martes, 9 de febrero de 2021

Rubius ardens


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Un youtuber triunfador (millonario video a video) de nombre Rubius traslada su residencia de Madrid a Andorra y el gallinero se viene abajo. Qué bárbaro.


    –¡Hombre, hombre, hombre! ¡No pagar impuestos! ¡Y en plena pandemia!
    

El gallinero no mueve una pluma por los miles de titulados universitarios que para comer deben irse a Londres a fregar wáteres (poseemos el récord europeo de paro juvenil), pero, si un tipo ingenioso le mete la mano en el bolsillo a Internet y con las ganancias sale huyendo de la Agenda 2030, los gansos capitolinos nos graznan a una su aria demencial, en imagen del filósofo Sloterdijk, autor de una “Fiscalidad voluntaria y responsabilidad ciudadana” para socialdemócratas enamorados.


    El Estado del Bienestar (este “Estado Social y Democrático de Derecho” que es la socialdemocracia) no es un Estado comunista, sino fiscal, “en cuyo seno cristalizan las elites del Estado de Partidos”, y cuya política, puramente financiera, gira alrededor del dinero, y eso incluye el euro que el contribuyente lleva en el bolsillo para el autobús, que a lo mejor un día está contento y prefiere ir andando y gastarse el euro en vino, aunque para evitarlo está la policía.
    

El Rubius, pues, es un hereje de la socialdemocracia, que envía a sus moralistas a roerle las canillas en un país siempre encabronado por la envidia, cuya psicología está estudiada por Helmut Schoeck, en general, y en particular, por Fernández de la Mora en “La envidia igualitaria”:
   

 –La vida del Cid estuvo entenebrecida porque “le ovieron mucha embidia e buscáronle mucho mal”…
    

Gracián llama a la envidia “la malignidad hispana” y Unamuno ve en Madrid una “Envidiópolis”. Y Stuart Mill, santo patrón de los liberalios, anota: “Los españoles persiguen con envidia a todos sus grandes hombres, les amargan la existencia y, generalmente, logran detener pronto sus triunfos”. Cicerón la define como tristeza causada por el bienestar de otro, aunque no le cause ningún perjuicio.


    –Rubius ardens docuit me vincere!

[Martes, 2 de Febrero]