sábado, 31 de agosto de 2024

Iglesia de Santa María de Gumiel de Izán. "La Petra burgalesa"




Santa María de Gumiel de Izán y Petra


Francisco Javier Gómez Izquierdo


              Hará unos dos años poco más o menos que amigos y conocidos me vienen señalando una iglesia de Burgos como muy parecida a la Petra jordana; ésta, conocida y admirada por todo el mundo, sobre todo desde que la sacaron en una película del Indiana Jones. "La Petra Burgalesa" es el nombre que han dado ahora los gentiles a la iglesia de Santa María de Gumiel de Izán que es pueblo en la Nacional-1, entre Aranda de Duero y Lerma en el que servidor suele parar mucho a comprar vino por darse allí como en el otro Gumiel, el del Mercado, que dista unos diez kilómetros, tintos de mucha categoría. Suelo comprar roble y quedo como Dios cuando regalo a los que saben apreciarlos sin detenerse en sibaritismos o las corrientes tonterías entre los que se las dan de refinados y exquisitos. De todos modos, en la zona hay vino también para paladares de millonarios.


           La portada renacentista es la llamativa y "viral" como se dice ahora, pero los gomellanos siempre han estado orgullosos de su torre gótica, levantada sobre iglesia románica, giganta que se distingue desde lejos pero que al callejear subiendo desde el arco de entrada se te aparece majestuosa y con empinadas escaleras para subir hasta una puerta que siempre he encontrado cerrada. La entrada es por esa portada renacentista tirando a barroca concebida como un retablo en honor a Santa María. A los que me enseñan la foto por si no la conozco, suelo decirles que la iglesia es más interesante por dentro: por su espectacular altar mayor, todo un cómic de la vida de la Virgen esculpido de abajo hacia arriba y rematado con la pasión de su Hijo. A servidor le llaman la atención los altares gemelos de San Pedro y Santiago, uno a cada lado de las naves, así como varias piezas recogidas de edificios románicos desaparecidos. No me extiendo en explicaciones porque a éstos sitios se va y se ve. No es para contarlos.


     En Gumiel vivió Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos que nació en la vecina Caleruega, pueblo éste que junto a Santo Domingo de Silos y Lerma formarían un cuadrado o rectángulo chuchurrío situándose cada uno en una esquina y que se puede recorrer en un día bien aprovechado. Les animo a hacerlo. No se arrepentirán. ¡Ah... y compren vino! En Gumiel de Izán construyó Norman Foster en forma de trébol la bodega Portia, donde suelo entrar, pero también pueden comprar sobre todo si les va el clarete en la Cooperativa de Nuestra Señora, en la bodega Renalterra, en la Abadía de San Quirce, en la Ferratus, Riberalta, Basconcillos o Viña Gumiel. Espero no olvidarme ninguna. En todas hay roble y vino joven de muy buena calidad y a precio arreglado. Sí, además del vino admiren "la Petra burgalesa", y ya puestos, atrévanse con un lechazo, llamando con antelación a la bodega que a ustedes les parezca.


 








1.- Retablo del altar mayor de Santa María 2.-Decapitación de Bautista. Museo Gomellano en la sacristía 3.- Altar de San Pedro. Vida y muerte 4.- Capitel románico. Museo Gomellano 5.- Recordatorio en la casa que vivió Santo Domingo frente a la iglesia

Gore


En Al, todo es Gore


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


¿Es el hombre un minúsculo amasijo de carbono y agua que se arrastra impotente sobre un planeta pequeño y sin importancia, como sostienen los astrónomos laicos, o es lo que dijo Hamlet, que por ser mucho y muy profundo lo que dijo no lo vamos a repetir aquí ahora? Bertrand Russell, que tiraba a veleta en estas cuestiones, se apuntó a la opinión de que un hombre es, hasta las siete de la tarde, cuando abren los “pubs”, un ochenta por ciento de agua, y el resto, carbono. Después de las siete de la tarde también puede añadírsele un chisguete de whiskey.


Mas no todo el mundo es tan frívolo como Russell.


Hace dos años, mi familia y yo decidimos llevar una vida sin carbono.


La confesión es de Al Gore, el cerebro de Clinton en la Casa Blanca: “Yo solía ser el próximo presidente de los Estados Unidos”. Ahora vende apocalipsis progresistas, si se nos disculpa la redundancia, que en esta sociedad idiota es la forma más segura que tiene uno de asegurarse el porvenir ensombreciendo el de los demás. “Una verdad incómoda”, se llama la última mercancía de este hombre dotado para la fantasía que ha resuelto llevar, junto con su familia, una vida sin carbono. ¿Cómo? Pues, sencillamente, evitando el agua caliente.


Mi familia y yo evitamos el agua caliente.


La progresía siempre fue de naturaleza espesa. En Madrid, la ministra Narbona quiere evitarnos incluso el agua fría. Y en Londres, el alcalde Livingstone, en aras del ahorro hídrico, tiene prohibido a su familia tirar de la cadena en casa. Pero todo lo que es exagerado es insignificante, dijo Talleyrand, al que no han leído ni Al Gore ni Livingstone ni Narbona, las mantis, que no profetas, de nuestras catástrofes. (Profetas son los que hablan en nombre de Dios. Estos adivinos, laicos después de todo, son lo que en griego se llama “mantis”, y en cheli, “tener morro”.)


Al Gore, que ya en “Earth on Balance” mostró sus dudas al elegir en la balanza entre una vida humana y un árbol, es un personaje inclinado fatalmente a la exageración. “Durante mi etapa en el Congreso de los Estados Unidos, tomé la iniciativa de crear Internet”, dijo, sin mover un solo músculo, en la CNN. Ahora recorre el planeta predicando el Calentamiento con la misma desfachatez que el predicador de “La leyenda de la ciudad sin nombre” recorría el Oeste predicando el Infierno. De hecho, el Calentamiento, la excusa eco-política para explicar o una “pertinaz sequía” o una “trágica inundación”, no sería más que la versión progresista del Infierno tridentino. Y Al Gore, su buldero. 

Heroína progresista y cocaína conservadora (I)




Curtis Yarvin


Las orientaciones políticas en la América actual se entienden mejor como narrativas de recaudación de fondos.


La política democrática propiamente dicha —la pugna por el poder soberano entre organizaciones o individuos con un apoyo masivo, que se decide contando cabezas— está básicamente muerta. En el actual régimen estadounidense, a los políticos, pro-régimen o anti-régimen, sólo se les concede un pequeño goteo de poder discrecional que se restringe más y más cada año, haciendo que la elección sea más y más paródica. Una vez que este poder llegue a cero, y los políticos sean tan simbólicos como los antiguos monarcas hereditarios, la evolución habrá terminado. El Estado se habrá convertido en una oligarquía pura y dura, gobernada por instituciones «independientes». («Independientes», en este contexto, significa «que no rinden cuentas», que están a resguardo de las elecciones).


