Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Todo lo que los de la quinta del 77 aprendimos en cinco años de Facultad de Periodismo fue un eslogan de McLuhan:
–El medio es el mensaje.
“¿Y no tenéis deberes que hacer?”, nos preguntaban las madres por Navidad. “Hombre, madre, si el medio es el mensaje, ¿qué deberes vamos a hacer?”, contestábamos nosotros. Y nos íbamos de Nochevieja.
No me gusta la Nochevieja. Me pasa con ella lo que a Bogart con París (“la última vez que dije ‘te quiero’ los alemanes invadieron París”, le dice a Ingrid Bergman en “Casablanca”).
En mi primera Nochevieja, los Castro entraron en La Habana, y ahí siguen, con la ayuda de Obama y la bendición de Francisco, por nombrar a señores que hacen Historia.
Nosotros hacemos Antropología, y no hay más que ver los mensajes navideños de los jefes tribales del país.
Circula estos días por la Red el último mensaje de Franco en Año Nuevo:
–Españoles todos: yo os deseo un feliz Año Nuevo y que Dios nos conceda en él, a España y a todos nosotros todo lo que honestamente se puede desear: unidad convivencia y paz. Buenas noches.
Ese laconismo antiguo de personajes que hacen Historia contrasta con la cháchara posmoderna de los Mas y Monagos, que hacen Antropología. La diferencia la tiene explicada por ahí Gustavo Bueno, a propósito del cuento de las autonomías “históricas”:
– Sólo hay historia cuando hay historia universal, es decir, cuando los sucesos particulares están formalmente concatenados con el sistema de la historia universal. Cuando esto no ocurre, habrá antropología, pero no historia.
– Sólo hay historia cuando hay historia universal, es decir, cuando los sucesos particulares están formalmente concatenados con el sistema de la historia universal. Cuando esto no ocurre, habrá antropología, pero no historia.
Los viejos antropólogos acostumbraban servirse de un salvaje siempre dispuesto a hacer lo necesario para sustentar sus teorías. Monago, el socialdemócrata extremeño que “jefecea” en una comunidad muy necesitada, de “salvaje” para sus antropologías ha contratado este año a Woody Allen, que pasa la gorra en España, donde tiene erigida una estatua, con su “Toma el dinero y corre”. Y lo sacó a pasear en su mensaje, claro.