Leal, Alberto, Pereira, Reina, Eusebio y Panadero Díaz
Capón Ruben Cano, Aguilar, Robi y Ayala
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Saca hoy el Marca la necrológica de Panadero Díaz y lo hace en un lance en el Calderón en una de las tardes más felices de mi vida. Han pasado más de cuarenta años y me doy cuenta de que soy un nostálgico empedernido y que la tara me la fueron marcando a hierro en el alma recuerdos como los partidos que uno disfrutó poco antes de hacer la mili y de los que cuando salen fotos uno sonríe recordando. Panadero a punto de chocar con Palmer al que escolta Ruiz Igartua; el portero Navarro que sería atlético, por los suelos; el Tito Valdés con la mirada del capitán que era y García Navajas desplazado de la jugada. A la expectativa está Heraldo Becerra, un delantero guapo al que desplazó su paisano zanquilargo Rubén Cano. Becerra moriría ese mismo año o al siguiente en accidente de coche en Argentina. En el Calderón ganamos 0-3 y la familia colchonera se santiguaba viendo jugar a Kresic. Su gol fue el mejor del mes en toda Europa. ¡Años aquellos que me pagaba los vicios cargando camiones en la San Miguel!
n aquel tiempo venían a España muchos futbolistas sudamericanos (oriundos), no sé si con antecedentes o antepasados españoles, y el Atlético, que tenía inclinación por los argentinos, empezó con el Cacho Heredia, el Ratón Ayala, el Panadero Díaz... ,luego cambió la tendencia y fichó brasileños contrastados como Luiz Pereira y Leivinha. En los 70 los jugadores llevaban el número que correspondía a su posición. El portero llevaba el 1 y no el 13, el delantero centro el 9 y el lateral derecho el 2. Panadero Díaz solía disputar el 3, el lateral izquierdo, con José Luis Capón, un bigotudo que se hizo futbolista en El Plantío,y adquirió fama de ser uno de los defensas más leñeros de la liga con su melena al viento y una barba mal afeitada para dar más miedo, conforme a las enseñanzas de Juan Carlos Lorenzo, pero a los burgaleses siempre nos cayó bien porque aunque con Juanito se las tuvo tiesas, fue mucho más noble que su compañero Luiz Pereira en las entradas a nuestro 7. Pereira se desquiciaba con Juanito, como antes Panadero se desquició con Jhonstone.
Panadero Díaz era el tipo de defensa que se llevaba en la época, una cosa entre duro y viril que nadie sabía definir y que el periodismo explicaba con poco convencimiento cuando entrevistaba a los Montero Castillo, Aguirre Suárez, Ovejero y los Gentiles italianos. Era un fútbol que nos brindaba espectáculos apoteósicos de los que el difunto Rubén Osvaldo Díaz fue principal protagonista en la semifinal de Copa de Europa ante el Celtic de Glasgow. ¿Qué atlético no sonríe al recordar aquel partido en el que el enteco y alopécico Jimmy Jhonstone (también nos dejó hace ya más de diez años) se dirigía con el dedo levantado al turco Babacan para que castigara a su marcador? ¡¡Qué patada en las costillas, Dios mío!! Con el tiempo Díaz contaría que el extremo escocés le tenía harto y explotó. Babacan, al que los españoles demonizamos por dejar al Atlético con ocho -en los vestuarios creo recordar que se cargó a otros dos o tres- sería luego el primer árbitro en expulsar en un Mundial, el de Alemania, y la suerte cayó en Carlos Caszely, el Ingeniero del Español.
Nostalgias. Reconozco que me pongo tontón recordando el fútbol que disfruté de verdad pero les aseguro que se me encogen un poco las tripas conforme van cayendo aquellos con los que tanto tengo en común. Mucho más de lo que creía.
Descanse en paz, Panadero Díaz.