miércoles, 14 de marzo de 2018

El liberalismo verdadero

"El Ansón verdadero" 

Hughes
Abc

Leo en El País una columna, “La llamada de las tinieblas”, firmada por Víctor Lapuente. Tiene de buena que intenta explicarle el liberalismo a Vargas Llosa, el ubicuo Nobel. Por eso tiene ya mis simpatías. El liberalismo en España parece una novela suya.

Pero bastaría con decirle al escritor que su defensa del 8M de estos días es la defensa de un feminismo no liberal basado en la discriminación estatalizada y el principio tribal de antisubordinación. Es un liberal que le da la espalda al feminismo liberal, quizás, pensaría un malicioso, porque en la España actual el hegemónico es es el otro.

Pero la columna, al querer quitarle a Vargas Llosa de sus manos el juguete lujoso del liberalismo (algo por lo que el autor goza ya de todas mis simpatías), incurre en algo muy revelador y yo diría que maravilloso. Es un ejemplo más de cómo la socialdemocracia, o más bien el socialdemócrata en apuros, se queda estos días con el liberalismo. Se queda la palabra (“nosotros los liberales”, o quizás “nosotros los demócrata liberales”), como si el “liberal” de EEUU y el socialdemócrata europeo por fin pudieran llamarse lo mismo, y se queda además con una corriente de siglos. Si viviera Adam Smith, ¿qué diría? ¡Pues lo mismo que El País! Poca duda al respecto nos queda.

Es curioso que la única objeción del “establecimiento” a Vargas Llosa haya salido de esas concretas páginas. La socialdemocracia se apodera del liberalismo en su batalla contra las fuerzas oscuras del populismo (que también pudieran serlo de la democracia). Y la definición que el autor aporta de liberalismo es “máxima libertad para todos”. Siendo aquí la clave del asunto la palabra “máxima”.

Es un gran hallazgo la fórmula “verdadero liberalismo”, que me recuerda al ansonita “el ABC verdadero”.

El verdadero liberalismo de El País (es decir, el de todos los demás) es el hegemónico. Poco importa que el Estado socialdemócrata actual sea una mezcla de principios liberales y estatalismos del totalitarismo residual. No, en esta operación de apropiación, el renqueante Welfare europeo (sus sistemas políticos e ideológicos) se queda con la bandera liberal. Al menos sucederá en España, donde lo progre-socio-liberal se ha apropiado ya “macronamente” de la democracia liberal y, en determinados días, hasta del conservadurismo.

Hay dos cosas llamativas en el artículo: al hablar de las economías libres en cabeza se olvida de las anglosajonas, y al hablar del “populismo como némesis” lo enfrenta a las “evidencias empíricas”. El liberalismo verdadero (socialdemocracia) se queda no sólo con el liberalismo sino también con la perspectiva científica. Frente a su científico empirismo queda la sentimentalidad aberrante del populismo cabalgando en “fake news”.

En fin, que lo que antes fue el progre es ahora el liberal, y no cualquier liberal, el liberal verdadero.

"El liberalismo verdadero"