La noche que llegó al café, y no era el Gijón
Salvando las distancias, Mourinho era como Trump: un gran detector de tontos. Era impresionante. El mourinhismo era divertido, una especie de disidencia pequeñita en algo tan superficial como el fútbol.
El tertuliano es un símbolo -otro más- del tinglado. El papagayo del consenso. El que hace la pasta del discurso político actual, la pastita que consumimos, ese puré. Una figura actualizada del pícaro.