Pero que la política democrática no sea real —o, astutamente, sea apenas real— no significa que el espectáculo no pueda continuar. Por ejemplo: si fuese real, ¿tendría uno que recaudar dinero para ello? El relato va solo. El relato puede continuar eternamente, como una telenovela. El objetivo de recaudar dinero es fingir que uno es real… idealmente, convertirse en real. En este caso…


Y la recaudación de fondos es un gran arte, uno de los más grandes. Quizá el más grande. Una cosa que he aprendido en mi medio siglo es: nunca minusvalores a un gran recaudador de fondos. El siglo XX es una gran época para la recaudación de fondos —como la Florencia de Miguel Ángel, pero para la recaudación de fondos— y hay excelentes consejos por todas partes. Aquí está el mío.


La recaudación de fondos no es un arte oscuro. Es un arte luminoso. Y conduce a un corazón luminoso. Recaudar fondos es la generación conversacional de un estado de ánimo generoso y optimista. Cuando una recaudación tiene éxito, el recaudador se siente… aliviado. Cuando una recaudación tiene éxito, el donante o inversor se siente… feliz, esperanzado y eufórico.


Leamos los grandes relatos de nuestro tiempo con simpatía y amor, como las asombrosas obras de arte colectivas que son. Estas catedrales de la propaganda, como las catedrales de verdad, nunca podrían haberse construido de golpe. Las narrativas y las líneas de partido han evolucionado a lo largo de décadas e incluso siglos. Y, sin embargo, siguen en pie y funcionando, y cada domingo las masas siguen acudiendo a sus respectivas iglesias políticas.


¿Y por qué, en una época en la que la política no es real? ¿Por qué alguien cree o se preocupa? Empezar con una actitud de respeto, no de desprecio, nos ayuda a descifrar el misterio de la propaganda.


Propaganda y productos farmacéuticos


Por supuesto, esta sensación de ebullición inducida externamente es también característica de las drogas. ¿No es la narrativa una especie de droga? ¿No acelera el corazón y alegra la vista? ¿Quiere usted que la gente le dé dinero? Elija una droga y véndala.


Claro está que, si la política fuese real, si afectara de verdad a la vida de la gente —como en el siglo XX y antes—, aceleraría más el corazón. Sería como ver combates de MMA (Artes Marciales Mixtas) con armas blancas de verdad. Si se pudieran ver combates completos de gladiadores en televisión, ¿quién perdería el tiempo con el «combate» a puño pelado? Pero sigue habiendo límites, y a la gente le siguen gustando las MMA. A la gente le sigue gustando nuestra falsa política. Gracias a Dios no estamos enganchados a algo más fuerte. Si odian la falsa política, no vean si odiarían la política real. (Necesitaremos la política real para salir de esta trampa, pero no porque nos guste. Y acto seguido debe acabar consigo misma).


Pero no hay una sola droga. La diferencia fundamental entre la narrativa conservadora estadounidense de recaudación de fondos y la narrativa progresista [liberal en inglés] estadounidense de recaudación de fondos se describe mejor con este lenguaje farmacéutico: los progresistas venden heroína, los conservadores venden cocaína.


La píldora azul


La píldora azul del progresismo es un opiáceo porque es un anestésico general: te permite ignorar el mundo que se pudre a tu alrededor. La lepra también es indolora, incluso cuando está avanzada. ¿Para qué necesitas un dedo meñique del pie? ¿Para qué? ¿Qué eres, una especie de atleta?


El progresista no sintió dolor cívico por la podredumbre de Gary, Indiana; Detroit, Michigan; o incluso Oakland, California. Estos suburbios —sólo hay una o dos ciudades, quizá tres— no eran sus lugares; esta gente no era su gente. En cierto modo, creía que se merecían su destino; aunque era una lástima, por supuesto.


Otra cosa es que a Harvard se le caiga la nariz, pero…


¡Pero no se cayó! ¡Los conservadores se abalanzaron sobre ella! ¡Se apoderaron de ella! ¡Le arrancaron la nariz a Harvard! Ahora bien, alguien podría decir, ¿debería la nariz haberse desprendido tan fácilmente? ¿Fue el órgano en cuestión arrancado, o sólo pellizcado? ¿Hubo problemas a nivel del cartílago? ¡Son preguntas importantes! ¡Preguntas médicas! Pero no olvidemos…


El problema de la píldora azul[1], como fármaco, es que te quita todos los miedos menos uno: el miedo a los conservadores. O más en general, el miedo a cualquiera que no tome la píldora. La frontera de la ortodoxia siempre está amenazada por los ejércitos de la herejía y el ateísmo.


Así, este opioide es un generador de sensación de poder que estabiliza el régimen oligárquico. Incluso cuando le deja prestando su consentimiento entusiasta a un gobierno manifiestamente incompetente, el progresista teme la inevitable transición de régimen —ya se trate de la restauración de la democracia o de la instauración de la monarquía, haya o no diferencia en este punto— por una razón sobre todo: el nuevo régimen le quitará su parafernalia. Él dejará de ser relevante. O, al menos, dejará de sentir que lo es. Será desempoderado.


Este miedo a la falta de dopaje es la nota de fondo de toda la propaganda sobre el «autoritarismo». El votante, sin sus opiáceos, ve la verdad sobre Washington: no tiene ningún poder sobre Washington, y Washington tiene un poder absoluto sobre él. No es un ciudadano, sino un súbdito —no es un actor, sino un peón— en manos de un gobierno que no rinde cuentas, omnipotente e incompetente, que empeora gradualmente en todos los sentidos posibles. Su caricatura del gobierno autoritario es correcta. Y él vive en ella. Todos los gobiernos son absolutos, sólo que algunos están menos centralizados que otros. Y esto no es necesariamente algo bueno. Y las personas que mejor entienden esto son… las que están más cerca del poder real. Si tienen aunque sea un poco de poder real, saben lo poco que es. Saben que nadie está al mando, ni siquiera ellos. Y es mucho menos probable que piensen que esto es algo bueno.


Si se despertase sudando y con el mono en mitad de la noche y se diera cuenta de todo esto, aunque sólo fuera inconscientemente, ¿no entraría usted en pánico? ¿No sentiría miedo? ¿No haría cualquier cosa para quitárselo de la cabeza? Es importante sentir compasión por el progresista —atrapado en un mundo que le asustaría hasta la médula, que le dolería terriblemente al instante si se le pasara la anestesia— simplemente a causa de su culpa, que es realmente inmensa, al crear ese mundo, que es, como la vida que el adicto crea a su alrededor, una cosificación de su pecado acumulado: en este caso, el ansia de poder.


Las píldoras azules son, por supuesto, el núcleo de la recaudación de fondos en Estados Unidos hoy en día. Enormes ríos de dinero fluyen hacia el sector azul sin ánimo de lucro, que supera a su homólogo naranja por… ¿20 a 1? ¿100 a 1?


Las donaciones pagan sueldos. Compare el número de progresistas profesionales que hay actualmente en Estados Unidos con el número de conservadores profesionales. Hay muchas formas de medirlo: una de ellas es contar el número de empleos que exigen lealtad progresista, frente al número de empleos que exigen lealtad conservadora. (Por supuesto, cualquiera en cualquiera de ambos bandos puede estar en el armario).


