domingo, 15 de mayo de 2011

Patios a la cordobesa, 3

La patria donde vivo

Francisco Javier Gómez Izquierdo

No es necesario que insista en mi lugar de nacencia, para hacer constar que soy más de bosques que de tiestos. La Demanda es un pulmón verde querido y protegido por sus naturales y donde todos los veranos disfruto de la sombra de pinos y robles. Córdoba en mayo no es un canto a la Naturaleza. Córdoba en mayo es una especie de búsqueda de setas por callejuelas con nombres de santo en vez de la conquista del celebrado boletus junto al quejigo.

El patio de Córdoba es una especie de museo donde el propietario dibuja con flores como si fuera delineante, mezclador de colores, abigarrado artista o soñador de bodegones... pero el patio cordobés está sujeto a caprichoso reglamento difícil de entender para un profano llegado del “bárbaro Norte”, como va diciendo Don Antonio Gala a quien le quiera escuchar. Los vendedores de abanicos, pendientes y azulejos de color verde califa subvencionados por la municipalidad, contribuyen al engrandecimiento del mayo cordobés con su patio y gozan del plácet del Ayuntamiento... pero si el propietario de una casa antigua la ha reformado, se ha gastado los leuros para mantener el patio y para sufragar gastos alquila una habitación por éstas fechas..., será considerado intruso y ese patio no puede concursar. Todos los años se montan unas zalagardas incomprensibles donde parecen encontrarse a gusto los que mandan en el tinglado y que demuestran la imposibilidad de que se imponga la razón entre españoles.
No crean que todo es camino de rosas en los patios cordobeses, pero animo a que los visiten desde el convencimiento de que no olvidarán semejante paseo.


La patria en que nací


Aprovechar muralla medieval como pared
es reglamentario y tiene premio

La rabia

El descontento

Otro patio reglamentario