martes, 6 de enero de 2015

Córdoba, 2; Granada, 0

Francisco Javier Gómez Izquierdo

      La LFP suele poner los partidos del Córdoba a deshora y como de tapado, excepto cuando tocó jugar con los tres grandes. La próxima jornada, contra el Rayo, y como si nuestro equipo fuera una panda de oficinistas que se cita en un polideportivo para echar una pachanguita, también jugamos en lunes. Después viene el correoso Éibar un viernes a las ocho. ¡Y luego dirá el señor Tebas que no se ningunea al Córdoba!

      Ayer, en hora de Cabalgata de Reyes y con un desprecio infinito a las obligaciones tradicionales de todo padre responsable, la LFP hizo jugar al Córdoba en un Arcángel que no llegaba al medio aforo.

 Tocaba el Granada, que nos viene tocando tres veces en veinte días merced a ese disparate feote y aburrido en el que han convertido la Copa los barandas del furbo. El de ayer fue el mejor partido de los nuestros y la confirmación -según mi modo de ver- de que Caparrós no se ha hecho con la plantilla del Granada. Piti, Rico, Riki, Nyom, Babin, El Arabi, Javi Márquez,.... tienen mucho más nombre que nuestros jugadores blanquiverdes, pero los veo pesadotes, apáticos y dispersos. Demasiadas desaplicaciones, que diría un técnico argentino. El lateral derecho Nyom ha perdido mucha velocidad y lo veo harto descentrado. Fue colaborador necesario en nuestro segundo gol, como el otro lateral accidental, Juan Carlos, lo fue en el primero. Los centrales Babín y Mainz ya no dan la talla ni siquiera en veteranía. Javi Márquez y Fran Rico no entienden a Caparrós, en vista  de cómo los corregía a manotazos locoides desde la banda. ¿Y Piti? Una zurda que me tenía enamorado desde 2ª división. Si a don Joaquín no lo despiden, el domingo no juega. Está desquiciado, cansado desde el minuto uno y tiene el trote sospechoso de los indisciplinados. Parecía que el sentenciado entrenador del Granada iba a romper a llorar de desesperación, viendo pasear a su estrella. El delantero centro Jhon Córdoba se lesionó en un músculo nada más empezar, cosa que  no es de extrañar, y de Foulquier ni me enteré que jugaba.
    
Ganamos por fín en El Arcángel sin mayores complicaciones. Nuestro entrenador Djukic, que se había enfadado con la plantilla, puso al rumanito del filial en punta y éste se lo agradeció con un gol de delantero antiguo, y como Ghilas es fusilero de fíar, acertó implacable en un primer balazo que ya dejaría herido de muerte al Granada.

     Mal. Muy mal el Granada, circunstancia que nos hace respirar un poco y nos descubre que no somos los únicos menesterosos en esta liga, por mucho que se empeñe el señor Tebas.