Francisco Javier Gómez Izquierdo.
Me reprocha un amigo bienintencionado, limosnero y repartidor de comida nocturna por los cajeros automáticos de la ciudad, que no tiene nada que ver la polémica de la Mezquita cordobesa con los asesinatos de Francia y que es posible que me esté obsesionando en demasía con el peligro islamista. No sospechaba siquiera que mi amigo, católico practicante, pero de los que no da importancia ni a las pretensiones musulmanas ni a las del Gobierno juntero sobre la propiedad de la Mezquita-Catedral, entrara en casa de Salmonetes... y es que a mi amigo Rafael lo tengo por mansurrón y tranquiloide, enemigo de sospechar ante pieles de cordero y creyente de toda palabra salida de labios menesterosos. Me cuenta que evita periódicos, radios y teles para no contaminar su mirada, a la que siempre he tenido por beatífica.
Me reprocha un amigo bienintencionado, limosnero y repartidor de comida nocturna por los cajeros automáticos de la ciudad, que no tiene nada que ver la polémica de la Mezquita cordobesa con los asesinatos de Francia y que es posible que me esté obsesionando en demasía con el peligro islamista. No sospechaba siquiera que mi amigo, católico practicante, pero de los que no da importancia ni a las pretensiones musulmanas ni a las del Gobierno juntero sobre la propiedad de la Mezquita-Catedral, entrara en casa de Salmonetes... y es que a mi amigo Rafael lo tengo por mansurrón y tranquiloide, enemigo de sospechar ante pieles de cordero y creyente de toda palabra salida de labios menesterosos. Me cuenta que evita periódicos, radios y teles para no contaminar su mirada, a la que siempre he tenido por beatífica.
No he querido incomodar a mi amigo Rafael, pero le he hablado de Abdussamad Romero, un señor al que escucha el Diario Córdoba, y que por razones difíciles de explicar, me hizo patinar en el artículo que mi amigo acusa de rigor innecesario ó poco menos.
Hago constar aquí y como aviso para navegantes lo siguiente:
El señor Abdussamad Romero nació en La Puebla de Don Fadrique, provincia de Granada, de donde también es natural el internacional Rafa Paz y que no tiene nada que ver con la Villa de Don Fadrique, patria de mi compadre Paco y que está en la provincia de Toledo. Fue bautizado con el nombre de Antonio, pero con 27 años se convirtió al Islam y se fue a la Meca. Volvió con dinero sin que esté claro cómo lo ganó o quién se lo dio... y fundó el centro cultural Azzagra con mezquita propia en la que caben mil personas, en plena Sierra de Segura.
El señor Abdussamad Romero fue teniente de alcalde en su pueblo por IU. Más tarde se hizo del PSOE y también fue concejal y por último fundó un partido nuevo, la Confederación de Electores de Puebla y Almanciles, y lo eligieron alcalde por cuatro años.
El señor Abdussamad Romero es en la actualidad el Director de la Unesco islámica en España, una especie de federación de una poderosa Organización que oficialmente se llama Organización Islámica por la Educación, la Ciencia y la Cultura, ISESCO. Su sede está en Marruecos y desde esa ISESCO el concejal que perteneciera a los dos partidos del Gobierno andaluz habla así a la Junta de Andalucía, a su Granada y a la Córdoba toda:
“La actitud del Cabildo de la Catedral de Córdoba es una provocación para los musulmanes de todo el mundo, especialmente de España”.
¡Que más quisiera un servidor que el fanatismo y fiereza de los asesinos de París no tuviera nada que ver con la Mezquita-Catedral de Córdoba!