lunes, 16 de mayo de 2011

Salir de una, entrar en otra



-Este año, no hemos podido bañarnos todavía en el primer aguacero de mayo. En La Habana, la sequía nos ha quitado esa lluvia que la tradición popular relaciona con la buena suerte. Los mangos que cuelgan de las ramas parecen aguardar la llegada de un chaparrón y quedar listos así para nuestras bocas. Estrías sobre la tierra, flamboyanes que apenas tienen flores y ese polvo pegajoso en el aire que sólo se irá cuando comience a diluviar. ¡Cómo extraño el chin-chin en la ventana, el olor a humedad, las gotas que quedan en las hojas de los árboles después de un temporal!

En Generación Y