En última instancia, una vez que el sector no lucrativo y el sector estatal se alinean ideológicamente —algo que ocurrió hace mucho tiempo en Estados Unidos—, no hay razón para distinguir entre ellos. Incluso partes del sector empresarial están alineadas. Si usted tiene un trabajo que requiere que sea progresista —ya sea en RRHH o en DEI en Snapchat, en el departamento de ciencias políticas en Harvard o en la recaudación de fondos en la Fundación Tides— es usted un progresista profesional. Y la única certeza acerca de cualquier cambio político real es que cambiará por completo su vida profesional.


Darse cuenta de que vivimos en una época histórica completamente saturada de esta sustancia adormecedora es la primera etapa del despertar. Pero no es la última, y es fácil desviarse y pasar directamente de la heroína a la cocaína.


Cocaína conservadora


La diferencia entre el conservadurismo y la cocaína es que de cocaína sí puedes tener una sobredosis. Con el conservadurismo, sencillamente estás cada vez más colocado, a medida que los ríos de dinero empiezan a llegar. Chavales: se trata de una inundación repentina, no de un río. La cocaína se pasa tan bruscamente como pega. Hacer que su efecto sea continuo, mantenerse continuamente colocado, es todo un arte. Pero…


Aunque hay mucho más dinero en la heroína, es mucho más fácil hacer dinero en la cocaína. Sencillamente eres un pez más grande en un estanque más pequeño. Verdaderamente creo que esta realidad es uno de los principales factores por los que los yonkis odian a los adictos al crack.


La tecnología de la cocaína evoluciona. La píldora naranja estadounidense ha evolucionado desde el conservadurismo en polvo de George W. Bush hasta el rock duro de Donald Trump, el muy estable genio que fue el primer estadista en pensar: la coca es genial. Pero, ¿y si la meto en el microondas con un poco de bicarbonato? ¿Podría tal vez… podría… podría pegarte como un puto tren de mercancías? Todavía hay viejos conservadores de Brooks Brothers que nunca dejarán sus cucharas de plata. Pero el resto de América las ha dejado atrás.


No se deje engañar. La píldora naranja sigue siendo naranja. Lo único que puede hacer es colocarle. Puede que a usted le parezca roja. Es una ilusión. Aún no ha llegado a eso. Usted no está cruzando el Rubicón. Sólo está pescando en el Rubicón. ¿Acaso existe una píldora roja de verdad? ¿Que realmente funcione? Además: ¿cómo de colocado le dejaría eso?


Como es más importante burlarse de la gente cuando es feliz y tiene éxito, permítanme que destaque este ensayo del victorioso Chris Rufo, educado en Harvard, entusiasmado por su victoria davidesca contra la plagiadora presidenta de Harvard, la princesa del hormigón haitiana.


Este texto es la clásica cocaína conservadora. Puede contener hasta un 85% de cocaína pura. Contiene un poco de fibra y restos, por lo que no conviene esnifarla directamente sin procesarla un poco; con un enjuague rápido con extracción de agua al vacío bastará.


La derecha se está reorganizando. La mayoría de los conservadores inteligentes, especialmente los más jóvenes, que se unieron a la contienda política en un momento de cambio ideológico radical, ya reconocen que las ortodoxias familiares ya no son viables, y que las ideas son inútiles sin poder. La derecha no necesita un libro blanco. Lo que necesita es un nuevo activismo enérgico con el valor y la determinación de recuperar el lenguaje, reconquistar las instituciones y reorientar el Estado hacia los fines correctos.


A primera vista esto parece bueno. Pero luego te preguntas: ¿qué hace ahí «recuperar el lenguaje»?


¿Cree Rufo, orgulloso licenciado en Harvard, que puede «recuperar las instituciones y reorientar el Estado hacia fines legítimos» recuperando el lenguaje? Esto se acerca peligrosamente a: «lo primero, págame por hablar». Vale… a mí también me pagan por hablar… pero me huelo algo que no me gusta.


Porque creo que la causalidad va en la otra dirección. Esta es la diferencia esencial entre el rojo y el naranja: la derecha radical y la derecha conservadora. Los conservadores creen que estas instituciones (¡incluso Harvard!) funcionan y sólo hace falta arreglarlas. Y, al parecer, se pueden arreglar simplemente dándoles una palmada en el costado, como a un viejo televisor.


Cualquiera que piense que estas instituciones pueden ser recuperadas, en modo alguno, ̶n̶e̶c̶e̶s̶i̶t̶a̶ ̶q̶u̶e̶ ̶l̶e̶ ̶e̶x̶a̶m̶i̶n̶e̶n̶ ̶l̶a̶ ̶c̶a̶b̶e̶z̶a̶ ̶  tiene la carga de la prueba. Y cualquiera que piense que pueden ser recuperadas ganando la batalla de las ideas, o del lenguaje, o de lo que sea… ¿en serio?


¿Cómo han llegado a esa conclusión? ¿Van a persuadir a Harvard de que… el harvardismo es malo? En una etapa posterior de su gran plan, ¿el Papa se convierte al Islam?


Este ensayo presentará los principios básicos de este activismo: dónde empieza, cómo podría funcionar y qué debe hacer para ganar. No es «conservador» en el sentido tradicional. El mundo del liberalismo de los siglos XVIII y XIX ha desaparecido, y los conservadores deben enfrentarse al mundo tal y como es, un statu quo que no requiere conservación, sino reforma e incluso revuelta.


El statu quo no requiere ni una reforma ni (Dios no lo quiera) una revuelta. (¿Fue la caída de la URSS una «revuelta»?) Lo que requiere es un reemplazo.


El «statu quo» es un conjunto de instituciones que no rinden cuentas, entre ellas, aunque no exclusivamente, Harvard y el New York Times, que, aunque técnicamente están fuera del «gobierno», exhiben todos los atributos de la soberanía.


Estas instituciones no sólo deben ser disueltas, sino también reemplazadas. La única forma razonable de hacerlo es reemplazarlas primero y luego disolverlas. Nadie tiene hoy el poder de disolverlas, pero muchos están hoy en condiciones de empezar a construir las sustitutas.


Para que el cambio político sea posible, los incipientes órganos estatales del próximo régimen deberían, en la medida de lo posible, existir ya. Pueden ser embrionarios; puede que tengan que metamorfosearse; pero todo es más fácil si pueden crecer a partir de algún bulbo o semilla ya existente que de alguna manera logre sobrevivir bajo el antiguo régimen.


Y cuando decidimos que las escuelas, los periódicos, las universidades e incluso las iglesias no fuesen órganos del Estado, nos detuvimos ahí. Si queremos salir del agujero, ¿no deberíamos quizá dejar de cavar?


Las viejas instituciones son permanentemente adictas al poder y no pueden reformarse. La adicción es estructural. Si hoy sustituyeras a todos los profesores progresistas por conservadores, volverían a purgarlos en una revolución progresista.


La única forma de arreglar el mundo académico es separarlo del poder, algo que sólo puede hacer un nuevo régimen lo bastante seguro de sí mismo como para pensar por sí mismo y actuar en consecuencia. Sólo una universidad aislada de la heroína del poder puede pensar con claridad y racionalidad.


Cuando se confía a esta institución educativa la tarea de pensar por el Estado —tenga en cuenta que las universidades occidentales tienen un milenio de antigüedad, mientras que la idea de una política pública guiada por eruditos universitarios científicamente infalibles data sólo de la Alemania de finales del siglo XIX—, su mercado de ideas comienza inmediatamente a seleccionar no sólo buenas ideas, sino también ideas empoderadoras. A veces son la misma cosa. Pero a veces no lo son.


