Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El estilo es el hombre, dijo Buffon (el naturalista, no el futbolista). El estilo es la cosa, dijo Voltaire (el francés, no el español, y pongan aquí a cualquier tertuliano).
¿El estilo es Varufakis o el estilo es la deuda griega?
Varufakis es ese Furio de “Los Soprano” que los comunistas griegos mandan a Bruselas a mau-mauar al parachoques, como en el memorable reportaje de Tom Wolfe.
Del miedo del hombre blanco al negro del gueto al miedo del burócrata de Bruselas al comunista sin corbata.
En los 60, mau-mauar era el modo de conseguir las cosas. Y el Parachoques era el tonto en mangas de camisa y un montón de rotuladores en el bolsillo que recibía con una sonrisa a los mau-mauadores.
–¿Por qué tantos burócratas intentan sonreír cuando se inicia el mau-mau? –se pregunta Wolfe–. Esta sonrisa es fatal. Cuando un mal tipo desafía tu virilidad, tu sonrisa prueba que tiene razón y que eres un gallina, a menos que tu sonrisa diga: “Sigue hablando, pelele, porque contaré hasta diez y te aplastaré”.
La mau-mauancia griega es lo que en un artículo de fondo en el diario gubernamental defiende el becario Errejón, que como carece, para hacerlo, del “endowment pad” de Varufakis y del pelazo de un Pantera Negra, marea a sus lectores (sus alumnos) con que Aristóteles pudo estudiar en la academia de Platón con una beca de Syriza.
Con el mau-mau se trata de aterrar, pero sin tocar. Significa: “El hombre blanco nos tiene un miedo vudú, pues cree somos salvajes, ¿no? Pues hagámosle un número de Salvajes.”
–Os colocáis delante del hombre blanco y lo miráis fijamente sin decir nada. Sólo mirarlo ferozmente. No importa lo que diga. Tratará de lograr que estéis de acuerdo con él. Dirá: “¿No es así?” y “¿Sabéis lo que quiero decir?”, y estará deseando que digáis sí o mováis la cabeza... fijaos bien... es parte de su mierda psicológica. Pero vosotros no digáis nada.
Cae el telón, con los alemanes de pagafantas y Pablemos aplaudiendo como los bebés.