El Banco
La Caja
La Declaración
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Es posible que con la única oposición de los vecinos de Gamonal ante las máquinas no se hubiera impedido la construcción del bulevar y el aparcamiento subterráneo. Es posible. Personalmente creo que hubiera bastado, porque el personal era mucho y la firmeza amenazaba inquebrantable, pero cuando en la noche aparecieron “ellos”, el conflicto se volvió indomable.
Hoy las Españas ven en Gamonal la puerta del Sol del 15-M y es impresión que no tiene que ver con el barrio por mucho que la defiendan esos palmeros de pluma y micrófono que tan arrebatadamente han saltado en favor del perroflautismo.
En 2005 otro alcalde quiso hacer lo mismo en Eladio Perlado y los vecinos -sin pelotones antisistema- lo impidieron sentados en las ruedas de las excavadoras. En 2014 el español está que arde y cuando a un barrio de natural orgulloso le llenan de incomodidades que encima tiene que pagar, lo mas probable es que pase lo que ha pasado. El alcalde Lacalle cree que Gamonal son cuatro tenderos con los que es conveniente beber ribera con morro asado dos ó tres veces al año... y por San Antón alabar los titos bendecidos. El alcalde Lacalle y el candidato socialista prometieron en campaña electoral solución al caos de aparcamiento en la calle Vitoria, pero ninguno aclaró bien el modo. Cuando el alcalde Lacalle enseñó planos gustó en Burgos, pero como diría Camba de Pontevedra para los de Vigo, Burgos es el extranjero para los gamonaleros.
Gamonal empezó a protestar desde aquel día y ya no ha parado.
Primero gritó y se manifestó la gente formal, que es mayoría en el barrio. Luego se arrimaron los pescadores del río revuelto que tenían las mismas intenciones o parecidas que el alcalde Lacalle... y por último los lobos de la noche, a los que dio un subidón viendo tanto rebaño sin rabadán... y como lobos hicieron daño en todos los bancos -menos en la Kutxa y Cajalaboral-. Hasta los escaparates de Nati y La Orensana, patrocinadora en los 70 de los discos dedicados, han sufrido la ira de estos mozos educados conforme a la doctrina progresista.
Burgos tuvo un alcalde al que llamaban Cabezón. Era un alcalde sin complejos que conocía perfectamente Gamonal y que sabía que sus vecinos eran irreductibles. Le votaban por casi nada. Simplemente por dignarse a alternar en los bares obreros con el paisanaje. Inclinaba la cabeza como escuchando con mucha atención y pagaba la ronda de clarete. El chófer le bajaba a casa, en la otra punta de Burgos, y hasta otro jueves. Lacalle, al que también ha votado la gran mayoría de Gamonal, creyó que si a Peña le querían tanto por tan poco a él llegarían a adorarle si regalaba el juguete del boulevar, por inútil que fuera... Y no. Los gamonaleros no necesitan nada. Se gustan con su chándal, con su vinos y con su mus... Y por supuesto, nada hay más falso que fijar en Gamonal la capital de los antisistema.
Primero gritó y se manifestó la gente formal, que es mayoría en el barrio. Luego se arrimaron los pescadores del río revuelto que tenían las mismas intenciones o parecidas que el alcalde Lacalle... y por último los lobos de la noche, a los que dio un subidón viendo tanto rebaño sin rabadán... y como lobos hicieron daño en todos los bancos -menos en la Kutxa y Cajalaboral-. Hasta los escaparates de Nati y La Orensana, patrocinadora en los 70 de los discos dedicados, han sufrido la ira de estos mozos educados conforme a la doctrina progresista.
Burgos tuvo un alcalde al que llamaban Cabezón. Era un alcalde sin complejos que conocía perfectamente Gamonal y que sabía que sus vecinos eran irreductibles. Le votaban por casi nada. Simplemente por dignarse a alternar en los bares obreros con el paisanaje. Inclinaba la cabeza como escuchando con mucha atención y pagaba la ronda de clarete. El chófer le bajaba a casa, en la otra punta de Burgos, y hasta otro jueves. Lacalle, al que también ha votado la gran mayoría de Gamonal, creyó que si a Peña le querían tanto por tan poco a él llegarían a adorarle si regalaba el juguete del boulevar, por inútil que fuera... Y no. Los gamonaleros no necesitan nada. Se gustan con su chándal, con su vinos y con su mus... Y por supuesto, nada hay más falso que fijar en Gamonal la capital de los antisistema.