domingo, 10 de enero de 2010

DOMINGO, 10 DE ENERO


( Estribillo) Sí, sí, sí, / que este amor es tan profundo, / que tú eres mi consentida, / y que lo sepa todo el mundo. (bis)
Que tú eres mi consentida / la niñita de mis ojos, / la que me endulza la vida, / la que calma mis enojos.
(Estribillo) Guararé, guararé, / guararé, guararé, guararé. / Guararé, guararé, / no me olvides, / que yo no te olvidaré.

Fruta fresca / Carlos Vives


EL CONSENTIDO

Sebastián Castella Turzack es un torero de los Lozano, y eso se nota en los medios, incluidos los de la plaza. Siete pedresinas consecutivas y un bajonazo le valieron en otoño dos orejas en Madrid, donde el presidente Muñoz Infante soltó los dos pañuelos como el que corre a la Maternidad con la parienta en trance de alumbramiento. Dicen que ha sido la faena de su vida (la del torero, no la del presidente), una vida que aspira a los círculos intelectuales: periodistas de pluma son invitados a intimar, en el sentido más honesto del término, con el fenómeno Castella, que acaba de hacer una extraña declaración en Colombia:

-Quiero ser un consentido.

Del consentimiento a la colombiana sabemos en España por Carlos Vives, traído a Madrid por Daniel Samper Pizano a la fiesta de Cambio 16, donde actuó con Paquita la del Barrio, hará unos veinte años. Vives pegaba unos aletazos tremendos, pero por él perdían la cabeza hasta las señoras de los ministros.

Ignacio Ruiz Quintano