La única forma de sanear la situación es desempoderando por completo a las universidades. El Estado tiene que pensar por sí mismo y debe tener siempre la última palabra. Tendrá que construir un cerebro colectivo mucho más eficaz e inteligente que su mente académica actual, un cerebro de la calidad de Silicon Valley. Una forma de ver este cerebro es literalmente como un servicio de inteligencia.


Sin embargo, no tiene sentido desempoderar a ningún enemigo sin destruirlo. La disolución de Harvard no implica necesariamente lastimar a ningún profesor, alumno o antiguo alumno de Harvard. En teoría, los edificios históricos pueden conservarse, pero en la práctica yo no lo recomendaría. El simbolismo también importa. Imaginemos que se reemplaza Harvard por un parque en el que nunca asaltan a nadie, aunque sea a altas horas de la noche.


¡Qué espacio tan mágico! ¿Será posible? Creo en nosotros, creo en América, creo que nosotros podemos.


No tenemos que abandonar los principios del derecho natural, el gobierno limitado y la libertad individual, pero tenemos que hacer que esos principios tengan sentido en el mundo de hoy.


Son exactamente esos principios —históricamente izquierdistas— los que impiden que ganen los conservadores. Esos principios hacen que Harvard y el NYT sean «independientes», es decir, los protegen de cualquier otro poder… efectivamente soberano.


El primer paso es reconocer lo que no ha funcionado. Durante cincuenta años, los conservadores del establishment se han ido alejando de la gran tradición política de Occidente —el autogobierno republicano, las normas morales compartidas y la búsqueda de la eudaimonia, o florecimiento humano— en favor de medias tintas y sucedáneos baratos.


Nota histórica: el «autogobierno republicano» es la tradición de Inglaterra, no de «Occidente».


Cuando esta tradición izquierdista se exportó al resto de Europa, ahogó a un continente próspero con una civilización milenaria primero en la revolución y la guerra, y finalmente en el estancamiento burocrático. Su tercer jinete del apocalipsis es la migración masiva. Ustedes pueden pensar que esta última ya ha sucedido. En realidad, no han visto nada en absoluto.


Siguiendo una línea libertaria, el establishment conservador ha argumentado que el gobierno, las universidades estatales y las escuelas públicas deberían ser «neutrales» en su aproximación a los ideales políticos. Pero ninguna institución puede ser neutral, y cualquier autoridad institucional que sólo aspire a la neutralidad será inmediatamente capturada por una facción más comprometida con la imposición de la ideología. En realidad, las universidades públicas, las escuelas públicas y otras instituciones culturales llevan mucho tiempo dominadas por la izquierda.


Nótese cómo, en la narrativa de Rufo para recaudar fondos, hay una diferencia entre las instituciones «estatales» o «públicas» y las «privadas». En realidad, cuando efectivamente vas a la universidad, no ves ninguna diferencia, más allá de las extrañas ventajas aleatorias para los residentes estatales.


¿Qué te dice esto? Te dice que Rufo está viendo el mundo a través de categorías completamente irreales.

Leer en La Gaceta de la Iberosfera 

Sábado, 31

 


Ambición sin límites

viernes, 30 de agosto de 2024

Cosas preciosas


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


El nuevo proviso de Locke es la declaración de Rowan Atkinson (Mr. Bean) sobre las tres cosas preciosas de la vida: la primera, la comida en la boca (ecos de Hobbes); la segunda, expresarse libremente (ecos de Russell); y la tercera, un techo sobre la cabeza (ecos de Primo de Rivera).


La tercera corre peligro (palabra causal) por los okupas y las comisiones de los políticos; la primera, por la inflación; y la segunda… La segunda, en realidad, jamás ha existido. En palabras de Mark Twain, describiendo la democracia americana (no nos cansemos de recordarlas): “Gracias a Dios contamos en nuestro país con tres cosas preciosas: la libertad de expresión, la libertad de conciencia y la prudencia de nunca practicarlas”. Estamos, pues, como los monos de Borges, que podrían hablar si quisieran, pero que han resuelto no hacerlo para que no los hagan trabajar. O para no acabar en la cárcel con el aplauso del periodismo, hijillos todos de Pedro Rocamora, el que estuvo en un tris de privarnos de “La familia de Pascual Duarte” porque una cosa es la libertad, y otra, el libertinaje.


Pemán, ¿usted ha visto cosa más tonta que un censor? –contestó Franco al académico, que se le quejaba de los tachones a lápiz rojo.


El vago es el fiscal del que trabaja, decía Unamuno, el coleccionista de paradojas gafado por Amenábar. Ahora el fiscal de delitos de odio (?) pide arreglar el Código Penal (el verdadero retrato político de una sociedad) para reformar al discrepante. Es la democracia que con tanto trabajo entre todos nos hemos dado. El Derecho se ocupa de hechos. El odio es un sentimiento. Si penalizas los sentimientos, la arbitrariedad entra por la puerta y el Derecho sale por la ventana. No otra cosa fue el estalinismo que describe Dombrovski en “La facultad de las cosas inútiles” que era… el Derecho. Feijoo, el jefe liberalio, que cree que Orwell se sentó a escribir “1984” treinta y cuatro años después de muerto, apoya al fiscal: “Cualquier medida que trate de atajar, atenuar, disminuir y suprimir…, a través de cualquier medio, será apoyada y bien recibida por el PP”. La Comisión Rocamora, pues, está en marcha. Y es que, para lo malo, la España oficial nunca dejó de ser franquista.


Hitos de aquel tiempo de silencio (los de Martín Santos, novelista y psiquiatra, dos oficios que hoy se rifan para transitar por el patio de esta patocracia rampante): un telegrama a la prensa contra Shakespeare (“No se destaque la fiesta de la Vendimia de Jerez este año. No se nombre a Shakespeare”) y otro telegrama contra Pemán, que regresaba de América (“No se comunique la noticia de la llegada de Pemán ni se permita ningún acto de homenaje”).


Nos son dados los herejes –explica san Agustínpara que no nos quedemos en la infancia. Ellos cuestionan, hay disputas y se formulan definiciones para formar una fe organizada.


Ni esto se le alcanza a nuestra sociedad de zombis, que prefieren alargar la infancia hasta la muerte.


[Viernes, 23 de Agosto]

Viernes, 30 de Agosto

 


Moai con gato

jueves, 29 de agosto de 2024

La Segunda División. 1. Burgos C. F.


Appin, la sensación del presente



Juanito, la del pasado. ¡Cómo ha cambiado el fútbol!


Francisco Javier Gómez Izquierdo


       Con el Burgos y el Córdoba en 2ª división, tengo claro que voy a ver más fútbol de segunda que de primera. Peor calidad, pero mucha más emoción, que además afectará a mis estados de ánimo teniendo en cuenta que en las batallas van a estar las dos criaturas con las que me unen lazos sentimentales tan poderosos que reconozco no soy capaz de dominar. Como don Ignacio me permite poner lo que me apetezca en Salmonetes..., no me ha parecido mal hacer un repaso a los equipos de la categoría que vaya viendo, coincidiendo con sus enfrentamientos con Burgos o Córdoba.


