Hace 30 años, cuando fuí abonado de Osasuna
Arriba: Roberto, Unzúe, Vicuña, el Cuco Ziganda, De Luis, Pachi Rípodas, Pepín y el entrenador Zabalza
Centro: Goicoechea, Martín Glez, Robinson, Ibáñez, Castañeda y Bustingorri
Abajo: Lecumberri, Sabido, MARTÍN MONREAL, Arozarena, Pepe Mel, Mikel Sola, Pérez Benegas, Sarabia
Francisco Javier Gómez Izquierdo
La Segunda división tiene una Champions particular y se disputa en el formato “final four” como si fuera el baloncesto o el noble deporte del balonmano. Los aficionados de los cuatro equipos cabalgan durante dos semanas -una los dos eliminados- sobre un potro salvaje desbocado de nervios y emoción que los hace llorar eufóricos o defraudados conforme le vaya la feria a cada cual.
El formato no es nuevo. Lo inventó, con trucos de timador, hace 30 años un presidente, Ramón Irigoyen, al que se tenía por gracioso, para salvar a su Cádiz. Aquellos defectos se han pulido y ayer el Osasuna, uno de los damnificados entonces con los inventos de Don Ramón, disputó el primer partido de los play-off ante el Gimnástico de Tarragona. Tenía uno puesto por aquí que el Nástic es temible arriba, pero que descuida mucho la retaguardia; que el extraordinario jugador que es Emaná es capaz de ganar solito un partido, ahora que ha vuelto a España por justiprecio y no con ánimo de lucro, pero en Segunda nadie ata los perros con longanizas y Martín Monreal menos que nadie. Mikel Merino, hijo del Miguel Merino que llegó a Pamplona cuando un servidor hacía las maletas para mi traslado definitivo a Córdoba, centrocampista listo y aplicado como su padre, estuvo atento en el área en dos jugadas a balón parado y coló dos goles. El tercero lo hizo el hijo de Kodro, otra leyenda de aquélla época.
El Nástic pudo amargar la noche al buen portero Nauzet, pero Emaná y sobre todo Naranjo no acertaron en tres claras oportunidades. Oportunidades que en estos casos se suelen recordar amargamente. Aún así, el Nástic hizo un gol para mantener una esperanza que me malicio estropearán de nuevo unos defensas a los que no está bonito señalar.
Hoy, Córdoba-Gerona. La otra semifinal. Si ustedes se fijan en la clasificación final de Segunda división observarán que el Córdoba ha marcado más goles que ningún otro equipo. 59. Sólo el Leganés ha igualado la cifra. El Gerona, por contra, es el equipo que menos goles ha encajado -28- en cuarenta y dos partidos. Sí. Se enfrentan la mejor delantera y la mejor defensa, pero... siempre hay un pero. En el presente caso, morrocotudo. A Florin Andone, el delantero más incómodo de marcar de la categoría y que cuela los goles del Córdoba, tantos como veintiuno, le han requerida para hazañas de mayor enjundia y es posible que mañana viernes inaugure la Eurocopa. Florian Lejeune, el mejor defensa de Segunda, tampoco va a estar en el primer partido, por lo que hoy no veremos ni al mejor defensa ni al mejor delantero. En el Córdoba intentará hacer historia el “cristianito”- anda, corre, salta, celebra y se peina como Cristiano- de Tomás, y en el Nástic, Alcalá procurará hacer olvidar a Florian Lejeune. Se da la curiosa circunstancia que dos centrales -el Nástic juega con tres- que pelearán por los intereses gerundenses estuvieron con nosotros. Richy, que mandaba el balón con la precisión de Koeman desde cuarenta metros, y Kiko Olías, un defensa de sobrada calidad que en Córdoba se despreció sin justificación. ¡¡No he defendido yo a Kiko Olías en mi sector de preferencia!!
Me llama mi presidente -el de mi peña Parque Azahara- asustado y compungido, ¡cómo es mi presi!, y me dice que Markovic se ha roto el cruzado y que Pedro Ríos tiene 40 de fiebre. ¿Con qué vamos a jugar entonces?
En fin, quedamos en tensa espera, y como ni Florín ni Florián, si sale con barbas S. Antón, y si no, la Purísima Concepción.