Winnie Pooh
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Los comunistas en la oposición municipal se niegan a retirar en Madrid un mural de damas catequistas de lo suyo y que también gusta a Villacís, la Nuera de España, por si la meten en él.
En cambio, cuando estaban en el gobierno, tardaron menos de lo que tarda en persignarse un cura loco en retirar de la calle a Winnie Pooh, un limosnero que limosneaba con su disfraz en régimen de autónomo en la Puerta del Sol, para no molestar al presidente Xi Jinping, de visita en la ciudad, a quien se parecía un huevo (¡dos huevos!).
Un genio malhechor, dice Cioran, preside los destinos de la historia: el señor Xi es el nuevo amo del mundo y Sleepy Joe, su mandadero, va a prohibir el término “Virus de China” con el cuento del racismo y la xenofobia.
–El mundo no volverá a ser lo que fue –ha dicho el señor Xi en Davos.
Se nos viene encima una “economía sostenible y digital”, es decir, todos mandaderos, como Sleepy Joe, y para el ocio, todos Currillo, el perro de Iván Redondo, que sólo pasea cuando lo dice don Iván.
En tiempos de Ruano, cuando un hijo estaba dispuesto a salir del lar y le preguntaba al padre a dónde se dirigiría, el padre solía decirle, mientras le daba su bendición: “Hijo mío, dirígete a la ciudad en donde el pan esté más caro”. Se llamaba miseria social, pero ahora se llama “economía sostenible y digital”, pues sólo necesitas “una moto y un smartphone” para cumplir tu sueño de repartidor, que te permite alternar empleos, vivaquear en varias ciudades y no tener jefes, como reza la publicidad del negocio.
Y en tiempos de Pemán, “economía digital” (y más que sostenible) era la del Esparraguero, así llamado por la largura y flexibilidad de sus dedos prodigiosos. En las visitas oficiales se le llamaba para que hiciera exhibiciones (carteras, relojes) ante las autoridades, y un día el director de la cárcel le propuso: “¿Y por qué no hace usted eso en un tablao?”
Bueno, que no nos oiga Sleepy Joe, pero es que ni tablaos nos ha dejado el pangolín del señor Xi.
[Jueves, 28 de Enero]