      Comienzo con "mi" Burgos que ganó con solvencia al Cartagena y empató aquí en El Arcángel con "mi" Córdoba. Creo que se ha debilitado con la marcha de Caro el "Churripi", Mumo y sobre todo Elguezábal y Matos, un lateral izquierdo que transmitía fe además de coraje. Uno de la Barriada de la Inmaculada que bajó el lunes hasta aquí me decía que al portero no le va a echar de menos, pero a Elguezábal sí. Se lo ha llevado Julián Calero al Levante mientras Caro y Matos se han ido al Cádiz donde había "... cero posibilidades de que fueran" conforme el decir de los dueños argentinos que han comprado el club. No me malicio nada bueno de los argentinos, pero Michu, un tipo que conoce jugadores y sabe fichar, y Bolo, que conoce la Segunda del derecho y del revés, me parece que han hecho un equipo de gente trabajadora y poco pamplinosa. El portero Cantero, por ejemplo, ha catado canteras de prestigio: Osasuna, Villarreal y Real Madrid, pero conforme mejor se iba haciendo, peores equipos lo contrataban; viene del Rácing de Ferrol y me parece solvente; eso sí, sin alardes. Aquí regaló el empate. En defensa sale Anderson un lateral derecho colombiano rápido y técnico; un poco extravagante en alguna entrada como las rarezas con que sobresalta el central Aitor Córdoba, titular y con un quinquenio en El Plantío. David López lleva dando vueltas por varios clubes y parece asentarse en la compañía de Aitor. A cubrir la baja de Matos ha llegado un francés errante, Florian Miguel, al que recuerdo en el Huesca hace unos años. El poderío del Burgos está en los dos medio-centros que se van a juntar cuando Atienza acabe de recuperarse. Éste ocupa todo el campo, es un auténtico pulpo, el jugador ideal para cualquier entrenador, pero Appin amenaza con quitarle protagonismos. He visto los dos partidos de Liga y en los dos ha sido el que más ha llamado la atención. A servidor y a El Arcángel entero, que pidió un negro como el del pelo amarillo para el Córdoba. Curro Sánchez es el exquisito. Técnico e imprevisible, es el jugador de más calidad y me han dicho que el pelotero que más dinero cobra en la Segunda. No me lo acabo de creer, pero al parecer está escrito y hay que reconocer que rubrica unos goles de primera. Magistral el que coló a Carlos Marín, portero cordobesista. Sancris y Dani Ojeda, jugadores de banda, son un acierto de Michu. Tanto Álex Sancris, que fue pescado en el Linares, como en su día García Navajas, como el canario Dani Ojeda (ex de Lorca, Leganés, Granada, Albacete, Alcorcón y de la 21 a la 23 que ficha por el Burgos, en la Ponferradina) empiezan su segunda temporada completando su formación. Son mejores que cuando vinieron en el 23 y mejores que muchos de los que juegan en las bandas del resto de los equipos. El delantero centro es Fer Niño, que a mi me gusta mucho. Delantero a la antigua, morrosquete, incordiador y sobre todo garantizador de goles propios y de compañeros, propiciados por sus movimientos. Dicen que Espiau, su sustituto, es parecido. Creo que no. Ni mucho menos, pero...


              Luego está Raúl Navarro, un lateral discreto que suple a Atienza en el medio mientras éste se recupera. Iván Morante, que como viene de buenas canteras se le supone solvencia... pero donde hay buenos relevos es en los extremos. Íñigo Córdoba, hermano de Aitor, que viene, supongo, recomendado pero al que vi de casi juvenil en El Arcángel con el pelo muy largo y me pareció que llegaría a primera. El caso es que llegó a jugar con el Athletic pero una lesión creo que le truncó la progresión. En Holanda llevaba unos años. Los dos últimos en el Fortuna Sittard. Ander Martín, exrealista, no lo hizo mal la temporada pasada por la izquierda. Por último apuntar a López-Pinto, un mozo catalán al que echó el ojo Michu hace dos o tres años y al que cedió el año pasado al Algeciras tras dos en el Burgos Promesas. ¡Ah! El portero reserva cumples segunda temporada; es negro, de Limoges, se llama Loïc Badiashile y procede del DUX Internacional de Madrid.


          Plantilla modesta. Para navegar por media tabla pero con la ventaja de sistema asimilado y predisposición al sacrificio. No creo que pase apuros, pero no es equipo para aspirar al ascenso. 

Aguirre


Steiner


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


En su famosa conferencia sobre “La idea de Europa” (Siruela) refiere Steiner el inmenso privilegio que tuvo de haber sido invitado a cenar por Nadine Gordimer a su casa de Ciudad del Cabo durante los malos momentos anteriores a la liberación. Gordimer invitó a cenar a los dirigentes del Congreso Nacional Africano (ANC) y del Movimiento Nacional de Resistencia, incluyendo a los jefes militares:


La policía se limitó a tomar nota de quién iba a cenar. A lo largo de mi vida, mi don principal ha sido una cómica falta de tacto: me declaro culpable. De manera que al final pregunté a aquellos tres grandes líderes: “Miren, la ocupación por las Waffen-SS fue muy mala; se les daba muy bien aquello de ocupar. Pero de vez en cuando matábamos a uno de aquellos bastardos. Ustedes no han tocado a un hombre blanco. Ni a uno solo. En Johannesburgo, la proporción es de trece a uno. En la calle, lo único que tienen ustedes que hacer es cerrar los brazos y ahogarán al blanco. Ni siquiera necesitan ustedes armas. Trece a uno. ¿Qué demonios es lo que pasa?” Uno de los dirigentes del ANC dijo: “Yo puedo contestar. Los cristianos tienen los Evangelios; ustedes, los judíos, tienen el Talmud, el Antiguo Testamento, la Mishná; mis camaradas comunistas tienen en su mesa ‘Das Kapital’. Nosotros, los negros, no tenemos ningún libro.”


Confiesa Steiner que para él fue un momento tremendo: la herencia que dejó Atenas a Jerusalén: que tenemos un libro, tenemos varios libros. Aquélla fue una respuesta apabullantemente triste y convincente:


Los negros no tenemos ningún libro.


Y he recordado esta historia al leer en los periódicos que Aguirre, la presidenta de Madrid, ha inaugurado “la primera biblioteca de última generación” (?) en su Comunidad, que es la que cuenta con mayor número de lectores, más un Plan de Fomento de la Lectura que supone una inversión de quinientos millones de euros. En la Comunidad de Madrid, libros nuevos, pero de balde, no quieren, según me consta, ninguno. Esto me recuerda una idea de Sloterdijk: el hombre que tiene poder quiere que lo tomen en serio. (Y la mujer, también.) Los hombres que acaparan poder leen mucho para controlar la situación y mantenerse en el poder. (Y las mujeres, también.) Ésta es la razón de que terminen arruinados tras pasar algunos años en la empresa discursiva: al llegar a los treinta han leído, como decía Nietzsche, “hasta echarse a perder”. 

