miércoles, 7 de marzo de 2018

La berrea de la Champions

Imágenes de JARA

El contundente Alfa
Apostura de escaparate


Francisco Javier Gómez Izquierdo

    La rutinaria eliminación del PSG alrededor de Semana Santa, octavos-cuartos, en la Copa de Europa desmonta cada año las obsesivas falsas apreciaciones del periodismo deportivo sobre una plantilla que a un servidor siempre le ha parecido poco equilibrada. En fútbol todo es opinable, y un servidor no pasa de aficionado que habla de lo que ve. Y veo que se es muy injusto con Émery, al que como saben le tengo la fe del carbonero. Antes de Émery por el PSG pasaron Blanc, Ancelotti, el caledonio Kombouaré despedido con el equipo primero, aquel Le Guen salvador... y ninguno mejoró, creo, a Unai. A Émery le va a perseguir en su carrera el expediente X del Camp Nou, del que es cierto tuvo algo de culpa, pero no toda.

     Perdonen mis alegres opiniones pero cuando Matuidi se fue a la Juventus, intuí que Unai Émery no mandaba porque ni Verrati, ni Rabiot, ni Cavani, ¡ni leches!, el corazón y el sentido en la presión lo abanderaba ese negrito incansable, un Casemiro con mucho más recorrido. El sitio de Matuidi era el PSG y no esa Juventus donde no se atreve a avanzar. En consecuencia los parisinos se debilitaron porque arrasar ante el Troyes o el Amiens, ganando con sombreros y taconazos no significa más que no tienes rival en tu liga. “Pero tiene a Neymar, Cavani y  Mbappé” dicen los que ven el fútbol en As, Marca y la cadena Gol.

     Neymar es técnicamente excepcional, un virguero en el regate y con un aire pinturero acorde con las modas del siglo, pero no acaba de estar nunca ya sea por lesión o por papel secundario con Messi. No lo veo líder, ni referente, ni heredero de Messi y Cristiano. A mí no me parece ni buen compañero, con lo que su equipo perderá muchos partidos por su culpa. Cavani es un rematador. Un tipo corajudo, de esos que corren a por balones a los que no va a llegar y que tanto gusta a las aficiones. Buen delantero centro para un equipo ofensivo. Pero no es el Ibrahimovic, un poner, que tuvo Ancelotti. Cavani es ese futbolista que nos da el nivel del PSG. Un notable raspado al que los tutores trastocan el expediente y le plantan un sobresaliente de campeonato acorde con los millones que se pretenden.

     Mbappé. Fuerte, potente, técnico... el futuro dicen. De Francia, Europa y el Mundo... dicen. Veremos. A mí me parece espectacular. En el Mónaco me dejó impactado. Jugaba con total libertad y no parecía estar sujeto a obligaciones tácticas, pero tanto ayer como en Madrid y a pesar de su evidente talento, me pareció aturullado y poco inteligente. Repasen dos de los fuera de juego en los que cayó y que desbarataron dos peligrosos ataques y díganme si no es para darle un cachete en el colodrillo.

     Los otros. Los otros son Rabbiot, del que tengo muy buena opinión, pero ayer pareció músico fatigado en un alboroto errático al que es probable contribuyera la poco conveniente ansiedad de Di María y Verratti, ese extraño objeto de deseo. Los de atrás no hacen defensa para ganar una Copa de Europa. Y no veo necesidad de explicarlo, porque es apreciación muy particular. Ahora bien, párense a considerar la pérdida de Alves ante Asensio en el primer gol o las salidas del área de los centrales Thiago Silva y el voluntarioso Marquinhos. Quizás Émery debió contribuir con soluciones a la imponente presencia de Casemiro, pero faltaba uno o dos Matuidis. Lo que Zidane, esta vez si, hizo con Kovacic.
      
Si algún analista futbolero llegara a leer mis disparates, le comunico que para un servidor el PSG es como los venados que en la última berrea admirara mi amigo de toda la vida, Toño, un burgalés que todo lo hace bien. Lo llevé a los Montes de Toledo para que hiciera fotos, su última afición, y el amigo, ignorante de los asuntos cinegéticos, se quedaba maravillado con la estampa de baretos y similares y sus tonos entre las jaras sin llegar a apreciar la contundencia de los machos alfa.
      ..y éste es tiempo de berrea en la Champions...