lunes, 15 de enero de 2018

Objetivo, la permanencia


Einstein


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Bertrand Russell tuvo que escribir un libro (“ABC de la Relatividad”) para explicar la diferencia del “espacio y tiempo” de antes de Einstein y el “espacio-tiempo” después de Einstein: necesitamos cuatro medidas para fijar una posición, y cuatro medidas fijan la posición de un hecho en espacio-tiempo, no simplemente de un cuerpo en el espacio.

    –Tres medidas no son suficientes para fijar una posición: esto es en esencia lo que queremos dar a entender al sustituir “espacio y tiempo” por “espacio-tiempo”.
    
Russell y Einstein nos llevan, sin remedio, a Xavi, el ex cerebro de España, que ha resumido el secreto del fútbol en medio tuit:

    –En el Barça entendemos el fútbol como espacio-tiempo. ¿Quién lo domina? Busquets.

Xavi, ex cerebro de España
    
Cada vez que Busquets se echa en el césped como una mula vieja, Einstein le saca la lengua a un ángel.

    En contra de lo que parece, en el mundo de Einstein (Guardiola, en la teoría de Xavi) hay más individualismo y menos gobierno que en el de Newton (Mourinho). Hay también menos agitación, pues la pereza (esa forma de desmayarse como marquesas de Serafín) es la ley fundamental del universo de Einstein. Si la palabra “dinámico” se aplicara para ilustrar los principios de la dinámica, debería aplicarse, según Russell, a los habitantes de los climas cálidos que están tumbados bajo los plátanos esperando a que el fruto (el gol) caiga hasta la boca.

    –Espero que los periodistas del futuro, al hablar de una “personalidad dinámica”, querrán indicar una persona que hace el menor esfuerzo en un momento dado, sin pensar en las consecuencias.
    
Eso lo escribió Russell en el 58. Sesenta años después, el piperío echa de menos en el Madrid el “dinamismo” de Mourinho, cuyo vigor y energía pasan por rasgos distintivos de una “personalidad dinámica”.

Newton
    
El Mourinho del Madrid –recuerda Xavi– nos jugaba a la espalda. Jugaban rápido. ¡No querían jugar al fútbol!
   
 Fútbol, pues, sólo es el tiquitaca einsteniano de Xavi, que nos ha salido igual de facundo que su homónimo Xabi, que se pone a explicar las estrategias de Mourinho y Guardiola y parece Juan Antonio Bravo y Díaz-Cañedo exponiendo la dirección de los ferrocarriles del Norte en la guerra.
    
Es verdad que un día a Guardiola se le escapó que “el tiquitaca es una mierda”, pero Guardiola no es Trump, y nadie le dio importancia, como ocurre cuando Obama llama “bullshitter” a Romney o al propio Trump. Como espectador, es una ocasión para estar de acuerdo con Guardiola: el tiquitaca será espacio-tiempo (tíos como castillos dejándose caer en el terreno de juego para ganar una falta), pero me aburre que me mata. Cuando un cuerpo como Busquets (por cierto, el ídolo de Villar) se desplaza, si se abandona a sí mismo, elige la ruta más larga posible entre dos puntos del trayecto. Es decir, que los cuerpos abandonados a sí mismos hacen su camino tan lentamente como pueden (lo que Russell llamó “ley de la pereza cósmica”), y ésta es la imagen que ahora mismo da el Madrid de Zidane, cuyo objetivo, con los números que lleva, no puede ser el cuarto puesto, que es a lo que, con precisión alemana, dice aspirar Kroos, sino… la permanencia. Contra el Villarreal, Ceballos, que era todo cuanto a estas alturas quería uno ver, no fue convocado, y el trote bajo la lluvia de Kroos y Modric te rejuvenecía: se movían como las “birmettes” ochenteras (Ana Fernández y Mónica Gabriel y Galán) de Objetivo Birmania al son de la Grada de Animación.

Birmetes

Una solución, a ojo de buen pipero, es cambiar a Cristiano por Neymar, cuya familia se ha vuelto ejemplar. La otra solución (mi preferida) sería sustituir a Raúl por Cassano, que al menos va al grano:

    –Con 35 años y todo lo que viví no tenía ganas de ir al Verona a luchar para evitar el descenso. Soy un espíritu libre y debo hacer mis gilipolleces... Lo tengo muy claro: siempre me gustó ser director deportivo.


Russell


NUMERUS CLAUSUS

    Dos ligas en diez años: he aquí los números nacionales del Madrid que indican, al menos, un “cambio de paradigma”. En una Liga de Campeones como Dios manda, significa que, al cabo de una década, el Madrid hubiera participado un par de veces en la máxima competición, y a eso no se hubiera acostumbrado nunca Bernabéu. Hoy, la única alegría para un madridista es el reencuentro mediático con Xavi, que hablando de fútbol parece salido del libro segundo del Buscón, cuando don Pablos, en el camino de Alcalá para Segovia, Dios y enhorabuena, desde lejos, ve una mula suelta, y un hombre junto a ella a pie, que, mirando a un libro, hace unas rayas que mide con un compás: da vueltas y saltos a un lado y a otro, y de rato en rato, pone un dedo encima de otro y hace con ellos mil cosas saltando. “No tomé bien el medio de proporción para hacer la circunferencia al subir”. ¿Y estos tipos son quienes nos han quitado las Ligas por la “jeró”?