerdo se frotan las manos pensando en Guti.


LA ONU CULÉ

    Y en una semana, el Barça de Vázquez Montalbán (¡aquel gagman obrero!), que, como se sabe, es más que un club. Es la Onu culé. Una Onu como de Roures, nuestros Soros comprado en los chinos, que un día ampara la secesión de Cataluña, hecho por el que el club debió ser expulsado de la competición nacional, y otro día afea a Ronaldinho su apoyo a la candidatura electoral de Bolsonaro en Brasil, “por homófobo, racista, machista” (?) y toda esa letanía progre de la socialdemocracia mundial. “Desde el Barcelona defendemos valores civiles y democráticos”, remacha su portavoz. ¿Qué son valores civiles y democráticos? Quien entienda estos solecismos de derecho constitucional, entenderá también los números del fichaje de Neymar.