viernes, 15 de mayo de 2015

Isidro



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Recibo carta de Carmona (no confundir con Carmena), el candidato a la alcaldía de Madrid: me llama “estimada vecina” y me pide que le vote, si lo que me gusta es la memoria… de Tierno Galván.
Don José, ¿de quién son las palabras, del que las dice o del que las escucha? –preguntó un día el Séneca a Pemán en “El Séneca se atreve a hablar de política”.
Si las palabras dicen lo que en ellas se entiende, son del que las escucha, y en carta, del que las recibe.
Carmona quiere ser Tierno Galván, un alcalde que pasó a la historia por sus bandos de Padre Isla, por su “afterpunk” de Ramoncín y por su despido de Alonso Puerta, el concejal que denunció la primera corrupción de la Santa Transición (¡las basuras!).

No sé si Carmona será alcalde, pero, desde luego, no pasará a la historia por sus cartas, y hablo por la que me ha escrito a mí tratándome de “estimada vecina”, que me hace sentirme como cuando oigo a Pedro Infante cantar “Cuando recibas esta carta sin razón, Eufemia, / ya sabrás que entre nosotros todo terminó”.

Y el caso es que, cada vez que veo un elogio de Tierno Galván, me imagino a Bono poniendo la risa-cenefa del “Patán” de Hanna-Barbera.

Carmona, para que los de fuera lo sepan, es un isidro.

El isidro (paleto al que los pícaros del foro cobraban un impuesto si paseaba por la acera de sombra) fue el primer turista de la capital en “ese mediodía caliente y redondo que es San Isidro”, en palabras de Ruano que son de ABC, como las de Cañabate contando las orejas y las rosquillas del Santo el día del rabo de Palomo en la Feria.
Nada de copas, que lo que tenemos que tratar es muy serio. Ten en cuenta que en este momento tenemos tú y yo un rabo en el cuerpo que nos pega cada coletazo que a mí, por lo menos, me balda.
Nadie quiere a Madrid como le quiere el isidro. Carmona es isidro, pero me da que Madrid no quiere a Carmona, por "nota", aunque en política todo tenga, como dice el Séneca, nombre de borrador: “proyecto”... “¡nota!”…