viernes, 30 de marzo de 2018

Viernes Santo

Cristo de la Iglesia del Carmen, Burgos

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    De la parábola que pintó Dostoyevski en su retrato sevillano del Gran Inquisidor (que a nuestros novelistas sólo les da para chafarrinones sobre la religión católica) supo extraer D. H. Lawrence la gran enseñanza moral de la libertad, resumida por John Gray en “El Gran Inquisidor y los peces voladores”.

    Es insólito, dice Gray, que un pueblo (salvo la excepción americana, hoy en decadencia) valore su libertad por encima de la comodidad derivada del servilismo, y cita el comentario de De Maistre sobre la “juanjacobada” de Rousseau según la cual todos los hombres nacen libres, pero en todas partes están encadenados: creer, porque algunas pocas personas buscan en algún momento la libertad, que todos los seres humanos la quieren, es como pensar que, puesto que hay peces voladores, volar forma parte de la naturaleza de los peces.

    –El Gran Inquisidor le dice a Jesús que la humanidad es demasiado débil para soportar el don de la libertad. No busca libertad, sino pan, pero no el pan divino, sino el terrenal.
  
El Gran Inquisidor le dice a Jesús que han manipulado sus enseñanzas para poder tratar a la humanidad tal y como realmente es: “Hemos corregido tu obra, fundándola en el ‘milagro’, el ‘misterio’ y la ‘autoridad’. Y los hombres se alegran de verse otra vez conducidos como un rebaño y libres del don abrumador que los atormentaba”.
  
La verdad que Dostoyevski pone en boca del Gran Inquisidor es que la humanidad nunca ha buscado la libertad y nunca lo hará. La ciencia y la tecnología encarnan “el milagro, el misterio y la autoridad”.

    –¿Ves estas piedras del desierto? Conviértelas en panes y detrás de ti correrá la humanidad como un rebaño agradecido. Pero tú no quisiste privar al hombre de libertad y rechazaste la proposición, pues ¿cómo puede hablarse de libertad, razonaste tú, si la obediencia se compra con pan?
  
Si en la tierra ha habido alguna vez un milagro atronador verdaderamente auténtico, fue aquel día, el día de esas tres tentaciones.