miércoles, 3 de enero de 2018

El cuñadismo

John Barker Church


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Murió Aurelio Delgado, el cuñado de la Santa Transición, cuando todos los flabelíferos, si querían estar en la pomada, tenían que llevar el teléfono de Lito en el listín.

En España el cuñadismo fue consagrado por Cánovas, al preguntar en el Banco Azul quién era el pico de oro de la tribuna. “Maura, el cuñado de Gamazo”, le dijeron. Y replicó:

Pronto será Gamazo el cuñado de Maura.
Luego vendría el “boom” del cuñadismo, con un cuñado de cuñados, Serrano Suñer, el “Cuñadísimo”. Y, al final, Lito, príncipe de las tinieblas del suarismo.

Al lado del americano, el español parece un cuñadismo estéril. Alexander Hamilton cometió tráfico de influencias con su cuñado inglés, un tal Mr. Church, quien, a cambio de información financiera, consentía el cortejo del secretario del Tesoro a Angelica, su esposa, hermana de Elizabeth Hamilton. Mr. Church consiguió un escaño en Westminster y abrió un salón en Londres frecuentado por John Trumbull, el pintor que logró colocar dos obras en los billetes americanos: su “Declaración de Independencia”, en el de dos dólares, y su retrato de Hamilton, en el de diez.

Cuñado, hoy, es igual que facha, por la “gracia” francesa de Cabu (asesinado en el atentado contra “Charlie Hebdo”), que eligió como modelo de su “Mon Beauf” (pequeño burgués ridículo, sexista y vulgar) a su propio cuñado, objeto del odio de la élite progre al “pueblo traidor”.
La élite, explica Chantal Delsol, se separó del marxismo, pero conserva sus esquemas: ahora el proletariado son las mujeres, los homosexuales… En la lucha por la emancipación, el pueblo ya no es aliado, sino un adversario al que despreciar (el desprecio elevado al rango de virtud) e identificar con la extrema derecha. ¡Populismo! ¡Fascismo! Y quien no comulgue con estas ruedas de molino elitistas es “Mon Beauf”, un paleto apegado a su familia, a su piso y a sus pequeños placeres. O sea: “xenófobo, violento, machista, cazador, homófobo y de derechas”. ¡Un cuñado!

Así, todo.