sábado, 6 de febrero de 2021

El lechero americano


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc
 

    En América, si llaman a la puerta a las seis de la mañana, ya no es el lechero de Churchill, sino el FBI de McCarthy.


    –Hoy, el FBI se presentó en la casa de Doug Mackey (Ricky Vaughn), un “periodista conservador”, en Florida. Se enfrenta a diez años por desinformación “en forma de memes” –daba la noticia Tucker Carlson, a quien, según se está poniendo la cosa, le pueden tocar el timbre en cualquier momento.
    

“Meme”, hoy, es lo que no gusta al que manda, que te manda al FBI. La literatura “bienqueda” dice: “No me gusta lo que dices, pero daría la vida por tu derecho a decirlo”. Es una broma de la biógrafa inglesa de Voltaire, Evelyn Beatrice Hall, que la gente atribuye a Voltaire, el “tolerante” que, en venganza contra el cristianismo rusoniano, denunció a Rousseau como “enemigo del cristianismo” a los pastores de Ginebra, que lo pasaron por la piedra.
    

Un meridiano decide sobre la verdad –suspiró famosamente Pascal (“verdad debajo de los Pirineos, error más allá”), contemplando el meridiano de las líneas de amistad de su época.
    

En nuestra época, lo que decide sobre la verdad es el algoritmo, un invento del que no dispuso Pilato ante Jesús, que le estaba volviendo loco con la verdad, y es que “no es lo mismo contemplar la política en calidad de filósofo que la filosofía en calidad de político”, que es lo que vino a decirnos Nietzsche cuando concluyó que la verdad no es a todas luces lo mejor para los hombres. Por eso la hemos puesto en manos del algoritmo… y el FBI. Si hubiéramos contado con un algoritmo, no habríamos desatado el apocalipsis de Iraq: el FBI hubiera requisado los memes de las armas de destrucción masiva en casa de Bush, Blair y Aznar.
    

En nuestro poder está el empezar el mundo de nuevo –anotaba Tom Paine en los días de la ilusión–. Una situación similar a la actual no se daba desde los tiempos de Noé. Se acerca el nacimiento de un nuevo mundo.
    

Un mundo en el que la verdad es aquello, y sólo aquello, que sirve a la causa del que manda.
 

[Sábado, 30 de Enero]