Jueves, 29 de Agosto

 


Túnel no

miércoles, 28 de agosto de 2024

Aguascalientes


María Félix, o “Dior en la línea de fuego”


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


No hay mal que por bien no venga, y el accidente de José Tomás en Aguascalientes, México, ha servido para que en España nos enteremos de que sus naturales se llaman “hidrocálidos”, que es un gentilicio gongorino y medicinal, sólo comparable al de “estadounidenses”, del que nos valemos para no tener que hablar de “ciudadanos de los Estados Unidos de Norteamérica”, que para Julio Camba era como decir “los señores rubios que toman café en la primera mesa a la derecha del mostrador”.


¿Por qué “hidrocálidos” y no “aguascalentitos”, del mismo modo que los hijos de Aguaviva, Teruel, se dicen, en vez de “hidrovivales”, “aguavivanos”? No lo sé, y tampoco es cosa de levantarse a mirarlo. Mas el hecho de que un accidente taurino nos haga intimar con tan simpático gentilicio revela que la tauromaquia constituye, en efecto, un bien de interés cultural, como don Nicolás Gómez Dávila o María Félix, por nombrar a dos personajes que uno haría pasar por “hidrocálidos”.


Échales mentadas, que también duelen –aconseja en “La cucaracha” la sin par María Félix, o “Dior en la línea de fuego”, como recuerda Ullán que la describiera Carlos Monsiváis.


Aun así, el gentilicio “hidrocálido” me parece un triunfo de lo útil sobre lo bello, es decir, lo contrario de aquel triunfo de lo bello sobre lo útil que ocurrió una tarde de fines de julio en Sevilla –“de ésas en que parece que la Giralda va a doblarse de calor, como se dobla una vela de cera”–, cuando Belmonte, al ir a matar a su tercer toro, osó quitarse la chaquetilla de alamares:


La plaza toda tembló –relata Pemáncon un estremecimiento de escándalo. Una voz unánime, como la de los judíos en casa de Caifás, exclamó, rasgando sus vestiduras: “¡Ha blasfemado!” Descendió de los tendidos y de los palcos, entre una erupción amenazadora de bastones, almohadillas y abanicos, una sentencia inapelable... Y fue inútil el intento renovador y cómodo. Juan Belmonte toreó con su chaquetilla de alamares aquella tarde sevillana, en que parecía que la Giralda se iba a doblar de calor, como una vela de cera.


Pemán recordará siempre aquella escena –ponerse de parte de la chaquetilla de alamares como se pone siempre de parte de todas las cosas bellas, inútiles y doradas– como un bravo gesto señorial de una Andalucía que no quería ponerse, a uso de los tiempos, en mangas de camisa. 

Miércoles, 28 de Agosto

 


Paco Simón

martes, 27 de agosto de 2024

El nuevo liberalio


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc

 

Se dice que Xi Jinping reniega de la lucha de clases, y con ello le pega al marxismo una patada en el culo, lo que significa que Ayuso (“comunismo o libertad”, Dios nos asista) ya no tendrá que retirar de la Puerta del Sol al Vinipú (Winnie the Pooh) que con su disfraz se gana por allí la vida como autónomo del toque a los turistas, como hizo Carmena cuando en el 18 nos visitó el líder chino, que rechaza su parecido con el oso de la Disney. El señor Xi es el Nuevo Liberalio, amo y señor de un liberalismo que sancionó en Davos la dieta oficial universal para 2030 (¡de los eunucos felices del prozac a los eunucos felices de la Agenda 2030!): forraje de siete vegetales a base de algas, champiñones, espinacas, fonio (digitaria exilis), lentejas, moringa oleifera y okra o quimbombó.


        El señor Xi, que es soberano, ha hecho libremente lo mismo que obligadamente (órdenes alemanas) hizo en el 79 nuestro Gonzalón con su cantinflada (“¡soy socialista antes que marxista!”), inspirada en otra cantinflada, “¡soy socialista a fuer de liberal!”, pronunciada por Indalecio Prieto tras meterse al cinto un cochinillo de Casa Botín.


        Hacia el 52, Voegelin (“La nueva ciencia de la política”) veía, a pesar de los clichés liberales dominantes en el debate público, que no debería negarse la consistencia inmanente de la transición del liberalismo al comunismo; si el liberalismo se entiende como la salvación inmanente del hombre y de la sociedad, “sin duda el comunismo es su manifestación más radical”:


        –Es una evolución que ya anticipó la fe de John Stuart Mill en el advenimiento del comunismo para la humanidad.


        Y ahora el señor Xi completa el círculo regresando del comunismo al liberalismo, contra la idea de irreversibilidad de Kruchev (las áreas no comunistas pueden convertirse en comunistas, pero no al revés), que pensaba, como se sabe, con el zapato.  Tenemos, pues, que el liberalismo económico es una teoría en cualquier caso discutible. Pero el liberalismo político es un círculo vicioso, más peligroso por circular que por vicioso, como vemos hoy en Inglaterra (en lenguaje de Todd: del protestante activo del primer liberalismo al protestante zombi del Estado de bienestar al protestante cero del neoliberalismo thatcheriano al zombi antiprotestante de la patocracia de Starmer), cuna, por cierto, esta Inglaterra, de John Stuart Mill, cuyo padre, escocés, dejó escrito el programa liberalio que ha triunfado:


        –El negocio delgobierno es, y debe ser, el negocio de los ricos, que lo obtendrán por lasbuenas o por las malas.


        Al liberalismo político le salieron dos hijos calaveras, el fascismo pequeñoburgués y un comunismo de los de piolet en astillero, cheka antigua, proletario flaco y “apparátchik”corredor, cuyo nieto adulterino, e incestuoso, es este wokismo que nos arrastra al holocausto nuclear, fantasía liberalia que viene de la idea de Lenin según la cual la guerra es el preludio de la paz, pues “ese tipo negro que designé en Defensa” (Biden en BET) nos protege con la Cúpula de Hierro, y eso.

 

[Martes, 20 de Agosto] 

Los pablorromeros de Cuéllar, con Robleño, Chacón y Herrero. La corrida merecía otro trato. José Ramón Márquez



JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Se es de Pablo Romero (ahora Partido de Resina) como se es del Real Madrid, desde la cuna. Mientras el deplorable profesor don Manuel Buñuel trataba de explicar en el Instituto Ramiro de Maeztu a los alumnos de segundo de Bachiller la Teoría de Conjuntos, de la que todo lo ignoraba, éste que suscribe empleaba su tiempo en dibujar en el cuaderno la boca del horno que es el hierro de la ganadería que le enamoró desde el día que vio en una andanada del 3 de Las Ventas la primera corrida de los toros más bonitos que la inteligencia ganadera haya podido crear. Siempre Pablo Romero (ahora Partido de Resina), la primera. Y luego todas las demás.


