Madrid, la alternativa navideña
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Paso las navidades en un pueblecito de los Montes de Toledo donde los vientos son caprichosos y donde las últimas instrucciones para ver la tele llegan siempre con retraso, por lo general hasta que acude algún hijo que vive en la capital que explica el asunto de las antenas y la obligación de resintonizarse. Los mayores quieren la tele para ver el cante en la cadena de Castilla la Mancha y cuando se les va la imagen suelen llamar a Antonio para que se suba al tejado y les ponga la antena mirando hacia Horcajo que es como se ve bien.
En la casa de mi doña no encendemos el aparato prehistórico habilitado con un TDT de primera generación hasta el día 31 de diciembre para comer las uvas por la Primera, pero este año, con las nuevas ordenanzas televisivas, sólo se veía la cadena Cinco y a sus órdenes las tragamos sin mayores sobresaltos.
En el pueblo, nada más tomar las uvas, solemos salir a ver cómo arden cuatro tractores de leña que amontonan los quintos con un entusiasmo elogioso y después de calentarnos el trasero nos juntamos en una cantina espaciosa a tomar unas copas de champán o de lo que haga falta. A los pocos minutos del año nuevo se acercó el chico con el móvil a contarnos el “patón” de Canal Sur que al parecer era el único tema de conversación entre los estudiantes de Andalucía, agilísimos sacando punta al asunto con más de diez mil chascarrillos en menos de diez minutos.
A un servidor ya no le extraña nada, pero entiendo que hay momentos determinados en los que no caben disculpas ni justificaciones y por eso me resulta grotesco las explicaciones del sindicato CC OO que leo nada más llegar a Córdoba, exculpando a los trabajadores de Canal Sur -la Nuestra, como se autoproclama la cadena- que intentaron remediar el despropósito de no se sabe quién y a la vista está que con nulos resultados.
Llevamos tiempo poniendo aquí que la Junta de Andalucía, virreinato de las Españas, tiene colocado mucho personal parasitario que como no tiene que hacer, con el rabo mata moscas. Este personal está mayormente obsesionado con la Iglesia y uno de los ministros de la facción radical del gobierno de doña Susana ha retado al obispo andaluz de Córdoba a que le devuelva la Mezquita en tres meses para, desde su ateísmo, repartir el culto del templo como demanda la religiosidad comunista. No se descarta contratar un benimerín armado de martillo que haga guardia en el Campanile de Hernán Ruiz y llevar allí cada fin de año las cámaras del Canal Sur, donde el sindicato hermano de CC OO también tiene mucha mano, como demuestra su defensa feroz de los trabajadores del turno de Nochevieja.