Francisco Javier Gómez Izquierdo
Bayern, Madrid y Barça son los tres indiscutibles macho-alfas de la Copa de Europa. De ésta, de las anteriores y parece ser que también de las por venir. Son los tres cocos. Tres rivales a esquivar hasta semifinales si es posible. Ya están en cuartos y los otros cinco clasificados temen encontrarse con cualquiera de los tres pero al tiempo consideran que no sería deshonroso ser descabalgados de la competición por cualquiera de ellos.
Bayern, Madrid y Barça son los tres indiscutibles macho-alfas de la Copa de Europa. De ésta, de las anteriores y parece ser que también de las por venir. Son los tres cocos. Tres rivales a esquivar hasta semifinales si es posible. Ya están en cuartos y los otros cinco clasificados temen encontrarse con cualquiera de los tres pero al tiempo consideran que no sería deshonroso ser descabalgados de la competición por cualquiera de ellos.
En cuartos siempre se espera al menos un inglés y aunque el sorteo de octavos parecía propicio para Arsenal y Chelsea, ni Wegner ni Mourinho prepararon la cita como requiere la ocasión. Wegner no es inglés, pero cada temporada parece más inadaptado para sobrevivir decentemente fuera de las Islas Británicas. Asoma febrero y el entrenador del Arsenal amodorra a sus jugadores con una cíclica periodicidad digna de estudio. En ocasiones disimula el batacazo por la grandeza del rival, pero en la presente temporada y ante el Mónaco de Berbatov, sobran disculpas y falta responsabilidad. El Arsenal no es club menor y Wegner puede gozar de todo el prestigio que quieran regalarle, pero a mí me da que sobran entrenadores capaces de sacar más rendimiento a una plantilla que peca de todo menos de modesta.
La caída del Chelsea ha sido el sorpresón de octavos. Mourinho tenía la vuelta como más le gusta, pero conforme declaró al final del partido sus defensas no han aprendido aún a despejar de cabeza ni el equipo a superar la presión de jugar contra diez en vez de contra once. Esforzados, estratégicos y con dos defensas goleadores, el PSG se llevó el gato al agua sin necesidad de Ibrahimovic, que ya es sumar méritos. La realidad es que Mourinho se empeña en demasía en cuestiones menores, pareciendo cada vez más personaje que entrenador.
El City cayó ante un Messi astral y ni siquiera la amenaza del eclipse pudo ensombrecer los fogonazos geniales que los aficionados citizens admiten como invencibles. Al entrenador Pellegrini se le perdona lo europeo en Manchester, pero los tropezones domésticos son ya insoportables.
La Juve estuvo, al parecer, soberbia, pero no como la vecchia signora que se supone, si no con los arrebatos de Tévez “el apache”, terrible futbolista los días que se levanta guerrero. El Oporto de Lopetegui es equipo joven y de mucho pundonor que espera animoso con chicos muy conocidos en España: Tello, Casemiro, Oliver Torres.. , pero el que a mí me tiene ganado es ese Herrera inasequible al desaliento. El Bayern es el Bayern y se deshizo del Shaktar, al que un servidor le tenía cierta fe, en dos minutos. Penalty, expulsión y se acabó el partido. El Mónaco ya ha cumplido y llega a cuartos sin exigencias, pero se pecaría de imprudencia si se le ninguneara. También era un chollo para el Arsenal.
¿Y el Madrid? Un macedonio que odia a los griegos como los palestinos a los judíos me contó la mañana siguiente del 3-4 que no recordaba partido más emocionante y es que no hay que olvidar que la Champions tiene todo tipo de espectadores. El Madrid acongojó al madridismo, el Schalke emocionó a sus júligans... y mi amigo macedonio, que es de la Metalúrgica de Skopje, disfrutó como un bendito.
Reconozcamos que no hay partidos de fútbol como los de la Champions a partir de octavos.