DOMINGO, 12 DE ENERO
En aquel tiempo fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?» Jesús le contestó:
-Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre Él. Y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco».
Mateo 3, 13-17