martes, 29 de mayo de 2012

Jean Paul

Jean Paul Richter

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo.

    Pero no es fácil levantarse el día de Santa Ubaldesca con el termómetro por encima de los 30 y la prima de riesgo por encima de los 500.

    Que si al pobre Maeztu lo mató “su anacronismo”, como dicen en Radio Nacional, a nosotros nos puede matar un golpe de calor, a pesar de las declaraciones del delantero centro Torres (“España no va a cambiar”) y de ese personaje cada día más entrañablemente shakesperiano que es Rajoy:
    
–A nuestra Banca no la van a rescatar.

    Todos recordamos cómo Reagan salvó la Bolsa con un discurso en TV.
    
Pero el discurso de Rajoy en la calle de Génova me ha recordado al tremendo “Sueño” de Jean-Paul Richter: “Discurso de Cristo muerto en lo alto del edificio del mundo: no hay Dios”.

    El lugar del anuncio es la iglesia de un cementerio inmenso.

    –Padre, ¿dónde estás?

    Y no se escucha sino la lluvia que cae en el precipicio. La eternidad reposa sobre el caos y lo roe. Al roerlo, ella misma se devora lentamente. Todo el edificio del mundo va a derrumbarse ante nosotros. Los niños muertos se acercan a Cristo y le preguntan:

    –Jesús, ¿no tenemos padre?

    Y él responde:

    –Todos somos huérfanos.

    Y se me aparece Rogelio Blanco (vivo retrato de Manolo Galván) firmando ejemplares de su novela-río sobre los diarios de Alcalá-Zamora en la Feria del Libro. Y también Rubalcaba, mitad Mendizábal, mitad Pepito Nakens, bailando con Valenciano el “agarrao” del ibi eclesiástico en ese lujazo de la socialdemocracia que es el Ushuaïa Beach Club de Ibiza.

    –Si los curas comieran chinas del río