Aparicio se corta la coleta
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
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Un genio de sus cosas, Julio Aparicio, se ha cortado la coleta.
Este cortarse la coleta de Aparicio me emocionó en la Plaza porque, en el fondo, así como Guardini, cuando más dudas de fe tenía, vio en la liturgia a la auténtica Iglesia, uno quiso ver en ese rito a la auténtica Tauromaquia, ahora que todos los toreros, sin excepción, se niegan a torear no sólo a los toros de lidia, con los cuales ni se anuncian, sino a esos domésticos y virgilianos bueyes de labor que dibujan con la lengua geórgicas en la arena.
Aparicio andaba por el ruedo aperreado con unas yemas de San Leandro y, en lugar de darse importancia, como sus compañeros, tratando de hacernos ver fieras que no había, él, que tiene firmada en Madrid una de las tres o cuatro faenas que veremos en el cineclub de la agonía, pidió una tijera y adiós coleta, mientras la chusma que enloquece con los circulares invertidos a las monas atestaba el ruedo de almohadillas.
–Derr Zopf des Herr Bombita –tituló la prensa alemana el corte de coleta de Bombita, y gracias a Camba, corresponsal de ABC en Berlín, supimos que la corrida de despedida de un torero se llama en alemán “die Zopfabschneidungscorrida”.
Ya sé que de España a los alemanes lo único que hoy les interesa no son los toros (que es, con la filosofía de Marina y los codillos de Arturo, lo más parecido al “furor teutonicus” que tenemos por aquí), sino los recortes, y me pregunto si nuestro acorralado Mariano no podría presentarle a frau Merkel como garantía del recorte español la coleta de Aparicio.
La chusma lo despide con almohadillas