viernes, 17 de enero de 2014

El Contrato


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El domingo, en Burgos, una novia apuñaló por celos al novio en plan Quintero, León y Quiroga (“¿Quién ha ensendío esta hoguera, / en tus ojeras de petenera, / Lola Puñales?”), y el novio, que no se sabía grabado, acusó a “un varón de extrema derecha”.

    Ese mismo día, Marías, el Rousseau de la Academia, se abismaba en un artículo de fondo para anunciar la ruptura del Contrato Social por Mariano, "que protege a los fetos y desprotege a los niños", razón suficiente para llamar… a la desobediencia civil.

    Como Hegel, Marías debe mucho a Rousseau, de quien saca el mal uso de la palabra libertad, que para Marías, lo mismo que para Hegel, sólo es el derecho de obedecer a la policía.

    –¿Por qué he de obedecer a unos vigilantes privados con los que yo no he firmado acuerdo?
    
Marías no tiene nada firmado con Prosegur, pero un novio apuñalado en el costado lee a Marías, rusonianamente embolicado en rechazar la razón en beneficio del corazón, y acaba confundiendo a la novia con un “skinhead”.

    Anoche, sin ir más lejos, a los gritos y resplandores callejeros, un caballero de barbita alba salió, rodaballo en mano, de una marisquería de la calle de Lagasca, y al ver a los encapuchados prender fuego a los contenedores sentenció:

    –¡Adiós al Contrato Social!

    Como en Burgos, donde el Contrato Social sólo será restablecido si Alberto Garzón, Pablo Iglesias y Nacho Escolar forman el Gobierno Provisional, como leímos en un tuit.
    
Ninguno de los tres sabría situar Gamonal en el mapa, pero ¿qué es eso ante las leyes de la Historia? Adán se llamaba Miguelón y era de Burgos. ¿Por qué aquí nadie se sublevó contra el disparate económico del Museo del Mono o contra el disparate estético del Hangar/Biblioteca de Zapatero/Molina? De Atapuerca venimos y a Atapuerca regresamos. “Sonríe, es Burgos”, manda el lema municipal.

    Claro que, entre los pirómanos del contenedor y los pirómanos del “Parlament”, tampoco sabría uno qué escoger.