Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La demanda china de bronce ha disparado el robo de pomos en Madrid. Es la globalización, que no se arregla tirando cantos al escaparate de McDonalds, como hacía Pepe Bové. ¿Tiene Madrid industria suficiente para reabastecer de pomos a los vecinos despojados? En el programa de Rajoy se dice que… Bueno, tampoco es cosa de abrumar a nadie con la política de pomos desarrollada en el programa de Rajoy. Lo urgente es arreglar el problema social que plantean los paisanos de Mircea Eliade, si los apartamos de la industria de la distribución del pomo. A mí se me ocurre que podíamos desviarlos hacia la distribución de estatuas callejeras, que sólo sirven para llevarte un susto en cada esquina. Oviedo, Burgos y Madrid, por citar tres ciudades de derechas, están atestadas de estatuas de confitería o lo que Camba llamaba “escultura kodak”: enanos y enanas de bronce “a los que sólo les falta hablar”. Mandas a la China al lector de bronce que han colocado a la puerta de la Biblioteca de Iván de Vargas en la calle de San Justo y le ahorras al vecindario un disgusto estético y una docena de sacos de pomos...
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La demanda china de bronce ha disparado el robo de pomos en Madrid. Es la globalización, que no se arregla tirando cantos al escaparate de McDonalds, como hacía Pepe Bové. ¿Tiene Madrid industria suficiente para reabastecer de pomos a los vecinos despojados? En el programa de Rajoy se dice que… Bueno, tampoco es cosa de abrumar a nadie con la política de pomos desarrollada en el programa de Rajoy. Lo urgente es arreglar el problema social que plantean los paisanos de Mircea Eliade, si los apartamos de la industria de la distribución del pomo. A mí se me ocurre que podíamos desviarlos hacia la distribución de estatuas callejeras, que sólo sirven para llevarte un susto en cada esquina. Oviedo, Burgos y Madrid, por citar tres ciudades de derechas, están atestadas de estatuas de confitería o lo que Camba llamaba “escultura kodak”: enanos y enanas de bronce “a los que sólo les falta hablar”. Mandas a la China al lector de bronce que han colocado a la puerta de la Biblioteca de Iván de Vargas en la calle de San Justo y le ahorras al vecindario un disgusto estético y una docena de sacos de pomos...
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