Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza
Se nos fueron los cinco
Francisco Javier Gómez Izquierdo
En la 2ª tanda de octavos de Copa de Europa ocurrió más o menos lo previsto y aunque si el 2-2 del Juventus-Bayern nos llega sin haber visto nada del partido nos parecerá resultado lógico, pero lo cierto es que los muniqueses guardiolanos en la segunda parte hicieron cosas preocupantes en defensa. O a mí me lo parecieron. El Bayern pudo dejar sentenciada la eliminatoria con un rosario de ocasiones propiciadas por Douglas y Robben, dos torbellinos incansables, y los letales Muller y Lewandosky, que seguramente la cerrarán en la vuelta, pero el tándem Kimmich-Alaba atrás transmitió una provisionalidad que de manera sorprendente se acentuó con la entrada de Benatia, un central con trazas de amortizado.
El Atleti es tan favorito ante el PSV como el Bayern ante la Juve, pero en su caso faltó traerse a Madrid el tesoro del gol que Vietto y Griezman tuvieron en los pies. En el PSV siempre han jugado delanteros sensacionales -Romario, Ronaldo, Van Nistelrooy, Robben..- que los grandes de Europa se llevaban talonario mediante. De Jong, su goleador de ahora, que ni se adaptó a la Bundesliga ni cuajó en el Newcastle, no pudo jugar por sanción. A mí me parece que no es sólo un 9 que mata a testarazo limpio. Lo veo rápido, ambidextro, listo y se gira y coloca como los grandes goleadores de siempre. Me parece a punto de explotar y no tardará, por su juventud, en ser subastado entre los grandes. Haría muy bien Simeone en disponer especial vigilancia para que el muchacho no haga demasiados méritos en la vuelta. En el centro del campo del PSV, el mejor es Guardado, que es buen futbolista, pero de otro nivel al que se ha de exigir en la Champions; los defensas holandeses son bastante mejorables, motivos suficientes para que, en el Calderón, el Atleti se lleve el gato al agua. Salvo, ya digo, explosión de Luuk de Jong.
Al entrenador Pellegrini el sorteo le fue propicio y le puso delante a los ucranianos del Dínamo de Kiev, recluidos en estas fechas en sus cuarteles de invierno, y si a la manifiesta inferioridad añadimos la falta de ritmo de competición y la natural ociosidad por la falta de partidos, el 1-3 tiene fácil explicación.
El Arsenal goza de un extraño prestigio que viene de su entrenador Arsenio Wegner y que yo tengo por inexplicable. Todo el mundo del fútbol sabe por repetidísimo que el Arsenal ganó una liga sin perder ni un partido y que son conocidos por ello, además de como los gunners, como los invencibles. Eso pasó hace muchos años con la colaboración de tres franceses irrepetibles: Henry, Vieira y Pires, que parece, como se vende la gesta, como si los hubiera fabricado su paisano Wegner, un entrenador que no padece el acoso laboral propio del oficio. Es lógico y normal que el Barça elimine al Arsenal, pero considero ya inadmisible que la numerosa corte de aduladores del entrenador francés te quiera hacer ver que su equipo juega bonito, que el trato del balón, que si Ozil, que si la filosofía -la filosofía de Wegner estoy por creer que se estudia en los prestigiosos colegios ingleses- y por último que todo no consiste en ganar. ¡Que cosas hay que oír!
El Barça ganó en un contraataque perfecto, despliegue en el que al parecer no hay mejor director que Ozil y cuando salió el cartel de Flamini para defender una derrota honrosa, supongo, me acordé de Rosicky. ¡Hay que ver los años que lleva Rosicky, aquél Pelé de cara angelical que Wegner descubriera en el Borussia de Dortmound, en el Arsenal! El arte de Wegner empieza fichando jugadores casi juveniles por mucho dinero. Se estropea cuando otros clubes más ricos compran a sus jóvenes talentos dos o tres años más tarde y somos muchos los que le vemos la impostura cuando los Rosicky, Arteta o Flamini permanecen eternamente en su plantilla. Este Flamini desbocado en el césped es todo un lince en los negocios y tengo leído que ha montado una empresa alternativa al petróleo para coches que ya vale 30.000 millones de euros. Produce ácido levulínico, que a saber que demonios es eso. Lógico que con la cabeza en otro sitio nada más pisar el césped cometiera penalty sobre Messi.
La mayor gesta del Betis desde que tengo uso de razón fue la conquista de la Copa hace casi 40 años ante el Athletic de Bilbao, en la que como daño colateral hubo varias trifulcas en mi barrio de Gamonal. Iriondo, que a pesar de llamarse Rafael era de Guernica y no cordobés, entrenaba a aquel Betis, que hizo feliz a más de media Sevilla . A pesar de la educación, formalidad y sobre todo seriedad de un entrenador que antes fue futbolista al que todo buen aficionado recordaba de memoria como componente de una de las delanteras más recitada de la Historia, el entrenador Iriondo no estuvo más de dos años seguidos en el Betis. En el Arsenal, el equipo más paciente con los entrenadores, con semejante aval hubiera durado hasta los 97 años, que es la edad a la que ha fallecido el último, y con el que se empezaba cantando “la delantera del Athletic”. Descanse en paz Rafael Iriondo.