Con esta ganadería se ha producido una extraña circunstancia que es la de que, habiendo sido preferida por los matadores más variopintos, desde aquel remoto Tortero sevillano que estuvo en la presentación de esta vacada en Madrid en 1888, hasta Antonio Ordóñez o Paco Camino, pasando por Guerrita y Gallito, todos los toreros importantes han puesto su muleta frente a los hocicos de rata de los cárdenos (y alguno negro, que también sale de vez en cuando) y han cosechado triunfos con ellos hasta la hora presente en la que los pitiminís que se enseñorean del escalafón no quieren saber nada de ellos, por no contener sus venas ni una sola gota de sangre Domecq, esa Invasión de los Ultracuerpos que ha devorado el paisaje ganadero de Iberia. Para los que dicen que le tenemos manía al Faraón de Velilla, Julián López, felizmente retirado de los ruedos, traigamos a colación aquí al toro Joyerito (no, no es aquél espléndido Joyerito al  que tan poco lució el Fundi) , que es el único Partido de Resina que ha visto en su dilatada y “poderosa” carrera, en una corrida de seis toros que se marcó en Las Ventas con resultados harto descriptibles, que si algún curioso quiere conocerle, se encuentra expuesto en el bar “Entre Cáceres y Badajoz” de la calle de los Mártires Concepcionistas, cerquita de Las Ventas.


Aprovechamos que Bilbao está cerquita de todas partes y nos acercamos en un voleo a Cuéllar, convocados por el Partido de Resina, que por la mañana protagoniza un accidentado encierro, volviendo locos a los caballistas. Los toros se extravían por el pinar, acaso echando de menos sus campos de Villamanrique de la Condesa, festoneados de pinares, y dan mucho trabajo para conseguir meter a cuatro de ellos a Cuéllar y sedar a dos, que no había manera de que se aviniesen a las normas del encierro. Tampoco la cosa es tan grave, que en 1997 fue imposible hacerse con los animales, entonces aún Pablo Romero, que se dispersaron por el pinar y hubo que lidiar la corrida de otro hierro, por falta de comparecencia de los anunciados. En resumen, la Asociación Encierros de Cuéllar no está feliz, que ellos prefieren menos locura en las inclinaciones de los toros, y señalan en su edicto que ese tipo de ganado “no es el más apto para nuestros encierros”. Allá ellos y sus conciencias.


A las seis y media pasadas un poquito comienza el festejo con Robleño, que también se ha venido desde Bilbao, Octavio Chacón y el local Javier Herrero. Abre Plaza Monosabio (según el programa) o Monosavio (según la tablilla), número 32, hermoso ejemplar serio y altanero, que derriba al penco y a Israel de Pedro con facilidad; con él, Robleño, que no quiso arriesgar un alamar el día antes en Plaza de primera con su segundo toro, decide aplicar la vigente Ley de Prevención de Riesgos laborales tirando de oficio y de desconfianza para componer un vaivén de muletazos, algunos medio ligados, sostenido más en la veteranía del diestro que en sus ganas de llegar a algo realmente importante con el toro. La generosidad de los cuelleranos pone en sus manos una oreja del animal. El segundo, Flamenco, número 40, es imponente de puro trapío. En los lances de capa de recibimiento el toro se acalambra de los cuartos traseros, por la fuerza de sus acometidas. El público se impacienta, Chacón se impacienta y entre todos convencen al Benemérito señor Presidente a sacar el pañuelo verde, color tan caro para él. Como es natural el toro en ese ratito se ha recuperado y es expulsado de la Plaza. Cuando sale la triste parada de bueyes, que recuerda a los indigentes que habitan en Manuel Becerra, frente a la Iglesia, el toro se abalanza a ellos con fuerza y vigor: se obró el milagro y el toro ya no presenta ningún problema. Al sobrero le pasa lo mismo que al titular, pero esta vez el Presidente aguanta la presión y la lidia continua sin más incidencias. Chacón está muy espeso y falto de ideas con el sobrero, excesivamente desconfiado y sin dar el paso hacia adelante. El tercero, uno de los que no han corrido el encierro, es el más aniñado del encierro, con menos remate y algo ensillado. Herrero recibe el cariño de los paisanos y despliega sus mañas como puede, el hombre.


Saluda Robleño a su segundo con el mismo planteamiento ideológico que al primero y desarrolla su tauromaquia  en similares condiciones, con la única diferencia de que en este segundo no le dan la oreja. Chacón se planta ante el quinto,

otro hermoso ejemplar con la mayor desconfianza y con cara de haber tirado las cartas desde antes de abrirse la puerta del chiquero. Su actuación, de muy baja intensidad y basada en la ventaja no consigue conectar con el generoso público y cuando termina con el toro, nadie le echa cuentas. Para compensar al que le tocó en primer lugar, le corresponde a Javier Herrero la lidia y muerte de Notario, número 23, un hermosísimo ejemplar serio y cuajado que tampoco sirve para los fines de su matador, sean estos los que sean.


La corrida, seria y muy bien presentada, merecía otro trato: un poco de generosidad por parte, al menos, de los dos veteranos toreros que abrían el cartel, una decisión de lucir a los toros en el caballo, de bregas adecuadas, de tratar de mostrar las condiciones del ganado que, desde luego, está a años luz de ser unas alimañas del Cura de Valverde. Se trata de toros de lidia, de un linaje sólido y con personalidad a los que se ha arrumbado en un nicho de “toros rabiosos” que, desde luego no les es propio.


 





FIN

Córdoba, 2; Burgos, 2. Quereres repartidos


Celebración del 1-2 en la zona de los burgaleses


       Francisco Javier Gómez Izquierdo


         La última vez que el Burgos jugó en Córdoba fue en 2001 y el partido acabó 1-1. Recuerdo que se jugó de día, pero no recuerdo "la caló" que pudo hacer. De lo que estoy seguro es que no hizo tanta como la de este 26 de agosto día de Santa Simplicia y San Irineo, aniversario de mis hermanos mellizos. Al negocio del fútbol le meten partidos con calzador y dentro de nada van a empezar las ligas el primer domingo de agosto. 35 grados marcaba el termómetro del móvil a las 21,30 en El Arcángel de Córdoba a los que hay que añadir el calor de las luces del estadio y el que genera el cuerpo durante el ejercicio físico. En la segunda partes se vieron jugadores imposibilitados para defender o atacar en carrera y a servidor al menos no le queda más remedio que ser indulgente con los reventados. Con Alex Sala por ejemplo, que es el medio cordobesista más exigido y que al final se movía como agonizando.


      Desde el sorteo del calendario, mis amigos, conocedores de mis quereres balompédicos, me vienen pinchando desde Burgos y desde aquí, en Córdoba, sobre quién quiero que gane y tontadas parecidas. Empezado el partido noto que mi corazón está con el Burgos. Quiero que gane el Burgos. Me conformo con el empate, pero no me gusta que el Burgos pierda y eso que llevo 35 años asistiendo a El Arcángel. Bastantes más que los 14 o 15 de El Plantío. No quiero que se enfade el cordobesismo, pero anoche vi mejor al Burgos. En la primera parte el Córdoba tuvo el balón; dominaba sin profundidad, sin exigir a Cantero, el cancerbero blanquillo. El Burgos, con un Appin -¡qué tío éste tragamillasfrancés!- dio un susto en un sprint con Zidane que ha dejado al bueno de Theo en los tacos de salida y a Carlos Marín, el portero cordobés, con una intervención de mérito. 0-0. Lo normal.


