Abc
A Beatriz Manjón le pareció que la Pedroche iba como Helga Liné en una de Naschy. Yo pensé en un salto de cama de «Los días de Cabirio», donde también salía. O sea, que La Sexta nos hizo su destape, con Pedroche de jamona que se hace perdonar porque es de Vallecas, como Casillas de Móstoles. Al entreverla, caderona y como recién peinada en un tocador, pensé en Berlanga rimando noche y derroche, tan parecido a un batalleo caribeño de después: Soy el señor de la noche, me gusta sembrar el derroche. Pedroche tiene rima y es lista porque explota una vis cómica de tontita como las actrices de entonces. Servidor escribió una columna estirando pobremente el mito de las progres umbralianas, guapas y preparadísimas, en las de La Sexta. Como el perejil me pusieron y alguien hasta pidió desagravios. Eso sí, por detrás. Gusta ver en lo que queda el feminismo de La Sexta: en subir la audiencia a base de muslos cuando en La 1 andaban con las escápulas de Anne. La audiencia se les triplicó, así que por esa regla de tres esperamos ver a Cristina tanto como a Pablo Iglesias, al que no sé por qué siempre llamo Pablo Sebastian, como a aquel Liberace latinoché. En los muslos de la Pedroche hay más realidad que en la renta vitalicia y mejor ella que Dafne Fernández, a la que rodearon de grotescos bajitos que parecía se le iban a encaramar a celebrar una Copa de Europa. Matamoros había dicho por la tarde que quería imponer a sus hijos la disciplina del smoking, pero a los demás nos dieron «mondongo». Dafne parecía la giganta de Baudelaire o una Tania Doris, pero acabó gritando «¡Podemos!» porque prefiere ir de lista. Esa noche, Moreno sacó un entrañable número con señor bajito, Carabias, y una de las Valverde (¡Mihura!). José Luis Moreno se moderniza con una Década Prodigiosa discotequera y canta al cuerpo. Tiene a sus coristas y a Martin, el blondo maciste que salía de objeto y ya presenta galas. Cuando las jamonas sólo quieren hacer cine, viva la Pedroche; y justicia para Moreno ahora que a Mota (que demostró leer ABC) ya le admiten inteligencia los tontilocos de la barbita. Barba que no es la de los torturados veinte años del juanramonismo, ese que a Sabina se le resistía, dijo él, por cursi.
Sí, fue él
Muslera, mamá de Muslero