     En la segunda parte a mí me pareció que el Burgos salía a por el partido. Bolo cambió tres jugadores. Por el calor supongo (yo no quitaría a Fer Niño tan pronto), hizo recular al Córdoba y se puso en plan mandón con un Appin omnipresente, pero en el minuto 55, Aitor Córdoba, no se sabe si por hacer un presente donde nació su nombre, le ha regalado -regalazo, mírenlo si no lo han visto- a Casas y el rambleño se lo ha agradecido como correspondía la ocasión. Pudo marcar el 2-0 el Córdoba, pero un balón largo después de la pausa para refrescar lo mide mal el central Lapeña que agarra creo que al otro hermano Córdoba, Íñigo, con el resultado de expulsión reglamentaria que no admite ni la mínima protesta del público local. Inciso: lo mejor del partido es que no ha intervenido el VAR para nada. Del saque de la falta, Curro firma una obra de arte. Empate a uno y a los pocos minutos, ya en el 80, sensacional desmarque de Sancris el extremo derecho que marca un gol de mucha categoría. El árbitro ha estado bien. Muy bien para mí. Acaba de ascender de 1ª RFEF. Es de Zaragoza y se llama Carlos Muñoz  Muñiz. Tiene autoritas, como Collina, y espero que no se malee, pero acata las órdenes de alargar los partidos como si fueran prórrogas y en el minuto 98, otro regalo, en ésta ocasión del portero Cantero, en modo indecisión y 2-2. Gol de Yoldi, osasunista que ha venido a marcarlos.


      Al final fuí a buscar a algún burgalés, pues vi en la zona que se les habilita medio centenar. Increíble la devoción. Encontré varios de Gamonal que por la tarde compraron sombreros de paja e ironizan con el fresquito que se estaba levantando y es que estábamos pasadas las 23,30 a 30 grados. Les he deseado buen viaje, y ellos a mí, que nieve en Córdoba.

Martes, 27 de Agosto

 


De Juan Soriano

lunes, 26 de agosto de 2024

El sueño de Ancelotti

mrancelotti

Darby Montana


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Sabemos que Napoleón nunca pudo disfrutar de una ópera porque en el palco, dicho por él, la cabeza se le iba en cavilar el modo de combinar tres Cuerpos de Ejército en Fráncfort con dos Cuerpos de Ejército en Colonia. Y ahora también sabemos que Ancelotti, un Napoleón del fútbol en Europa, no ha podido disfrutar de sus vacaciones de verano porque, igualmente dicho por él, se las ha arruinado devanándose los sesos en cómo combinar tantas estrellas en un sistema que, cuatro-cuatro-dos o cuatro-tres-tres, siempre suma diez, pues su Madrid no es aquel Barça de cuando Negreira, que un día sacaron a Busquets dos amarillas y nunca abandonó el campo. El fútbol evoluciona en todos los sentidos (en la mayoría de los sentidos, para mal), con más cambios y con peores árbitros, pero el número de jugadores permanece. Caben diez, y a Ancelotti le sobran tres: Güller, Endrick y Brahim. ¿Cómo elegirlos?


Ancelotti es un sentimental, y el corazón tiene razones que la razón no entiende, proverbio de Blaise Pascal (lo dijo Blas, punto redondo) que en una frutería de mi barrio atribuyen a Ortega y Gasset con un cartel que reina sobre paraguayas, fresquillas y ciruelas claudias. Después de todo, no hay entrenadores racionalistas, pues está por ver qué cosa sea el racionalismo, teniendo en cuenta que su padre, Descartes, que lo concibió en su famoso “Método”, recibió el tal Método en un sueño luminoso en una noche de verano. Zidane, de pasaporte francés, como Descartes, recibía en sueños a un ser que le dictaba lo que tenía que hacer. Ancelotti, en cambio, no tiene sueños reveladores, pues es víctima de ese fastidio napoleónico de pensar combinaciones que le quita el sueño. Sin sueño, no hay sueños; sólo tentativas.


La primera tentativa de Ancelotti para el nuevo curso fue la alineación de la Supercopa europea en Varsovia: un cuatro-cuatro-tres con Rodrygo, cuando hasta el último polinesio sabe que el nuevo Madrid es un cuatro-cuatro-dos con Güler por Rodrygo. En Varsovia, Rodrygo fue el encargado de los balones parados, pero venimos de ver en la Eurocopa de Alemania que a balón parado no hay hoy un jugador capaz de igualar al turco. A balón parado… y a balón corriente.


Durante una década, el balón parado fue una cosa de Kroos, un futbolista que jugaba andando, algo que con esa categoría no se veía desde Netzer. Y ahora asistimos a la repartija del legado de Kroos, como bien ha visto Hughes, cuyas viudas (las de Kroos) van a dar más tabarra que la que dieron en su día las de Keylor, haciendo la vida imposible a Courtois. De la túnica de Kroos, Valverde se ha llevado el número; Bellingham, el espacio; y Rodrygo, el balón parado.


Nosotros correremos para que esos puedan disfrutar –dijo Valverde al término de la Final.


Con “esos”, Valverde se refería a Vinicius y a Mbappé, y en el futuro deberá incluir ahí a Güller, un genio dotado para aportar más geometría y más veneno de lo que Kroos pudo soñar. ¿Cómo gestionar semejante armamento? Con sentido común… o con un “software”, como ha hecho Ceferino con la Champions para pelear contra el fantasma de la Superliga que persigue a todo el mundo. Lo que pedía Florentino Pérez con la Superliga, más partidos top, es lo que Ceferino promete darnos con un “software” y su inefable Inspector de Ética, que debe de ser otro “software”. El pánico del “establishment” ante la Superliga se ve hasta en nuestra competición menor, la liguera, donde la consigna mediática es que, con los fichajes del Atlético y la cantera del Barcelona, ya somos la Superliga que ha de enterrar a la Premier. ¿Y Arabia Saudí?


Ha sonado por ahí una oferta árabe por Vinicius, a quien habrían prometido un contrato milmillonario más la lámpara de las Mil y Una Noches, pero Gonzalo Miró, que es el Doctor Johnson de la España del 78 (Samuel Johnson en la Wiki: poeta, ensayista, biógrafo, crítico literario y lexicógrafo inglés), ha refutado en tertulianés el rumor pateando una piedra (¡la importancia del balón parado!), que fue el recurso empleado por el sabio Doctor para echar abajo la teoría de la inexistencia de la materia formulada por el obispo Berkeley: “Ese rumor es una filtración interesada para ningunear la presentación de Julián Álvarez con el Atleti”.


En Opta Power Rankings dan favorito al Real Madrid, por delante del Barcelona, con lo cual quedaría asegurada la participación de los dos en la Supercopa feminista de España (o así la promocionaba Rubiales) en Arabia, donde lo que vende es un Clásico.


Ancelotti, que ha arruinado sus vacaciones haciendo alineaciones, veraneó este año en la turística Montana, Estados Unidos, ese país de costumbres cada vez más latinas donde, por ejemplo, unos llamados programas de educación jurídica financiados por intereses empresariales permitían a más de un cuarto de los miembros del poder judicial federal (lo cuenta Wolin en “Democracia S. A.”) aceptar vacaciones gratis en sitios turísticos de moda. El italiano se paga su veraneo, y quizás por ello en el trabajo sea luego más justo que todos esos juristas juntos.


[Sábado, 17 de Agosto]